Capítulo 01

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El dulce canto de los pájaros fue lo que me despertó, hoy era el día en el que comenzaría a asistir a mi nueva escuela. El ascenso que recibió mi padre en el trabajo fue lo que ocasionó que nos mudaremos a una nueva ciudad, abandonando mi vieja escuela; de igual manera no extrañaría nada de allá.

- ¡Basil, si ya despertaste baja a desayunar!- gritó mi nueva "madre". No me agradaba mucho esa mujer; era la segunda esposa de mi padre, por lo cual era normal que se terminara mudando con nosotros.

Mi padre siempre ha intentado que me llevara bien con ella, pero no lo encontraba como algo necesario.

Luego de unos minutos que me tomé en lavarme y vestirme mi nuevo uniforme, fue que bajé de mi habitación. Ignoré el simple saludo de la mujer y me senté en la mesa para comer. Mi padre se encontraba en el trabajo el día de hoy, por lo que no encontré necesario el fingir que me agradaba esta mujer y tener que llamarla "mamá" como si fuera lo suficientemente digna.

Apenas terminé, me levanté y tomé las cosas para salir de una vez. No desperdicie mi aliento para despedirme y solamente cerré la puerta.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras caminaba, causando que me volteara a ver mi alrededor, solo para no ver nada. Últimamente, he estado sintiendo como si alguien me estuviera observando, pero no podía perder el tiempo y proseguí mi camino.

Llegué justo cuando el sonido de la campanas, que daban inicio a las clases, sonó. No podia encontrar mi nuevo salon de clases, por lo que anduve perdido hasta que un hombre mayor, algo obeso, me detuvo.

- Jovencito, te vi caminando de aquí para allá, luciendo algo perdido, ¿eres de casualidad un nuevo alumno? No recuerdo haberte visto antes- me observó de arriba a abajo, sin soltar mi brazo. Algo en la forma en la que me miraba me causaba reputación, pero su agarre me impide alejarme.

Este desagradable vejestorio me daba mala espina, por lo que mire mis alrededores en busca de alguna forma de escapar, hasta que logré vislumbrar, en uno de los salones, el número que me habían dicho que pertenecía a mi nuevo salón. Iba a librar mi brazo, pero su agarre era tan fuerte que no me dejó otra opción que agitarlo de manera brusca.

- ¿A dónde crees que vas? Déjame llevarte a mi oficina, así me dirás en qué salón te asignaron. Yo te llevaré personalmente- la fuerza en su agarre aumento, causando que el dolor me invadiera.

¿¡Quien se creía esta maldita bola de grasa!? Mi maldito salón estaba justo detrás suyo y ni me dejaba ir hacia él. Estaba por alzar mi voz hasta que una más interrumpió la situación.

- ¿Qué está haciendo por aquí, director?

Un hombre de contextura alta salió del salón que estaba mirando fervientemente. En sus brazos llevaba un cuaderno que poseía el mismo número que la puerta del salón, lo que me decía que se trataba de mi nuevo profesor encargado.

El viejo, quien parecía ser el director, chasqueó molesto la lengua antes de soltar mi brazo y alejarse de mala gana. Qué hombre más desagradable, no podía creer que esa clase de persona era el director; la escuela está jodida si él está al mando.

- ¿Eres un nuevo alumno?- el hombre, que me salvó antes, me miraba con su mano en su barbilla- ¿De casualidad este es tu salón?

Lo mire, en silencio, por unos minutos antes de asentir en respuesta. Si él no hubiera aparecido, yo ya hubiera sido expulsado por haber golpeado en la cara al director de la escuela en mi primer día.

Soltó una risa al ver mi falta de respuesta verbal, pero no le tomé importancia y dejé que me guiara adentro. Me explicó que él era el profesor encargado del salón, lo cual ya sabía, por lo que solo asentí para hacerle entender que comprendía. El salón se quedó en silenció al momento en el que puse un pie en él, las miradas curiosas de mis futuros compañeros me molestaban, pero las ignoré y solamente tomé asiento cuando la presentación terminó.

Mi celular había vibrado, dando a entender que había recibido un mensaje. No lo abrí hasta que el profesor estuviera distraído, solo para ver qué se trataba de posiblemente un número equivocado.

"Hola".

Era todo lo que decía.

- Basil, ¿correcto?- la voz del profesor me sorprendió- No puedes usar el celular en clases, es una regla.

Los demás estudiantes se comenzaron a reír al verme tan sorprendido, lo que me hizo enojar un poco. Bichos raros, riéndose como hienas en un circo.

Estaba por guardar el celular cuando un mensaje me llegó nuevamente. Pensaba ignorarlo, pero podría tratarse de un mensaje de mi padre preguntando cómo me encontraba, por lo que me arriesgué y ví el mensaje cuando el profesor volvió al frente.

"¿Por qué me ignoras?"

Era el mismo número de antes, lo cual encontré extraño, pero decidí no prestarle atención y apague el celular; guardándolo en mi mochila. Como seguía en clases, planeaba responder el mensaje anterior y descubrir de quién se trataba más tarde, pero el día pasó hasta que cayó la noche y me acosté.

Olvidé por completo los mensajes.

Acosado Por Un Psicópata [BL]Onde histórias criam vida. Descubra agora