Capitulo 19: Adiós reglas

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Las discusiones y los fuertes encuentros volvieron a aparecer en el lugar de los Dioses: el Olimpo. Zeus acaba de descubrir una nueva jugada que los Defensores cometieron, rompiendo todas las reglas establecidas anteriormente.

El desacato a la autoridad de Zeus no era algo nuevo y está de más decir que su liderazgo cada vez se ubica en un lugar más comprometido. No es que hubiera una razón en particular por la que al pueblo del Cielo, donde van a parar todos los muertos que vivieron sin hacer cosas malas, no les agrade su rey. Quizás hubo algunas malas decisiones por parte del rey de los dioses, pero más que nada... Al pueblo le hace falta un cambio. Y los rumores no tardaron en aparecer. Muchos dicen que puede haber una rebelión en cualquier momento.

La cuestión es que Zeus se enteró (por medios desconocidos) que Hermes, Atenea y Poseidón visitaron a Morfeo, el Dios del sueño. Manipularon la mente de los Elegidos mientras dormían para avisarles que el plan que utilizarían para cazar al Asesino era erróneo.

¿Cómo supieron esto? Mediante Proteo, un Dios que asegura que puede ver el futuro. Los Dioses del Olimpo le tomaron la palabra, y al ver que sus Elegidos morirían, no podían quedarse de brazos cruzados.

Se ha convocado una junta, en donde Zeus dará su veredicto y comunicará la sanción para los tres Dioses que cometieron este acto.

Pero la realidad es que ya nadie quiere seguir escuchando al rey de los Dioses...

—Atenea, Poseidón, Hermes. ¿Hay algo que quieran decirme? —inició la junta Zeus, al ver que todos estaban presentes.

—Podría decirte muchas cosas, como que aún no supero el atracón de albóndigas que tuve la semana pasada. Creo que tengo una atorada—bromeó Poseidón. Los otros dos permanecieron callados.

—Les advertí a todos que no habría oportunidades extras para aquellos que rompieran las reglas. Ustedes tres ayudaron deliberadamente a sus hijos para salvarles el pellejo, y habíamos dejado bien claro que no estaba permitido. Lamento informarles que serán desterrados del Olimpo y llevados al infierno en donde Hades reside —respondió Zeus. Esa era una sanción que ni el mismísimo Poseidón se esperaba.

—Ay, vamos. Tú no harás eso. Nadie lo hará. Es obvio que querremos ayudar a nuestros hijos a ganar la batalla para nuestros propios intereses. Yo propongo que tomemos acción en el asunto—interrumpió Apolo, sin dejar hablar a sus amigos.

—¿Acaso estás desobedeciendo una orden directa de tu líder? —preguntó Zeus fuera de sus cabales.

—La hora del fin ha llegado para ti, Zeus. Puedes unirte, o quedarte a un costado. Pero ya no eres nuestro rey. No desde hace mucho tiempo —agregó Deméter. La rebelión se estaba llevando a cabo.

—Esto era de prevenirse. Acepto en cierto punto que tienen razón. Hasta aquí llegué. Luego de que termine la Batalla por la Humanidad, dejaré el trono —contestó Zeus decepcionado. Los demás Dioses estaban atónitos. Esa reacción no era de esperarse. Es como si Zeus se rindiera sin oponer resistencia alguna.

—Me parece que todos estamos pensando en lo mismo—habló Artemisa que había permanecido callada hasta ese entonces.

—Debemos bajar a la Tierra y ayudar a nuestros hijos. Pelear la Batalla por la Humanidad contra ellos —dijo Atenea.

—¿Es viable hacer eso? ¿No perderíamos nuestra inmortalidad? ¿Quién reinará en el Olimpo? —comenzó a preguntar Ares, un poco confundido pero emocionado por la idea.

—Zeus podría quedarse y disfrutar sus últimos días como rey de los Dioses. Pero si bajamos a la Tierra, estaremos igual que los demás. No habrá inmortalidad. Solo tendremos nuestros poderes y habilidades divinas. Desde el siglo pasado Zeus impuso esa regla —aclaró Hermes, informándole a los desentendidos del tema.

—Yo me quedo aquí. Hagan lo que quieran—respondió Zeus. Nadie entendía que le sucedió. Parecía como si ya no le importara lo que estaban hablando. Estaba desconectado del asunto.

—¿Y cual pasaría a ser nuestro objetivo?—preguntó Hefesto, otro que se había mantenido callado.

—Ayudar a nuestros hijos en la pelea o salvación de la humanidad. Enfrentarse al otro equipo. Vencer y prevalecer—contestó Atenea.

—Entonces, ¿cuáles son las reglas?—preguntó Dionisio.

—Yo digo que la única regla sea que no hay reglas. Vivimos por miles de años en esta situación conservadora y de paz mundial. Ya me cansé. Es hora de que mostremos nuestro poder al mundo y que sepan quienes mandan aquí —dijo Ares con autoridad.

—Es... Una locura. Un acto impulsivo. Pero, ¿qué más da? Yo tampoco quiero seguir esperando —agregó Apolo.

—Entonces, ¿todos iremos allí, arriesgando nuestras vidas y las de todos los humanos?—preguntó Atenea.

Lentamente, todos asintieron.

Lo que parecía ser una dura sanción en contra de algunos de los Dioses Defensores, culminó en una rebelión contra un Zeus que terminó abatido y una decisión más que sorprendente por parte de los Dioses del Olimpo: partirán hacia la Tierra, donde la Batalla por la Humanidad los espera.

Ay, queridos humanos.

Los Dioses se cernirán en una batalla sin precedentes en su propio territorio.

Les recomendamos a todos que se sienten en sus sillones y comiencen a mirar la televisión, porque el descontrol está por comenzar.

No querrán perdérselo, ¿verdad?

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Aquí es cuando le doy el giro drástico a la historia y ustedes se quedan como "Ke".

¡Muchas gracias por leer mi historia!

¡Nos vemos el próximo domingo!

Elegidos: Batalla por la humanidadWhere stories live. Discover now