Capítulo 1

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- ¡Mario, apestas a alcantarilla! ¿Dónde has estado? - Preguntó el más alto mientras con una mano abría la puerta para dejar pasar a su hermano y la otra la agitaba ante su nariz para remover el apestoso olor que emanaba el de rojo.

- ¡Gracias! También es un gusto verte, hermano. - Contestó con ironía el más bajo. - Estaba ayudando a un Toad. Se había quedado atascado en una tubería... - Continuó mientras entraba en la casa.

- Pensé que te ibas a tomar el día libre hoy.- Tras este comentario que el de verde había hecho, Mario se detuvo y volteó hacia su hermano.

- Luigi, un fontanero jamás descansa. Deberías saberlo. - señala Mario, hablando con firmeza. 

- Bien, ya. Lo siento. Ve a bañarte o llenarás la casa de mal olor. Acababa de limpiar. - dijo Luigi, quien además de estar asqueado, también estaba decepcionado. 

- ¿Tan mal huelo? - Mario olisquea una de sus mangas para verificar. En eso, la conversación es interrumpida por unos desesperados golpes en la puerta que venían del lado de afuera, llamando la atención de ambos hermanos.

- ¿Otra vez? ¡Pero acabas de llegar! - Exclamó Luigi mientras se dirigía de nuevo a la puerta para abrirla. 

Al abrir la puerta se encontraron con lo que esperaban. Un Toad, desesperado llamando por la ayuda de Mario. La verdad es que los habitantes del reino Champiñón son muchas veces torpes o poco cuidadosos y tienden a meterse mucho en problemas, ya sean bastante pequeños. Y por naturaleza, van directamente a buscar la ayuda de su héroe, Mario.

- ¿Qué pasó esta vez, Toad? - Mario se acercó a la puerta también, para poder ver al Toad. Pero como respuesta, solo recibieron un montón de desesperados gritos y saltos por parte del pequeño individuo.

- Mantén la calma, no entendemos nada de lo que dices - Comentó Luigi, con la esperanza de que Toad le hiciera caso. 

El Toad intentó calmarse; aún seguía hablando muy nervioso. Pero de manera más interpretable. - ¡Las tuberías! ¡Todas desaparecieron! La princesa me mandó a buscarte, Mario ¡Tienes que ir rápido! - Gritó el Toad.

Ambos hermanos se miraron el uno al otro, curiosos por la situación. Mario, sin dudarlo, salió de la casa, halando el brazo de su hermano, quien por el otro lado se negaba a ir, pero ya era demasiado tarde. Además, Luigi ya estaba acostumbrado a esta clase de circunstancias, así que muy pronto se dio por vencido y siguió a su hermano.

 - ¡Vamos Luigi! - Exclamó Mario, quien llevaba la delantera en el camino. - No camines tan lento ¡La Princesa nos necesita pronto! 

- Entiendo tu entusiasmo, Mario. Pero no me dio tiempo para almorzar y ahora no tengo energías. ¡Oh, esos canelones se veían tan deliciosos! - Empezó a lamentarse Luigi mientras abrazaba su hambriento estómago.

- Luigi, no es momento para pensar en comida.

- Pues el hecho de que ya es mediodía y que no he almorzado, me hace pensar lo contrario.

Mario se detiene repentinamente en la mitad del jardín del castillo. - ¿Qué pasa? - Se preguntó Luigi.

- ¿No notas algo extraño?

- Sí, el Toad nos lo dijo hace un rato. No hay tuberías.

- No, no. El jardín. Se ve vacío... - Ambos miraron a su alrededor, para contemplar a un vacío campo de grama verde, sin una sola flor ni verdes arbustos.

- Como mi estómago... - Se lamentó Luigi, antes de ser interrumpido por la voz de un Toad amarillo, quien había gritado desde lejos al notar la presencia de ambos hermanos.

- ¡Mario! Me alegra tanto que hayas venido - Mario y el pequeño se saludan mutuamente. El Toad se vuelve hacia Luigi. - Oh, y Luigi ha venido también... genial. - Un silencio incómodo rodea la atmósfera repentinamente, hasta que Mario le da fin.

- ¡Mamma mía! Parece que no solo las tuberías desaparecieron - comenta, haciendo referencia al ahora vacío jardín. Un hecho que realmente era una lástima pues los jardines con coloridas flores y frondosos arbustos era uno de los elementos de los cuales los habitantes de este alegre reino estaban muy orgullosos, y ahora se había ido.

- ¡Sí! Cosas extrañas están pasando, Mario. - El Toad se encontraba notablemente atemorizado - La Princesa te está esperando, ¡vamos! - Los tres no tardaron en dirigirse al castillo.

Finalmente, los tres se encontraban en el gran salón de reuniones del castillo, el lugar en el cual asistían cada vez que ocurría un problema en el reino y se discutía cual sería la solución; y un lugar al que, por cierto, asistían muy seguido.

En el medio del salón se encontraba una gran mesa en forma de "U" cuyos asientos estaban casi todos ocupados por Toads, y en frente de esta, un alto sitial, el cual estaba siendo ocupado por la princesa. 

- ¡Han llegado! - Exclamó con alivio la princesa desde su asiento, al ver a ambos héroes.

- ¡Pues démosle inicio a esta reunión entonces! - Declaró el Sabio Toadsworth.

Ambos, Mario y Luigi, se sentaron en los asientos que estaban, evidentemente, reservados para el par. Tras esto, la sala se llenó de murmullos entre todos, mientras se preparaban para comenzar la reunión.

- Mario - Musitó Luigi, haciéndose hacia su hermano.

- ¿Si? - Contesta Mario.

- Aun apestas a alcantarilla.



Mario & Luigi: Bewitched Adventure / Aventura EmbrujadaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum