29

4.7K 210 65
                                    


Luego de media hora Vero y Lucy se habían marchado. Lauren estaba un poco más tranquila, pero aun así preocupada por Normani y Dinah. No comprendía por qué la chica alta había reaccionado de aquella forma. No es como si hubiese hecho algo malo. Solo había besado a Normani durante cinco segundos. No era tan grave.
Tal vez estaba molesta consigo misma porque pensaba que el beso podía significar que había engañado a su novio, al cual Lauren aun no había conocido personalmente, pero creía haber escuchado a su amiga llamarlo Siope. La verdad es que no hablaba mucho de el.
Una hora después Lauren aun seguía observando a través de la habitación, con su mano derecha apoyada en el vidrio y esperando que Camila apareciera allí para decirle que todo estaba bien.
Normani ya no estaba allí. Se había ido quince minutos después, luego de comprobar que Lauren estaba bien. Dijo que necesitaba pensar. Tal vez también se sentía culpable por haber besado a su amiga. Es decir, ella también tenía novio y no era más que el primo de Dinah, la chica con la que se había besado. Seguramente estaría pidiéndole disculpas al pobre Thomas en aquellos minutos.
Finalmente la chica se canso de esperar. No podía soportarlo más. Tomo una de sus muchas chaquetas de cuero y se dispuso a salir, no pensando en que aun traía la ropa con la cual había llegado a casa luego de salir del hospital, las cuales eran solo unos pantalones de pijama grises, una camiseta blanca demasiado grande y pantuflas de leones.
Bajo las escaleras, sentándose en el último escalón para tomar aire durante diez minutos. El estado de su corazón no era el mejor para salir, pero aun así necesitaba saber que era lo que había sucedido con su novia y su amiga, y por qué aun no regresaban.

XX: ¿Qué estás haciendo acá, Lauren? Deberías estar descansando... -Pregunto colocando una mano sobre el hombro de su hermana, de inmediato apartándola cuándo la chica de ojos verdes comenzó a chasquear sus dedos.
Lauren: Chris... yo... yo quería... -Intento mentir, pero realmente no era buena para eso, y la falta de oxigeno tampoco la ayudaba.
Chris: No me mientas, Jauregui.
Lauren: Quiero ver a... Camila -Susurro débilmente, el aire volviendo lentamente a sus pulmones y su corazón regularizando sus latidos.
Chris: Mamá no te va a dejar salir... -Le dijo.

Lauren suspiro, decepcionada.
"Idiota. Idiota. Idiota. Debiste haberlo sabido. Eres una idiota, Jauregui. Quieres verla y no se te ocurre un mejor plan. ¡Yo también quiero verla, idiota! ¡Yo soy tu! ¡Debiste hacerlo planeado mejor!"

Chris: Tal vez podría ayudarte...
Lauren: ¿Es en serio? -Pregunto rápidamente elevando la mirada, jamás mirando a su hermano a los ojos.
Chris: Si, puedo distraer a mamá para que logres salir sin que ella lo sepa... Pero necesito un favor.
Lauren: ¿Un favor? -Pregunto dudosa.
Chris: Abrázame, Lauren -Pidió con voz quebrada. La chica de ojos verdes de inmediato se volteo hacia el, completamente confundida.
Lauren: ¿Por qué?
Chris: Te extraño ¿Está bien? Antes solías abrazarme siempre, aunque no te gustaba. Antes bromeábamos juntos. Antes me mirabas a los ojos y luego reías cuándo le reclamaba a mamá y a papá no tener unos ojos como los tuyos, y después me decías que un par de ojos no importaban cuándo se comparaban con tu forma de ser. Antes eras tu misma. Eras diferente, Extraño a esa Lauren. La quiero de vuelta...
Lauren: Chris... -Lo interrumpió, sus ojos cristalizándose y las palabras afectándola enormemente en su interior.
Chris: Espera, déjame terminar... Te ayudare, Lauren. Y voy a hacerlo solo cambio de un abrazo porque desde que estas saliendo con Camila te escucho reír. Siempre que hablas con ella a través de tu ventana, en las noches, tu ríes. Y eres la misma Lauren de hace años. La misma que quiero de vuelta... Ella te hace feliz, Lauren. Y por eso voy a ayudarte. Voy a ayudarte porque Camila esta regresándome a mi hermana.

Lauren estaba llorando en cuanto su hermano termino de hablar. No sonoramente. Eran solo un par de lágrimas resbalando por sus mejillas, pero, aun así, el dolor era enorme.
Se lanzo a los brazos de su hermano de inmediato, aferrándose con fuerzas, sintiendo que él hacía lo mismo. No estaba del todo cómoda, pero tampoco incomoda, así que estuvieron allí unos minutos antes de separarse, ambos limpiando sus lagrimas.

La Chica de la VentanaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt