XXIV

445 27 31
                                    

Hospital de la ciudad ...

— Al parecer aun no despiertas del todo y es por culpa de ese estúpido. — Masculló enfadada paseando por toda la habitación blanca.

Volteó rumbo a la camilla, y se dirigió hasta ella pasando la yema de sus dedos por las sabanas de seda blanca hasta llegar al cuello del joven en donde se detuvo tras notar una mueca de dolor por parte de él.

— Oh. — Esbozó con impresión tras mirarlo removerse un poco.

Se retiró, guardando una distancia considerable.

— ¿Qué paso? ¿Dónde estoy? ¿¡y, Ikki!?.— Preguntó alterado tras verse en la camilla con una desconocida a lado, su cabeza comenzó a doler demasiado feo; las punzadas de dolor eran incontrolables. Sus manos débiles fueron a los costados sobando su sien repetidas veces para que el dolor cesara, pero era imposible.

— Ikki no está, tranquilo, además yo soy quien cuidara de ti por ahora, es un gusto verte mi señor... — La rubia hizo reverencia.

¿Cuánto tiempo había estado allí?, de seguro sus viejos padres estarían buscándole por todo Japón.

El joven volteó a verle un poco asustado y desconfiado, el dolor no se iba, aun seguía y cada vez más fuerte al igual que otras veces.

Esa voz la reconocía en alguna parte, pero no sabía de dónde.

— Due.. duele.— Se quejó fuerte.

— Solo trata de tranquilizarte es normal y más con la caída que te has dado.—Explicó amable mientras le daba unas pastillas para el dolor de cabeza, —La enfermera las dejo, son para el dolor. Sonrió tiernamente lo cual era raro en ella, pero ese chico el que estaba allí le hacía ser rara.

Este estiro su mano lentamente, para tomarlas.

Aquella chica ya se había ganado un poco su confianza.

"¿Caída? Nunca me he caído, más bien me han aventado " Pensó con dificultad y a decir verdad tenia demasiada razón, él nunca se cayó, él fue aventado por alguien extraño el cual era un enemigo.

Las tomó de golpe, su cabeza estaba hacia tras, despegando sus cabellos del frente dejando ver algunas banditas a lo largo de su cara.

El dolor comenzó disminuirse poco a poco.

— Yo no me he caído, llegó un loco, un psicópata disfrazado. Explicó con repudio tras recordar la mano vagar por su abdomen y después en adentrarse sin piedad alguna, sintiendo dolor.

—¿Disfrazado?

Éste asintió con lágrimas en sus ojos, la rubia le miró expectante.

Y si esa persona volvía por él, y si lo lastimaba de nuevo.

Tenía demasiado miedo, que podía notarse en sus ojos y sin querer comenzó a llorar, sus lágrimas nuevamente recorrían a lo largo de su cara, mientras algunos hipos se hacían presentes, era inevitable.

— Tranquilo, te aseguro que estarás bien, yo cuidare de ti. Comenzó acercarse para poder abrazarle, claro no sin antes preguntar:

—¿Puedo?. — Asintió, entonces le abrazó tratando de calmarlo.

— Lo siento, ni si qui-quiera te... te conozco y estoy llorando, dan-dan-do-dote mal imagen de mí. — El hipo no lo dejaba hablar, pronto sintió un dolor en todo su abdomen.

Gimió de dolor.

— No te preocupes, mi nombre no es importante ahora, lo importante es de que tu estés bien. ¿Podrías decirme quien te ha hecho esto?¿Sabes cómo es?. Pregunto apartándose un poco para poder dejar hablar al chico.

MI SHUN  |BlUE DREAM|         HyogaxShun  Where stories live. Discover now