Diez, 05 de octubre de 2014

644 84 11
                                    

Querida Lydia:

Este nuevo curso está siendo diferente en muchos aspectos. Gente que se ha ido, gente que ha venido, nuevas amistades y diferentes relaciones. A pesar de que tan solo llevamos un mes de clases, cualquiera puede fijarse en que la dinámica ha cambiado de alguna manera.

Para empezar, somos amigos. Hacía mucho tiempo que no se me ocurría pensar en un escenario donde tú y yo no solo compartimos grupo, sino que además formamos un buen equipo. He pasado de ser invisible para ti a ser alguien por quien, al menos, te preocupas un poco, y te conozco demasiado bien como para poder decir que no es tarea fácil para ti rodearte de gente que verdaderamente te importa.

Allison siempre ha sido tu mejor amiga, no tardó en ganarse ese puesto en cuanto llegó nueva a Beacon Hills, pero vuestra amistad tampoco es la misma desde entonces. Es más fuerte, más estrecha, más sincera. Puedo verlo. También te has vuelto más cercana a Scott, en quien has encontrado a una persona de la que seguir ejemplo y en la que confiar. No sabes lo feliz que me hace verte empezar a soltarte cuando estás junto a nosotros. Poco a poco dejas de tener miedo para pasar a ser tú misma, olvidando tu preocupación por las apariencias en algún lugar que ya estás dejando atrás. Me gusta pensar que Allison, Scott y yo somos algunas de las principales personas que han influido en este cambio.

Como ya he dicho, las cosas son diferentes, y aquí tengo un claro ejemplo de ello. Hace unos días, los jugadores de lacrosse teníamos una concentración con otros equipos de escuelas cercanas a la que, todo sea dicho, nunca llegamos. Por algún extraño motivo tuvimos que hacer noche a mitad camino en un motel, y por un motivo todavía más extraño (o ya no tanto, en realidad), Allison y tú acabasteis uniéndoos al grupo porque, al parecer, nos habíais estado siguiendo todo el camino por la carretera.

No voy a mentir: el sitio era escalofriante. Todo apuntaba a que era el típico motel perdido de la mano de Dios adonde van las personas que ya no le ven sentido a la vida y deciden terminar con ella quitándosela. Un lugar adonde va la gente a morir. A todo esto hay que sumarle que habían empezado a suceder unas terribles muertes a modo de ritual en el pueblo, una especie de sacrificios sin duda ligados a lo sobrenatural.

Los hombres lobo estaban irreconocibles; Scott, Boyd, los gemelos y Isaac actuaban de forma muy poco propia de ellos. Se los veía ausentes, idos, y, lo peor de todo, capaces de hacerse daño a sí mismos si así se lo proponían. De alguna forma, parecían austados. Entonces fue cuando tú y yo entramos en acción.

Sin planear nada entre nosotros, fuimos deteniendo la extraña locura de nuestros amigos, poco a poco. Descubrimos que con la luz y el calor podían salir de ese estado de trance en el que se encontraban y volver a ser ellos mismos. Así salvamos a Isaac, a Boyd y a Aiden, aunque con Scott parecía ser todo más difícil. Él no se mostraba muy dispuesto a colaborar; decía cosas sin sentido sobre que no era nadie y que estaríamos mejor sin él.

Tú lo viste, Lydia, también estabas ahí. Allison, tú y yo, los tres en el aparcamiento mientras observábamos cómo Scott estaba dispuesto a soltar la bengala sin importarle lo que pudiera ocurrir en consecuencia. Y menos mal que estabas, porque no sé qué habría pasado si no te hubieras lanzado sobre nosotros cuando el fuego rodó por el suelo hasta la gasolina y se alzó la llama. Seguramente nos salvaste la vida, a mí y a Scott, y eso es algo que nunca podré olvidar.

Fuiste rápida y reaccionaste antes de que ninguno de los demás pudiéramos siquiera darnos cuenta de lo que iba a pasar. No te importó otra cosa que no fuéramos nosotros en ese momento; nos pusiste por delante, y Scott y yo ni siquiera somos tan importantes para ti. Quizá me equivocaba en eso y sí que lo somos, aunque sea un poco. Al menos, lo sificiente como para lanzarte encima de mí y empujarnos lejos del fuego.

Ya han pasado unos días desde entonces, por fin estamos lejos de ese condenado motel y, aunque seguimos siendo foco de todos los peligros que amenazan Beacon Hills, al menos ahora puedo decir que somos un equipo. Una pequeña manada, si se puede ver así. Como he dicho antes, ahora incluso somos amigos. Ni siquiera cuando teníamos ocho años y llegaste nueva al pueblo se podía decir que lo fuéramos.

Repito, este curso está siendo diferente, pero sin duda lo está siendo a mejor. Porque lo que una vez pensé que no sucedería nunca está ocurriendo y créeme que no podría hacerme más feliz. Realmente espero que esta amistad vaya a más, Lydia, significaría muchísimo para mí.

Con mucho cariño,

Stiles

Para Lydia || StydiaWhere stories live. Discover now