14. Adiós

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Jamás lo olvidaré, exactamente una semana después de mi cumple años regresé a casa y encontré a mi mamá llorando en el piso de su habitación. Corrí a ayudarla.

—¿Qué pasó, mamá?

—Se fue —sus hombros se movían sin control— nos dejó

—¿Papá se fue? —pregunté abrazándola por la espalda.

Asintió como pudo y siguió llorando, ahora solo éramos ella y yo.

—Mamá, descansa —la ayudé a pararse y luego a recostarse en la cama que ahora se veía enorme.

Me quedé junto a ella, justo como hacía conmigo de pequeña, mi brazo sobre su brazo y mi mano masajeando su cabello. Esto pareció relajarla ya que después de unos minutos, que a mi parecer fueron eternos, su respiración se calmó y se dejó llevar por los brazos de Morfeo.

Si hoy me preguntaran que momento de mi vida ha sido el mas doloroso, sin duda alguna sería aquel día en el que mi madre, mi pilar, mi bastón, se derrumbó de tal manera que nunca se pudo volver a levantar. Nunca renació de las cenizas, mi mamá no era un fénix. 

Atrapada en tus mentiras Where stories live. Discover now