17. La maldición del Ángel

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Llovía como nunca antes en la vida y Maggie apenas si podía ver tras toda esa lluvia, los parabrisas quedaban cortos para su trabajo y su abuela le sonrió.

-Tranquila cariño- le había dicho- Las penas del corazón se reparan con el tiempo.

Pero ella sentía que eso no era cierto porque dolía hasta respirar.

- Si no quieres hablarlo esta bien- Había dicho ella mientras le acariciaba la mano mientras conducía- Pero siempre es bueno dejar salir aquello que duele Emma.

Emma quería decirle, pero las palabras se habían estancado en su garganta.

- Las emociones se vuelven monstruos cuando se quedan con nosotros.

E iba a decirle algo si no fuera por que aquella curva tan peligrosa, esa que estaba a centímetros del bosque, hizo que la camioneta derrapará cuando una sombra se atravesó en medio de la carretera.

Emma recordó todo como si hubiese pasado en cámara lenta. Ella había chocado primero con el hombro de su abuela, luego la camioneta había dado vuelta, después los cristales se estrellaron y se volvieron pedacitos, Emma había gritado entonces mientras su brazo derecho había colapsado con la puerta del conductor, había tratado de cubrir su rostro de los cristales y había sentido como estos se inscrustarón en sus brazos. Luego su cuello había dado un girón horrible que le había arrancado otro grito y de repente el mundo había quedado de cabeza y la tierra y el humo entró a el vehículo.

Emma había tosido y gemido de dolor al mismo tiempo, la cabeza le dolía y los ojos se le cerraban por el impacto. Su cabeza era un dolor punzante que la había dejado con los oídos pitando y las imágenes se volvieron confusas y borrosas pero no lo suficiente para notar a que su izquierda faltaba su abuela.

- ¡¿Abuela?!- había gritado, pero el asiento estaba vació como si Maggie jamás hubiese estado ahí, como si sólo hubiese estado ella en el vehículo.- ¡Abue... ¡Abuela!

Pero las cosas eran tan borrosas y la luvia y la oscuridad siguieron con la noche pero en medio de todo ese caos Emm levantó la vista del lado donde el cristal se había destrozado y por un momento juró ver a un hombre alto, pálido que la miraba atentamente.

Y después la oscuridad se adueño de ella.

- ¿Recuerdas algo?- repitió la doctora. Emm negó con la cabeza y las lágrimas aparecieron sin aviso alguno.

- ¿Y mi abuela?- quiso saber, un breve silencio hizo que abriera los ojos y mirará con atención a la doctora- ¿Dónde esta ella?

- Emma- escuchó a Pablo a su lado pero ella no lo miró, no dejo de mirar los ojos preocupados de esa mujer.

-¿Dónde está ella?

- Lo siento- dijo y el corazón de la chica dejo de bombear sangre "No, no de nuevo por favor" - pero tu abuela no estaba en el auto cuando las ambulancias llegaron...

- ¿Qué esta diciendo?- Emm escuchó como la doctora tragaba saliva y dirigía la mirada al joven que acompañaba a la chica. Emma se sintió casi insultada ¿Acaso estaba pidiendo permiso para hablar? - ¡De qué esta hablando! ¡Le hice una pregunta!

- Tranquila Emma- Volvió a hablarle Pablo y esta vez si lo miró con furia.

- ¡¿Qué me tranquilice?!- le preguntó iracunda- ¿Quieres qué me tranquilice? ¡Dónde demonios esta mi abuela!

- No lo sabemos- dijo por fin, los ojos cafés de Pablo le rogaban que prestará atención, que pensará como él y lo que estaba sucediendo, pero aquello era imposible. - Creemos que de alguna manera logró salir y fue a pedir ayuda, pero...

El Secreto de Antuan ©Where stories live. Discover now