Epílogo

890 77 11
                                    

Nueve años después

—Amo lo que haces —su cabeza golpea la mía con cariño.

Sonrío.

—No es muy importante.

—¿No lo es? Simplemente ve sus sonrisas —los niños corren por todo el jardín jugando— olvidaron los temores de la guerra, les diste una nueva oportunidad de ser felices y alegraste la vida a más de diez familias.

—Bueno... tal vez si fue importante —me encogo de hombros.

—¡Dios! Te amo tanto.

—Yo también te amo —le doy un corto beso en la mejilla.

—¡Mamá! Aván mordió a Zaíd —Nella lleva a Zaíd de la mano mientras las lágrimas recorren el rostro del menor.

—Aván, ya te he dicho que no debes morder a tus hermanos —lo reprendo apenas llega.

—Pe... pero Zaíd me pegó —dice entre sollozos.

—Ay, mis pobres bebecitos, vengan —les extiendo los brazos y ambos se acercan para ser consolados. Nella ríe— tú también ven.

—¡Mamá! Soy muy grande para eso —se cruza de brazos.

Marla llega corriendo directo a los brazos de su padre quien para ese momento ya está hablando con Nella sobre alguna cosa.

—Esos niños me dieron un dulce —señala a dos niños que tuve la oportunidad de tratar apenas llegaron al hospital, le muestra la paleta con una enorme sonrisa en su rostro.

—¿Me das paleta? —le pregunta su papá al tenerla en las piernas, ella niega, mi esposo hace un puchero infantil y finge llorar— no papi, no llores, toma.

Extiende su manita y le da su paleta, Álex se la mete a la boca.

—Mami, yo también quiero paleta. —Aván levanta su cabeza.

—¿Qué les parece si papi nos lleva a comprar... helados?

—¡Sí! —todos gritan y comienzan a brincar. Zaíd y Aván chocan los cinco.

—Primero pregúntenle a papá... —derrepente su padre se ve rodeado de cuatro pares de enormes ojos.

Después de unos segundos de verlos rogar asiente y saca las llaves de la camioneta.

—¡Vamos por helados! —camina seguido de los pequeños, como siempre se ordenan marchan detrás de él cual familia de patitos, todos a excepción de la mayor.

—¿Mamá? —me llama mientras me despido con la mano de nuestra anfitriona de la reunión anual del hospital, reunión disfrazada para saber como se encuentran los niños rescatados.

—¿Qué pasa, Nella?

—¿Vas a querer mas al nuevo bebé? —así que de eso hablaban...

—Nella... aunque Zaíd siempre esté llorando, Aván muerda a todos, Marla sea tan hiperactiva y tú no nos quieras... 

—¡Mamá! —me interrumpe, río ante su expresión— si los quiero.

—Ya, ya, lo sé, es la menopausia —la abrazo por un costado mientras ríe— yo los quiero a todos por igual, este bebé solo será un nuevo hermanito no un remplazo, ¿sí?

Asiente satisfecha con mi respuesta.

—¿Meri? Necesitamos ayuda aquí. —Álex intenta abrocharle a los niños su cinturón sin embargo mientras se lo pone a uno otro ya se lo quitó.

Todos mis errores, todos mis pecados, ni siquiera todo mi pasado son incapaces de arruinar tan hermoso presente.

Atrapada en tus mentiras Onde as histórias ganham vida. Descobre agora