Tú, mi problema © #1

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—¡¿Estáis preparadas para esta noche?! —chilla Nat cuando nos sentamos en la mesa de la cafetería, Alice asiente y yo ruedo los ojos.

—Si no nos dejas sordas, claro que sí, guapi —digo, y ríen a carcajadas.

—¿A qué hora y dónde? —cuestiona Nat después de calmarnos un poco.

—En mi casa a las 10 —respondo, y ellas asienten.

—Okay, allí estaremos puntuales —dice Nat mirando a Alice, y esta asiente.

Miro para la mesa del fondo, donde se sienta Iván, y casi me atraganto con el sándwich cuando nuestras miradas se conectan.

Dios mío, ayúdame.

***

—Señorita Alice, empezaré por usted —dice Nat con las manos en jarras, y Alice la mira asustada.

—Tranquila, está loca, pero no tanto —le susurro al oído, y ríe un poco.

—¡Eh! ¡Os he oído! —exclama. Pone unos cuantos vestidos sobre la cama y le dice a Alice que se pruebe uno de color rojo. Cuando sale del baño, esta niega con la cabeza.

Mi mejor amiga pone un dedo sobre su barbilla, pensativa.

—Pruébate este —dice después de unos segundos, y le da uno de color vino tinto.

—Está bien —suspira y se vuelve a meter en el baño. Yo mientras tanto me tumbo en mi preciosa cama.

—¡Santo cielo! ¡Te queda genial! —me sobresalto cuando escucho el grito de Nat, Alice se ruboriza y nos da una sonrisa tímida.

 —Estoy de acuerdo —sonrío, y mi mejor amiga la sienta en una silla para empezar con el maquillaje y peinado.

Minutos después, Nat gira la silla hacia el espejo y Alice abre los ojos de par en par.

—Dios mío, ¿esta soy yo?

—Ajá, eres un bombón —decimos Nat y yo al unísono, y sonríe emocionada.

—Muchas gracias, chicas —nos abraza efusivamente, y le correspondemos el abrazo riendo.

Después de que Nat y yo nos prepararamos, nos despedimos de mamá y salimos a la calle.

Yo llevo un vestido negro, y mi mejor amiga uno de color azul marino.
Casi nos queremos abofetear cuando nos damos cuenta de que no tenemos coche.

—¿Y ahora qué hacemos? —pregunto. La casa de Louis está lejos, y si caminamos tardaremos mucho.

—¡Hey! ¿Alguien necesita un coche? —nos giramos las tres cuando escuchamos la voz de mi hermano y asentimos rápidamente. Joder, menos mal.

Frunzo el ceño cuando observo el coche, ya que mi hermano solo tiene moto. Casi me quedo sin respiración en el momento que los recuerdos llegan a mi mente, es el coche de Iván.

Dudo en entrar o no, pero finalmente lo hago.

Él está de conductor, y mi hermano de copiloto. Mis amigas los saludan y yo me quedo callada mientras miro por la ventanilla queriendo golpearme.

Cuando llegamos a la fiesta, Iván y Alex se pierden entre la gente, y mis amigas y yo nos encaminamos a la barra para pedir algo de beber. El camarero me da una sonrisa coqueta a la que correspondo. Nos sirve las bebidas y cuando le damos un buen trago, vamos hacia la pista a bailar.

***

—Necesito beber algo —me quejo, ya que no hemos parado de bailar.

—Y yo—dicen Nat y Alice al unísono.

Nos acercamos a la barra y pedimos Ron con Coca-Cola al camarero de antes, quien nos lo ofrece gustoso.

—Aquí tenéis, chicas —no me pasa desapercibido el guiño que me da, para después atender a las demás personas.

—¡Has ligado, zorra! —grita Nat moviendo las cejas de arriba a abajo —Aprovecha, que no está nada mal.

—Paso —sonrío y le doy un trago a mi bebida hasta terminarla.

—¡Vamos a bailar! —me agarran del brazo arrastrándome hasta la pista y las detengo, volviendo a mi sitio de la barra.

—Estoy agotada —susurro —Id vosotras, y ligad mucho —les guiño un ojo y levantan los pulgares para luego adentrase en la pista moviendo las caderas.

Le pido otro vaso al camarero y me lo da en seguida.

—Toma, guapetona —Antes de que pueda cogerlo, alguien se lo arrebata bruscamente de las manos. ¿Pero qué...?

Me giro frunciendo el ceño y abro los ojos de par en par cuando lo veo.

Es Iván.

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Muchas gracias por leer.