Capítulo veintiocho

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Lo que yo sentí, lo que yo arriesgué por ella meses atrás; se habían convertido en un montón de recuerdos vacíos, con dos personas que ya no eran las mismas.

Yo había cambiado... otra vez y por su culpa... de nuevo.

  
Me acerqué a Thomas y a Jenna en la pista de baile y ambos me miraron como si nada pasara.

—¿Qué pasa?

—Primero, ¿dónde se habían metido? Llevo más de dos horas buscándolos. Se perdieron la cena y tuve que estar con esos idiotas de Emily, Ted y Luke por su culpa.

—Discúlpanos —respondió Jenna.

—Y no quieres saber dónde estábamos, de verdad —negó él.

—De acuerdo, al menos ya los encontré. ¿No creen que ya es hora de irnos? —cambié de tema.

—Chad, son las 8 de la noche —contestó mi amigo—. Es muy temprano para irnos aún, un par de horas más y podemos irnos en cuanto...

—Estuve con Lorianne —solté y las sonrisas de ambos se desvanecieron.

—¿Qué? —preguntó Jenna, sorprendida— ¿Dónde está ella?

—Con su novio.

—Oh, Chad —ella hizo un puchero—. No te preocupes, aún puedes volver a hablar con ella y hacerla recapacitar sobre todo lo que pasaron y, ¿quién sabe? Tal vez lograr que vuelvan a intentar algo.

—Ahí está el asunto: no quiero hacerlo más.

Me miraron confundidos.

—¿Qué te dieron a probar, Chad? ¿Cuántos dedos ves aquí? —me mostró tres dedos— ¿Estás consciente al 100% de lo que dices? —asentí— ¿Por qué quieres irte entonces? No tiene sentido.

—Me sigue doliendo, ¿ok? —confesé— Pero no quiero hablar más, yo... Ya terminé con eso.

—Entiendo que quieras irte, vamos entonces —Thomas asintió.

Tomó de la mano a su novia y empezaron a seguirme hacia la salida.

  
Volteé a verlos y ambos llevaban caras largas, era obvio que no querían irse todavía. ¿Quién era yo para quitarles la diversión del momento?

—¿Saben qué? Mejor quédense. Tomaré un taxi.

—¿Estás seguro? —asentí— Bien. Entonces por favor llámame en cuanto llegues, ¿de acuerdo?

—Claro. Diviértanse.

  
Me dirigía a la salida del salón nuevamente, hasta que fui interceptado por alguien. Brianna.

—¡Chad! —exclamó— ¡Apenas si te he visto en toda la noche! ¿Te la estás pasando bien?

—Claro, sí —sonreí—. Pero ya me voy, así que espero que pases una noche inolvidable.

—¿Cómo que ya te vas? ¡Pero si falta el pastel y el ramo, y...! —se detuvo— Espera un segundo, es por Lorianne, ¿cierto?

—¿Por qué no me dijiste que vendría con Spencer?

—¡Yo tampoco sabía que vendría! —exclamó— Creo que Lorianne lo agregó cuando confirmó su asistencia con la organizadora de la boda, no lo sé... Pero no te vayas —pidió.

Yo solté el aire de mis pulmones.

—¿Hablaste con ella?

—No exactamente. Ella... para Lorianne nada de lo nuestro sucedió. Según ella tenemos años de no vernos y lo único que tiene para preguntarme es "¿Qué tal todo, Chad?".

Bienvenida Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora