Capítulo 25- A mi pesar-

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A veces recuerdo dichos populares o frases de libros que he leído. Y alguna de ellas las podría encajar perfectamente en mis recuerdos. Siempre hay algo que nos transporta a ese terreno del que nadie nos puede quitar ni siquiera el más mínimo detalle. Vivir encerrada en una burbuja era una de ellas, yo parecía estarlo porque cuando me lo decían no me daba cuenta de nada. Simplemente me senté a canalizar cada detalle de aquel encuentro inconcluso con Azul. Después de todo lo que habíamos pasado necesitaba más respuestas, no podía quedarme así y comprendí que tenía que ir por ella y hablar. Como si el destino no quisiese que llegue a ella al llegar a su casa no había absolutamente nadie. Me senté en su entrada y pensé en que podría hacer. No podía pegarme la vuelta y volver a mi casa como si fuese un trámite y nada más, había algo turbio en las acusaciones de Azul. Luego se me vino a la mente Samanta que estuvo con nosotras y en aquellas palabras que intervinieron en las acusaciones de Azul, "déjalo ya Azul, son rumores". Lo recordaba perfectamente, entonces no hice más que levantarme y marchar a casa de Samanta, ella debía de saber algo, o quizás Azul este con ella. Estaba tan abatida con todas las cosas que llevaba dentro de mí que sin querer pasé por la casa de Carolina y al mirar su jardín valla sorpresa me encontré. Me detuve de repente.

-No...lo puedo creer- dije mirándolos fijos. Brian y Carolina estaban besándose. Al escucharme los dos se separaron repentinamente. La verdad fui una tonta en aquel momento, debería seguir de largo, pero bueno son reacciones espontaneas de las cuales te arrepientes en el momento o con el tiempo de solo pensarlo.

-¡Mary! Que sorpresa.

-Sorpresa la mía.

Ellos se ríen juntos, y yo por dentro tratándome como la persona menos oportuna del universo.

-Pasa Mary, el portón está abierto.

Les di un fuerte abrazo a ambos, los extrañaba un montón. Extrañaba nuestros encuentros en el puente, nuestras salidas, nuestro último verano en la casa de playa juntos. Quién sabe si volveríamos a repetirlo alguna vez... todo había cambiado ese año. Todo. Era nostalgia la que atravesaba en ese momento... pero que aún la llevo dentro mío a pesar que hayan pasado muchos años.

-Siento haberlos interrumpido, no tenía idea de que ustedes dos, o sea...- no podía hablar, ellos se miraron en complicidad.

-Mary, hace un mes que estamos juntos- me dijo Brian tomando a Carolina de su mano.

-¿Era un secreto?- pregunté.

-Emm... no. Ya todos lo saben, pensé que estabas al tanto, como casi no nos vemos no tuve la oportunidad de comunicarlo oficialmente.

Me sentía aislada de lo que toda una vez me rodeaba. Decepcionada conmigo misma también por dejar que todo se disolviera de mis manos, todo lo que formaba parte de mi vida y aquella amistad de tantos años.

-No sabía nada- y tomé la decisión más estúpida que pude haber hecho que fue salir de casa de Carolina sin decir nada más al asunto. La escuché a mis espaldas a Carolina decirle a Brian que me detenga.

-Hey... espera Mary, no seas absurda.

-¿Absurda? No Brian, me siento mal conmigo misma, siento que yo solita estoy dejando que todos estos años de amistad se me vayan de las manos en tan poco tiempo.

Luego llega Carolina.

-¿Qué pasa contigo?

Brian la mira.

-Creo que todos estamos atravesando una etapa difícil, la de crecer.

Nos abrazamos los tres, sin hablar más del asunto Carolina entendió mis angustias, y tragué con fuerzas aquel nudo que me raspaba la garganta para no llorar.

Después de haberme encontrado con los chicos me sentí más aliviada, pero aquella tarde no pude encontrar a Azul, nadie sabía nada. Solo me quedo esperar a la noche y llamar a su casa, alguien debía de responder, pero antes de que lo hiciese su madre me llama preocupada.

-Mary, quería saber si hoy estuviste con Azul, no sé nada de ella, llame a su trabajo y me dijeron que se presentó y que salió en horario, la llamo y no responde.

Comencé a preocuparme por que yo también la busqué todo el día.

-Hoy fui a su casa a buscarla, pero no había nadie. Hablé con los demás chicos y tampoco la vieron.

-Sí, lo sé, también los llamé a cada uno. Estuve todo el día fuera tratando de ubicarla. Estoy realmente preocupada. ¿Tienes idea si sale con algún chico?

Nunca se me pasó por la cabeza, pero definitivamente Azul no haría estas cosas.

-Que yo sepa, no señora.

-Por favor, si tienes la más mínima noticia no dudes en decirme, me estoy yendo ya con mi marido hacer la denuncia.

-Quédese tranquila, la estaré informando.

Cuando colgué esa llamada un escalofrió recorrió mi cuerpo. Pensaba en que podía hacer yo en aquella situación.

 Pensaba en que podía hacer yo en aquella situación

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El amor de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora