Trece, 26 de abril de 2015

808 106 34
                                    

Querida Lydia:

Estoy cansado. No puedes imaginar cuánto me pesa el cuerpo, es una sensación horrible que no me puedo quitar de encima, como si me hubieran vestido con un manto de infinitos kilos que no hace más que aplastarme cada vez que intento moverme.

Estas últimas semanas han sido una completa pesadilla para todos, pero yo siento como si hubiese vivido en el mismísimo infierno. Al principio era solamente una ligera falta de sueño mezclada con el agotamiento por haber tenido que morir para salvar a nuestros padres, pero pronto se convirtió en algo más grande, algo mucho peor. No me atrevía a cerrar los ojos por miedo a quedarme dormido y que las pesadillas empezaran a consumirme.

Pero es imposible luchar contra el sueño y salir victorioso en el intento. En el momento en que, por necesidad, me quedaba dormido, empezaba a causar el caos a nuestro alrededor. Ya me habéis dicho varias veces que el terror que ha ocurrido durante estas semanas no ha sido mi culpa, pero se siente como si lo fuera. No era yo, pero sí que lo era. Porque una parte de mí estaba dentro del nogitsune; de alguna forma éramos la misma persona porque se coló dentro de mi mente y me hizo suyo.

Y lo peor llegó cuando, a partir de un momento, dejé de ser yo mismo para convertirme en él. En eso. Se alimentaba del miedo y del dolor, y yo estaba aterrado, se lo estaba sirviendo en bandeja de plata. Ya no podía volver a pensar por mí mismo, no tenía la fuerza necesaria para volver a ser Stiles, a pesar de que era consciente de que esa parte de mí se encontraba en algún lugar en el interior de mi cuerpo. Nada, no podía alcanzarla. No podía volver con vosotros.

Cuando el nogitsune te secuestró y te llevó con él, ahí fue cuando luché más que nunca por poder hacer algo, lo que fuera, que consiguiera que te soltara. No podía permitirme que te causara ningún tipo de daño, no me lo habría perdonado nunca. Tú no parabas de decirle que sabías que yo nunca sería capaz de hacer nada de lo que ese monstruo estaba haciendo, repetías que él no podía intimidarte intentando parecer una persona que no era.

Decías que él no era Stiles y que nunca lo sería. 

Recuerdo que el nogitsune se sentía eufórico porque, según él, tú eras más débil ante la apariencia de mi cuerpo. Como si, de alguna manera, el hecho de que fuera precisamente yo quien estaba poseído fuera decisivo para que Lydia Martin emanara un miedo y una angustia especiales, más reales. Yo estaba muy confundido al principio, no entendía nada de esos pensamientos, pero poco a poco me fui dando cuenta de a qué se referían.

El nogitsune tenía razón; tu temor se hacía más grande por segundos. No te había secuestrado aleatoriamente. Te había escogido a ti por la sencilla razón de que éramos tú y yo los protagonistas del juego, y, en ese momento, el tablero estaba ardiendo.

Era como un círculo vicioso, porque el nogitsune se alimentaba del dolor, el miedo y la angustia, y tú cada vez tenías más y más, lo que hacía que él se hiciera más fuerte y poderoso, y por tanto tú estuvieras cada vez más aterrorizada. Desde un lugar perdido en mi cabeza, yo, el Stiles de verdad, podía ver cómo te estabas desesperando, y tenía mucho miedo de que de un momento a otro fueras a ceder, a renunciar a la resistencia para dejarte llevar por los deseos del mal.

No podía haber estado más equivocado. De repente, tu expresión se hizo más dura, más fuerte. Le miraste a los ojos y en los tuyos pude ver que estabas decidida a ganar, que harías lo que fuera necesario. Te aceraste a él y le susurraste muy cerca de su rostro, tan cerca que todavía ahora puedo sentir el recuerdo.

"Nunca ganarás a Stiles. Sea como sea, entre todos encontraremos una forma de detenerte, y entonces volveremos a tener a Stiles de vuela. Y si tengo que morir para conseguirlo, que así sea".

Eso fue todo lo que dijiste, y también fue todo lo que necesité para darme cuenta de una cosa. En ese mismo instante, me di cuenta de que estaba enamorado de ti, Lydia. Sí, siempre he estado loco por ti y me parece que llegados a este punto eso es algo más que evidente para cualquiera que nos haya visto, pero tenerte ahí delante y escuchar de tu boca que estarías dispuesta a sacrificar tu vida para salvar la mía me hizo abrir los ojos.

Por más que intente negarlo, mi corazón siempre te pertenecerá a ti. Dentro de un año, de dos, de diez, de los que sean, incluso cuando los dos hayamos formado nuestras respectivas vidas cada uno por nuestra cuenta, mi corazón llevará tu nombre, Lydia Martin. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará.

Muchos creen que lo que siento por ti es un simple flechazo, el encaprichamiento de un niño de ocho años que no ha sabido superar a la chica por la que se colgó en el tercer curso. Qué demonios, yo mismo me obligué a pensar durante mucho tiempo que eso era lo que sentía, pero en un momento dado tuve que dejar de pensar eso, pues sabía que era mentira. Sin embargo, no ha sido hasta ahora que me he dado cuenta de que lo que siento por ti es, sin lugar a dudas, un fuerte y sólido amor.

Es muy posible que nunca sea correspondido; está bien, puedo vivir con ello. Mientras sepa que tú estás bien y que eres feliz, yo también puedo serlo. Pero al menos ahora tengo la certeza de conocer lo que siento y no estoy perdido por ahí sin saber por qué cada vez que te veo mi mundo se detiene y solamente existes tú.

Creo que es más bonito vivir sabiendo que estoy enamorado de ti que vivir con esa sensación retumbante en la parte de atrás de mi cabeza que me pide a gritos que me entienda a mí mismo. Ahora lo hago, ahora me entiendo. Así que gracias.

Gracias por haberme salvado del nogitsune y gracias por haberme hecho abrir los ojos.

Recuerda, mi corazón siempre será tuyo.

Con amor,

Stiles

Para Lydia || StydiaWhere stories live. Discover now