Buenas Noches Mamá [VHOPE] [Taehyung] [Hoseok]

capitulo 17

—¿Qué demonios te ocurre? — le pregunto a mi hermano mientras seguimos arrodillados frente a la pequeña tumba. Taehyung me gruñe mientras dice que ella nos engaño desde el inicio... Que lamenta haberme golpeado pero que era culpa de ella por hacerle creer que no mentía. 

—Tengo hambre.— susurra mi hermano apenas nos hacemos la señal de la cruz para luego levantarnos y sacudir nuestros pantalones cortos. 

—¿Pizza? — pregunto lentamente cuando él me da su mano para ir hacia nuestra casa. Él sonríe y suelta una carcajada.

—La respuesta es demasiado obvia hermano mío.— asegura y la verdad sé que es demasiado obvia. La pizza que se ordenó hace días alcanza para casi un año, tal y como había dicho el  moreno repartidor ese día. 

— Está bien, debemos sacar una caja del refrigerador del sótano.— vuelve a hablar mi hermano pequeño cuando me tomo la molestia de abrir la puerta para dejarle pasar primero.

Hacemos unas cuantas bromas íntimas entre nosotros dos, y entonces lo noto. La casa está en total silencio, justo como estaba antes de la llegada de mamá. Tan sola como siempre. 

—¿Quieres un trozo o dos? -—giro para mirar a mi hermano cuando termino mi escaneo por la casa. Le digo que tengo un buen apetito el día de hoy y que quiero dos trozos. Él dice que solo quiere uno y todo parece perfecto.

Todo fue realmente perfecto hasta que ese sonido nos asusto. Todo fue malditamente perfecto hasta el segundo en que el timbre de la casa sonó.

—Shh.— dice mi hermano colocando su mano sobre mi boca. Mis ojos se abren descomunalmente cuando golpean la puerta ¿Acaso...Acaso mamá se soltó y llamó a alguien? La puerta principal está del otro lado de la casa y no logramos ver nada, solo oír. 

Taehyung me toma de la mano y me esconde tras una de las columnas largas de la casa, la persona para nuestro horror golpea de nuevo la puerta y todo se va a la mierda cuando ésta se abre.

Olvide pasar el maldito seguro de la puerta.

Escuchamos unos murmullos y la verdad no sé que hacer, no tengo ni la más remota idea de que demonios hacer.

—¡Cruz roja! ¿Hay alguien aquí? — la voz de un hombre resuena en la casa y me he quedado totalmente paralizado. Nos van a descubrir.

—¿Hola? — una segunda voz se escucha y es cuando sé que todo se va a ir a la mierda. — Cruz roja, buscamos donaciones.— esta voz es más suave y dudo por un momento si es hombre o mujer. Escucho murmullos entre esas dos personas.

—¡Hoseok!— mi hermano susurra mi nombre mientras toma mi rostro. No logro escuchar que dice, solo puedo prestar atención a las dos personas en la otra punta de la casa gritando.

—¿Hay alguien en casa? — reconozco eso como la primera voz y luego la puerta cerrarse, pienso por un segundo que se van a  ir pero sé que es solo una ilusión, sé que esto se puede joder bastante cuando ese hombre dice esas palabras: "Voy a echar un vistazo." — ¿¡Hay alguien aquí!? ¡CRUZ ROJA! 

Mantengo mis manos sobre mi boca rogando a Dios porque esas personas se vayan. Intento no hacer ruido cuando escucho ese eco más cerca. El corazón me da un vuelco cuando los pasos están mucho más cerca. Tal vez, esta del otro lado de la columna. Quiero llorar, quiero que estos hombres desaparezcan.

—Parece que no hay nadie.— dice el hombre y supongo que acaba de detenerse, los pasos se alejan poco a poco y logro respirar con un poco de drama. Solo quiero que se vayan.— Si estaba abierto es porque debe haber alguien. — Dice el hombre con algo de fuerza en la voz. Mi hermano me hace una seña y miro en la dirección. Quiere que vayamos  hacia la cocina, dónde podemos escuchar mejor. 

Con movimientos precavidos nos movemos mientras esas personas murmuran. Mi corazón parece una bomba de tiempo hasta que logro esconderme tras la gran mesa de mármol pulido. 

—¿Hola? — grita en pregunta el hombre y el cuerpo me tiembla ¿Acaso nos llegó a ver? Logro asomar un poco mi cabeza para escuchar perfectamente lo peor de todo. 

—Tal vez estén arriba.— dice la voz suave y finalmente sus pasos parecen colocarle la cereza al pastel.— ¿Hola? — pregunta esa misma persona y recuerdo algo catastrófico.

Olvide pasar el seguro al cuarto de mamá. ¡OH POR DIOS! ¡¡OLVIDE PASAR EL PUTO SEGURO DE LA PUERTA!!

—¡¡MUÉVETE!! — grita ahogadamente mi hermano cuando esa persona vuelve a hablar. No dudo en correr hacia el corredor que da con las escaleras y los veo. Son dos hombres.

—Hola.— decimos los dos con ternura logrando llamar la atención de ellos justo a tiempo. Un hombre de espalda ancha se gira para vernos, está justo a mitad de escalera. Otro más bajo se encuentra al final de la escalera, justo en el descansillo cerca de las habitaciones.

—¿Está mamá? —  dice el hombre más bajito mientras nos  sonríe, el corazón está a punto de salirse de mi pecho cuando él se queda quieto en esa posición. Está a pocos pasos de la habitación de mamá.

—Ahm, no. No está.— logro responderle un poco atrasado a la respuesta de Taehyung. Ese hombre nos mira levemente y comienza a bajar las escaleras.

—¿Seguro? Escuche algo aquí arriba.— comenta pasando al lado del hombre alto.

—No, es... es el perro.— respondemos con una mentira común para nosotros.

—¿Un perro? — pregunta el hombre alto posicionándose junto  a su compañero. Están en la mitad de la maldita escalera ¿Por qué no bajan? 

—Sí, es nuestro perro.— digo sonriendo. El hombre bajito me sonríe mientras sostiene una especie de carpeta en su mano.

—Aja, un perro... ¿Cuando regresará mamá? — cuestiona ladeando su rostro. ¿Qué debería decir sin levantar sospechas? — ¿Ugh?

—Muy pronto... di que regresará pronto.— susurra mi  hermano y no dudo decirlo. Ambos hombres nos miran y luego se miran entre ellos. Finamente el bajito nos mira y pregunta lo que no esperaba.

—¿Podemos esperar a que ella regrese? — sonríe tiernamente y parece muy joven para ser de la cruz roja, tal vez debe tener unos veintitrés o veinticuatro años. Y entonces me tomo unos segundo para escanearlos. 

Ambos visten pantalones azules, una camisa blanca y encima de ella un chaleco rojo con adornos blanco donde las cruces rojas resaltan. Ambos tienen lentes con monturas similares y es cuando me percato de algo. Son muy parecidos... Tal vez deben ser hermanos.

—Si.— es lo único que digo ganándome una sonrisa de parte de ambos. Finalmente ambos bajan las escaleras para ir en dirección a la sala. 

Miro a mi hermano y ahora sé que estamos en problemas... ¿Cómo nos vamos a deshacer de ellos?