Lauren escucho a su madre dejar escapar un gemido de dolor a través de la puerta y de inmediato supo que había actuado mal.

Laura: Mama, lo siento…

Clara: Hablamos mañana, Lauren –Dijo, y finalmente termino marchándose con lagrimas en los corriendo por sus mejillas.
Luego de esto, Lauren no pudo hacer nada más que llorar desesperadamente sobre su cama, deseando no ser tan diota, tan estúpida, tan… tan enferma.

“¡ESTUPIDA! ¡ESTUPIDA! ¡ESTUPIDA! ¡ERES UNA ESTUPIDA LAUREN JAUREGUI!” estuvo llorando por lo que parecieron horas… Lo hizo
hasta que volvió a escuchar los mismos ruidos que había
escuchado horas antes. Los ruidos de la ventana de enfrente al ser golpeada por un puño.

Lauren se levanto y camino hasta colocarse cerca de la ventana. Como siempre, puso su mano derecha sobre el vidrio. Sus dedos habían dejado de chasquear. La chica de la ventana estaba allí, con una hoja de papel
sobre el vidrio, mirándole con una cara que, según el diccionario mental de Lauren, era preocupación.
Sí, Lauren tenía un diccionario mental. Como no podía reconocer bien el lenguaje no verbal (Gestos, señas y otros), su psicólogo le había recomendado aprender las
expresiones faciales de memoria. Ahora, gracias a esto, Lauren podía diferencia un rostro triste falso de uno verdadero… No siempre, pero si la mayoría del tiempo.

“No llores, chica de la ventana” leyó.

Entonces Lauren sonrió como no había sonreído desde hacía mucho tiempo. La chica de la ventana giro la hoja de su cuaderno de dibujo y comenzó a garabatear algunas palabras rápidamente. Cuando termino, coloco el papel sobre la
ventana delicadamente.

“Tienes una linda sonrisa”

Lauren levanto un poco la vista del papel y pudo ver que la chica de la ventana también estaba sonriendo. Lauren no entendía la necesidad que tenían las personas desonreír al decir algo amable, pero aunque no lo entendía le gustaba que la chica de la ventana lo hiciera. De inmediato, Lauren tomo un cuaderno y un marcador y comenzó a escribir lo que estaba pensando.

“Tú también”

Ninguna de las dos escribió nada durante un buen rato, y mientras la chica de la ventana tenía la mirada baja, Lauren se permitió observarla sin temor a encontrarse con
sus ojos. Delgada, de piel clara pero no demasiado, cabello oscuro
y una hermosura de esas que solo se ven cuando las fotos son retocadas para las revistas. Pero Lauren sabía
que nada podía ser perfecto en el mundo, pues lo había leído en libros, así que busco rápidamente alguna
imperfección. Y la encontró: Pijama rosa con conejitos amarillos.
Para Lauren, quien solía vestir de colores oscuros TODO EL TIMEPO, los conejitos amarillos combinados con el
color rosa de la tela era una imperfección bastante
grande. De repente, la chica de la ventana levanto la vista y la
miro directamente a los ojos. Lauren de inmediato aparto la mirada. Se sentía tan incómoda mirando a las personas a los ojos… Era… antinatural para ella.

Con la cabeza gacha, la chica de la ventana busco una hoja de papel en blanco y escribió sobre ella. Lo coloco
sobre el vidrio en cuanto termino.

“¿Por qué estas llorando, chica de la ventana?"

Lo único que a Lauren se le ocurrió hacer fue tomar su cuaderno y escribir lo que pensaba.

“Porque no quiero ser una maldita enferma”

“¿Enferma? Tú no estás enferma”

“Eso es porque no me conoces”

“Tienes razón. No te conozco”

Lauren sonrió. Cuando conversaba con aquella chica las sonrisas salían tan naturalmente, como si ella las colocara en su cara con cada palabra.

“Por favor, Lauren, nadie puede colocar sonrisas en las caras de las demás. Sonreír consiste en flexionar
músculos idiota, no en colocarlos así como así”

Se dijo mentalmente. La chica de la ventana golpeo el vidrio, y Lauren se sintió mal por haberse perdido tanto tiempo en sus propios pensamientos. Miro hacia adelante y se sintió extrañada cuando la chica comenzó a abrir su ventana y luego
coloco un papel frente a su cuerpo.

“Quiero escuchar tu voz, chica de la ventana”

Pero justo cuando Lauren comenzaba a abrir su ventana, una pequeña niña entro a la habitación de la otra chica y
comenzó a saltar a su alrededor. Por supuesto, no se fijo en Lauren, porque, como ya habíamos mencionado, nadie tiene tiempo para mirar a través de las ventanas.
La chica de la ventana termino sonriendo y diciéndole algo al oído a la más pequeña. Casi de inmediato, la niña abandono la habitación.
La chica de la ventana escribió algo apresuradamente en un papel y luego lo coloco frente a su cuerpo.

“Debo irme . ¿Hablamos mañana?”

Lauren solamente asintió, sonriendo como solo ella podía hacerla sonreír.
Se alejo de la ventana en cuanto la chica desapareció por la puerta. Estuvo media hora esperándola, pero ella no llego. Fue entonces cuando vio el reloj y supo que debía de
dormirse en ese mismo instante o no podría cerrar los ojos en toda la noche. Tomo un baño corto, se coloco el pijama (el cual consistía en unos shorts blancos y en una holgada camisa negra), bebió sus medicinas y sus pastillas para dormir, y
luego se recostó en la cama.
Durante quince minutos intento dormirse, sin éxito. Cada
vez que lo intentaba, la chica de la ventana aparecía en su
cabeza. Era imposible para Lauren seguir así toda la noche.

Entonces, inquieta, se levanto, se acerco a la ventana, coloco su mano derecha sobre el vidrio y miro
atentamente, esperando verla una vez más para poder conciliar el sueño. Pero no la vio, porque ella aun no
estaba allí. Tomo un papel, un marcador y algo de cinta adhesiva.
Escribió rápidamente en el papel, y con algo de torpeza lo pego sobre la ventana con ayuda de la cinta.
Lauren se recostó sobre la cama y se durmió casi de inmediato, recordando lo que había escrito en aquel papel con una sonrisa en los labios.

“Buenas noches, chica de la ventana”

La Chica de la VentanaWhere stories live. Discover now