Zwölf / Dvyenadtzat / Doce / Twelve

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Ni Harry ni Louis se acordaban, pero ambos ya se habían conocido antes.

Fueron al mismo nido, a la misma escuela primaria y casi fueron a la misma secundaria. Sin embargo, y aunque parezca cliché, la familia de Harry se mudó a Londres. Y después, a pesar de sentirse incompletos, se olvidaron el uno del otro. Harry se fue a Estados Unidos para estudiar Administración y Louis fue vendido mucho antes de eso. A los padres de Louis nunca les interesó la amistad de su hijo con el alfa, no les importaba que sus ropas siempre tenían la costumbre de oler fuertemente a Harry. Pensaban que era algo pasajero, una cosa de niños. L a verdad era que Harry desde el primer momento supo que Louis era alguien especial para él, incluso más que el resto, pero a su corta edad nunca supo cómo explicarlo. Harry nunca mencionó esa conexión especial a sus padres, solo que tenía un mejor amigo.

Cuando ambos estaban en el nido, desde el primer momento fueron inseparables.

Harry había llegado tarde. A sus cuatro años y medio, no le apetecía levantarse temprano, y menos dejar a su mamá, pero su madre le hizo acordar que Tony Stark no tendría miedo, que él enfrentaría todo con una sonrisa y su ingenio. Así que cuando Harry entró  30 minutos tarde, la profesora lo dejó pasar y salió del salón a hablar personalmente con Anne. La puerta se había cerrado detrás del pequeño alfa, así que los niños comenzaron a distraerse. Algunos lo miraban con diferentes sentimientos, otros lo ignoraban. Harry se sentó al lado de la ventana que tenía vista al patio de juegos. Pensó que las flores sería el causante de aquel olor tan dulce. Louis pensó que era el shampoo del alfa el que olía tan bien.

El viernes de esa primera semana de clases fue cuando ambos se volvieron mejores amigos.

Louis y otros niños omegas y betas estaban jugando al futbol. Harry se limitaba a comer su sandwich, mirando al pequeño de ojos azules. En el medio tiempo, un alfa se unió al equipo contrario. Todo iba bien hasta que Louis anotó el cuarto gol para su equipo. 

-¡HEY! ¡No es justo! ¡Usaste la mano! 

A pesar de su corta edad, los niños sabían las reglas básicas del deporte. Louis lo miro confundido.

-No, no es cierto. La empujé con mi pecho y luego la pateé con mi pie. ¿Acaso no lo viste?

El niño alfa se adelantó enojado y empujó a Louis.

-¡No me digas ciego, omega!

-¡Aléjate de mí!

Harry se levantó como un resorte, sitiendo no solo enojo en su interior, sino el instinto que lo hacía querer ayudar a ese omega. Se acercó al alfa y lo empujó lejos de Louis, con un gruñido amenazando con salir de su pecho.

-¡No lo toques! -le espetó-. No hizo nada malo. Aléjate de él.

La mirada que Harry le dedicó al otro alfa hizo que este se alejara y que el partido terminara. Aún era muy pequeño pero Harry se las arregló para parecer amenazante.

-No pedí tu ayuda -se quejó Louis, aunque sus instintos le decían que quería acurrucarse junto a Harry.

-Yo solo lo hice, no sé por qué.

La profesora les avisó que era hora de lavarse las manos para entrar al salón. Harry y Louis se quedaron mirándose el uno al otro, sin darse cuenta, se habían acercado un par de pasos.

-Mi nombre es Louis, ¿cómo te llamas? -le preguntó con un tono de voz más suave que el usual. Ni siquiera se había dado cuenta que había empleado su tono de omega.

-Harry-respondió este, sintiendo el efecto de la voz de Louis recorrer todo su cuerpo.

-Harry... -murmuró Louis, acercándose aún más, queriendo abrazarlo-. ¿Quieres ser mi amigo?

El alfa sonrió, mostrando sus hoyuelos.

-Claro que sí, Lou.

Ambos ahora estaban a centímetros de distancia  y Harry no pudo resistirse de oler a Louis, su cabello, su cuello, todo lo que pudo. Louis se limitó a cerrar los ojos y abrazar a Harry, sostenerse de él. Su corazón nunca había latido tan rápido.

La profesora los vio pero no los interrumpió. Ella era beta, pero sabía que esos dos niños se habían encontrado el uno al otro. Sabía que no podía interrumpir a un alfa, por más pequeño que fuera, cuando reclamaba a su omega. Le dijo a la supervisora del patio que los hiciera entrar una vez terminaran.

-Lou... -murmuró Harry.

Louis casi se desmayó, pero Harry lo sostuvo, no sacando su rostro del cuello de Louis. 

-Hueles muy bien, Lou.

-Tú también Hazzie -le dijo el omega-, como a manzana y canela.

Harry se rió y finalmente lo miró a los ojos-. Tu hueles a chocolate.


Con el paso de los años, todos los que los conocieron, tanto en el nido como en la escuela primaria sabían que no podían acercarse mucho a Louis porque Harry saltaría en medio y se enojaría mucho. Una vez lo suspendieron por golpear a un alfa que compartía su almuerzo con Louis en quinto grado. Louis fue a verlo todos los días y a llevarle la tarea, aunque se enojó con Harry por haber golpeado a su amigo. 

-No estuvo bien, Harry. Yo no había llevado almuerzo y él solo quería ayudarme.

-Me hubieras dicho a mí, Lou. Yo siempre comparto todo contigo.

Harry hizo un puchero y Louis no pudo resistirse. Se acurrucó a su lado y se apoyó en su pecho, su único instinto era calmar al alfa de pelo ondulado.

-Lo lamento, Lou. No te enojes, por favor.

-Nunca podría, Harry.

En otra ocasión, en sexto grado, Harry se enojó con Louis porque no tenía su olor encima, tenía el olor de otras personas. 

-Harry, estuve con mis primos. Uno de ellos es omega y el resto son algunas betas y omegas también. Aunque mi vecino vino, él es alfa, pero Stan sabe que me siempre huelo a ti.

-Quiero que te bañes, Lou -le dijo Harry, usando sin querer su tono de alfa.

Louis obedeció al instante en que llegó a su casa.


Ambos lloraron semanas enteras cuando tuvieron que separarse. Cuánto tiempo ahora para que ambos se recuerden el uno al otro.

Anarchy 99 ~[En Edición]~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora