15. Vacaciones

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Durante las vacaciones de verano parecieron crecerle las manos a Fernando.

Nos veíamos casi después de las 8, que era cuando salía de mi trabajo. En ese entonces trabajaba en un restaurante de comida japonesa para poder ayudar a mamá con los gastos de la casa.

Fernando se quejaba de que no le dedicaba suficiente tiempo a nuestra relación, lo cual a su parecer se compensaba con el hecho de meter su mano bajo mi blusa. Realmente no estaba de ánimo para detenerlo, estaba pasando por una fuerte depresión.

—¿No te gusta? —preguntaba cuando no me molestaba si quiera en disimular mi indiferencia ante sus caricias.

Asentía y el continuaba con lo suyo. Por las noches, mamá trabajaba comor recepcionista en un hotel. Fernando no estaba al tanto de esto, de ser así hubiera pasado cada noche en mi casa.

Por otro lado, ya no íbamos con tanta frecuencia a su casa desde la vez que José le pidió a Fernando que me quedara con él unas horas, como si fuera un juguete que pueden intercambiar entre ellos. Por suerte, Fernando se molestó muchísimo por eso, aunque se sentía como si lo hubiera engañado, desde su punto de vista había sido yo quien buscó despertar la lujuria en su hermano.

Atrapada en tus mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora