Capitulo 28.

523 94 40
                                    

En la apretada agenda del Way mayor, solo le quedaban tres días para encontrar a Frank antes de tener que regresar a su casa en Ohio. Habían desperdiciado mucho tiempo y ahora no sabían ni por dónde comenzar.

"No creo que siga en Jersey" murmuró el gemelo "si se lo llevaron, sería ilógico regresarlo"

"Si fuera así, no tenemos tiempo para viajar por todo el país buscándolo, tenemos que hacer algo con los días que nos quedan" esta vez hablo el pelinegro, tallando sus ojos del cansancio.

"No quiero ser el aguafiestas, pero no creo que lo vayamos a encontrar. Frank ya debe estar muy lejos, quién sabe, tal vez hasta en otro país" musitó Toro, ganando un par de malas miradas, "¿sabes quién habría sabido encontrarlo en un dos por tres? Bert, él y sus contactos" murmuró y casi al instante los ojos de el chico de perforaciones se abrieron exageradamente.

"¿Bert? ¿Bert McCracken?" cuestionó y Way asintió confundido "¡cielos! ¡conocen a Berty! diganme, ¿cómo está?"

Gerard paso saliva sonoramente "¿lo conoces?"

"Éramos los mejores amigos, sé de qué contactos les hablaba, puedo llevarlos con ellos"

"Por favor" pidió el pelinegro.

Sin esperar más los tres chicos salieron de la casa y comenzaron a caminar hasta los barrios más bajos y peligrosos.

"No creo que sea seguro estar por aquí"

"No lloriquees Raymond, aquí me hice mis perforaciones y mi primer tatuaje" musitó el castaño con una sonrisa de lado. Gerard miró asombrado al chico, era tan diferente a su gemelo y tan diferente a él al mismo tiempo.

Siguieron caminando y se detuvieron frente a un edificio. No fue necesario poner un pie dentro para imaginar la variedad de olores y cosas que pasaban ahí dentro. Se dirigieron hasta las escaleras y comenzaron a subir hasta el tercer piso, donde según Anthony vivían los susodichos 'contactos' de Bert.

Toco con los nudillos un par de veces a la puerta desgastada y esperaron.

"Ustedes quédense callados a menos de que sea necesario, yo voy a hablar" murmuró Iero, justo antes de que la puerta se abriera de golpe.

"Thony, cariño, ¿qué te trae por acá?" una mujer que rondaba por los treinta lo saludó con una sonrisa de lado. Su cabello era negro y sus labios estaban pintados de un rojo potente.

"Necesito información, sé que Bert vino antes a buscar a mi gemelo" pidió firme y la mujer se tensó al instante.

"Te enteraste algo tarde de la existencia de Frank, pero no importa, pasen"

Los tres chicos pasaron al sucio departamento y tomaron asiento en unos sofás incómodos.

"Soy Lindsey" se presentó, observando a los dos acompañantes.

"Ellos son Gerard y Raymond, me están ayudando con mi búsqueda, ahora dime lo que quiero"

La pelinegra soltó un risita y comenzó a observar las puntas de su cabello "¿qué me darás a cambio? Robert siempre trajo algo consigo cuando quería información"

Anthony bufó y tras unos minutos de pensarlo, una sonrisa adorno su rostro "Linda tiene muchas joyas que apuesto no quiere, te las daré a cambio"

"Le estarías robando a tu mamá..."

"Esa mujer no merece ser llamada 'mamá' Lynz, ahora dime" gruño.

"Lo último que supe es que tiene un boleto rumbo a Italia dentro de dos días. Tu hermano fue vendido a un poderoso jefe mafioso que pagó muchísimo por el niño, no sé para qué lo querrán, sinceramente" musitó la chica.

"¿Sabes algo más? si se va en dos días deben tenerlo en algún lugar ahora" hablo por primera vez Gerard, ganándose una mala mirada del castaño.

"Estas enamorado de él" Lindsey adivinó apenas escucho su voz "perdimos pista de Frank en Pittsburgh, ahora puede estar en cualquier lugar"

Anthony asintió y se puso de pie, agradeciendo por la información y jurando que después volvería para pagarle y quizás por un poco de tinta nueva en su piel; ahora que Linda le importaba una mierda podría hacerse tatuajes en cualquier lugar, ya no más en su espalda.

"¿Iremos a Pittsburgh?" pregunto el de afro, cuando ya estaban bastante lejos del edificio.

"No vale la pena, si lo que dijo Lynz es cierto, Frank ya debe de estar mucho más lejos" aseguró el de orbes avellana, maldiciendo interiormente.

Gerard por su parte suspiro, ese era el final de la búsqueda.

Hard; frerardWhere stories live. Discover now