—Dime, Chim, ¿qué es lo que te tiene tan feliz hoy? —indagó—. Recuerdo que en la mañana no estabas tan animado.

Jimin abrió un poco más sus ojos ante la abreviatura de su nombre. Pensaba en lo extraño que se había vuelto todo en tan poco tiempo. Taehyung le sonrió con picardía, alzó y bajó sus cejas unas tres veces con rapidez, cosa que le hizo reír.

—Nunca me habían llamado así.

—¿Nunca te pusieron un apodo? —sonó sorprendido.

Jimin sonrió con incomodidad, no sabía qué responder al respecto. Taehyung no tenía la culpa, no sabía que era un tema serio para él.

—Ah... —habló, llevando su dedo índice hacia su mentón y tratando de regresar al asunto anterior—. Suga hyung y yo nos besamos, por eso estoy tan feliz.

Unos segundos en completo silencio pasaron, lo último que se escuchó fue el eco de sus palabras resonando en ese gran y solitario salón.

—¡¿Qué?! —exclamó Taehyung, saltando en su lugar.

—¡¿Qué hicieron qué?! —siguió Jungkook a lo lejos. Al parecer no se había retirado.

—¡¿Que pasó qué?! —siete voces más gritaron desde el balcón interno que daba al salón en el piso superior.

—¡Lo que escucharon! —exclamó con un tono infantil, frunciendo su ceño.

Antes de que alguien pudiera decir algo, un joven de cabellera anaranjada hizo aparición en aquel salón, alarmando a esos siete entrometidos que habían estado espiando a Park desde el inicio.

—¡A ver, a ver! ¡Se retiran todos de aquí! —ordenó—. ¡No quiero tener que limpiar sus cabezas después si el jefe llega a enterarse!

Todos los que se mantenían escondidos salieron corriendo cual cucarachas que escapan de la luz, dejando solos a Jimin, Taehyung y aquel que había dado la orden, Hoseok. Jungkook también se retiró, realmente le interesaba poco y nada..., tal vez.

Hoseok se aproximó hacia los dos chicos sentados en la extensa banca mientras afilaba dos de sus cuchillas como si fuera lo más normal del mundo. Taehyung empezó a correr para alcanzarlo antes de que llegara y se lanzó encima de él, haciendo que ambos cayeran al suelo por la acción, quedando a horcajadas sobre el otro y notando que este mantenía sus cuchillas lo más lejos posible para no hacerle daño. Jimin se reía ante la escena.

—¡Casi te acuchillo, imbécil! —le gritó—. Ten más cuidado, por el amor de Dios.

—Jamás me acuchillarías, Hobi... —sonrió—. Ni siquiera lo harías si fuera una orden del líder.

Hoseok hizo una mueca, incómodo ante la manera en la que esos grandes ojos oscuros lo miraban, sabiendo que hablaba más que en serio gracias a su habilidad que le permitía sentir las emociones ajenas.

—Como sea —se removió, intentando quitárselo de encima—. ¡Bájate, Taehyung!

—Qué malo —le sacó la lengua.

—Oigan —habló Jimin, llamando la atención de ambos—. Iré a cambiar mi ropa, porque esta me incomoda.

El bello joven de cabello rosa pastel salió de allí con mucha velocidad, sin permitirle a los otros responder, ansioso por volver a usar su ropa habitual, y se dirigió directamente hacia las escaleras. Balanceaba sus brazos y daba saltitos dispuesto a subir, sin embargo, una risa burlona que retumbó en todo el vestíbulo le hizo detenerse al pie de la escalera. Su semblante infantil se tornó serio y alzó una ceja, posando su mirada sobre aquella persona que irrumpía en su diversión.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora