Capitulo 12: Vuela, vuela

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El Cairo, Egipto.

Narra Owen:

Arick está muerto. Su intento de jugar al Elegido todopoderoso por su cuenta falló. Fruto de su inexperiencia y falta de trabajo en equipo. Ahora debemos concentrarnos más que nunca en idear un buen plan para engañar a alguno de los Defensores.

Y yo ya tengo ese plan. Seré el anzuelo y todos vendrán por mi. 

Dejé de hablar con mi equipo por unos días y actualmente les perdí el rastro. Sobre todo a Hank, que no se como está moviéndose por todo el mundo sin ser detectado. 

Las fuerzas mundiales pronto prestarán su apoyo a la propuesta de la líder de los Defensores, y a partir de ese momento todo será cuesta arriba. El planeta entero nos estará buscando.

Por suerte aún contamos de un poco de anonimato.

Decidí llamar a Hank, quien pareció ser el líder de nuestro grupo y aquél capaz de comunicarnos entre todos.

Nos saludamos con poca expresividad y al instante comenzamos a dialogar de los temas que realmente nos importaban.

—Que terrible lo de Arick. El mundo entero está repitiendo su muerte una y otra vez. En YouTube ya tiene mas de diez millones de visitas —dije con mi tono de voz usual. 

Soy un tipo bastante serio y frío, además que muy pocas veces demuestro mis emociones. Algo muy grave debería suceder: la muerte de un familiar, ¿quizá? Na, esos inútiles no me afectan. Me conmueve más ver morir al hermano de Ron Weasley. Y miren que odio Harry Potter. 

—Una pena. Con él hubiéramos tenido una ventaja difícil de remontar para los Defensores. Cuéntame, ¿por qué me llamas? Aquí son las cuatro de la mañana —contestó Hank más tranquilo de lo que lo había escuchado la última vez.

—Quiero proponerte un plan que hará caer a varios de esos Defensores o como se llamen.

—Ajá. Te oigo —respondió con un dejo de intriga notable.

—Yo seré el anzuelo. Viajaré hasta las pirámides egipcias y comenzaré a realizar mi magia. He trabajado tanto en mi telequinesia últimamente que ya soy capaz de levantar cualquier objeto que se me presente. Con mucho esfuerzo, incluso rascacielos y edificios gigantes. 

—Espera, espera. ¿Quieres decirme que tienes pensado hacer volar las pirámides egipcias?

—En efecto, sí —respondí con firmeza.

—Es un poco... Arriesgado. Pero continúa, quiero escuchar la versión completa del plan maestro  —dijo ya un poco sarcástico. Proseguí sin darle importancia.

—Con la ayuda de Petra que me construirá todo tipo de armaduras y fortalezas para defenderme, ya no correré peligro. Uno de nosotros realizará una llamada anónima a las cadenas de televisión y en un instante apareceremos por todo el mundo. No tengo duda que Angelo caerá en la escena tan pronto se dé cuenta, y con un poco de suerte, traerá alguien más con su teletransoprtación. Ese me dijiste que era su poder, ¿no?

—Exactamente. Lo habíamos hablado unos días atrás. ¿Y yo cómo me involucro en todo esto?—preguntó nuestro líder.

—Petra, Feier, Kumiko y tú estarán ahí esperando a que los Defensores lleguen y caigan en la trampa. ¿No es un plan genial? —interrogué con seguridad.

—Creo que no estás tomando en cuenta los riesgos de todo ello. Para empezar, una oleada de policías de todo tipo te rodearán y dispararán sin cesar. Y si logramos asesinar a algún Elegido y los policías que lleguen al área, los refuerzos seguirán llegando constantemente y es posible que no podamos salir de la escena. Por otro lado, ¿no te parece una idea extremista que estemos todos en el mismo lugar? Los defensores no son tontos, sabrán que estamos tramando algo y también traerán su apoyo. ¿Sabes que si ese plan sale mal puede tener resultados catastróficos, no? Podrían matarnos a todos —concluyó. 

Me quedé helado. 

Odio que otra persona tenga la razón, pero en este caso, Hank estaba en lo cierto.

Fue tanto mi anhelo de ser el protagonista de una batalla, que no pude identificar todas las falencias que mi plan presentaba.

—¿No vas a responder? —preguntó Hank ante mi silencio.

—No sé que contestar. ¿Y si hacemos...?

—Olvídate del tema. Ya encontraremos una manera de atacar y presionarlos. Pero no así—me interrumpió—. Cambiando de tema, me olvidé de decirte que ya no tengo el poder para cambiar mi identidad. Los Dioses se enteraron y castigaron a mi padre Ares. Logró contactarse conmigo pero ya no podrá hacerlo. Me pareció importante que lo sepas.

—Ah, gracias por decirme —contesté irritado.

—Debo seguir durmiendo, estoy siguiendo la pista de un Defensor y no quiero perderle el rastro.

—Ajá.

—Owen, por favor, no hagas nada de lo que te arrepientas. Ya perdimos a un Asesino, y tú eres indispensable. Te necesito en mi equipo, pero no servirás de nada si estás muerto. Espero que no hagas ninguna locura—me advirtió.

—Que tengas buenas noches. Nos hablamos —respondí evadiendo su comentario. 

Sin más dilatación, corté la llamada.

No hizo falta mucha reflexión para saber cual sería mi próximo movimiento.

Hank no quería que tengamos un confrontamiento con los Defensores, ¿no? Pero nosotros vinimos a asesinar humanos. 

¿Para que esperar? 

Tengo el poder, y estoy listo.

 Mañana a primera hora, todo El Cairo será una catástrofe.

Vuelen, edificios míos.

Vuela, vuela, humanidad.

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¡Wow!

Increíble logro, volvimos a posicionarnos en el 10 de Aventura y la historia ya tiene mas de 7k de lecturas.

¡Gracias, lectores!

Nos vemos el próximo domingo.

Elegidos: Batalla por la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora