Capítulo 10.

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—Aprovechen su último día en la playa, niñas. —Mamá se encontraba preparando el desayuno mientras nos despertaba con sus sobresalientes comentarios. Me hacía odiarla cuando decía esas acotaciones rudas que me hacían darme cuenta de la realidad. Era mi último día aquí. Mañana por la mañana tendríamos que irnos hacia la terminal para abordar aquél autobús que nos regresaría a casa. Era muy frustrante. 

—Iré a la playa con Justin. —Dije frotándome los ojos y desperazándome.

—De acuerdo. —Respondió mamá. 

Luego de desayunar, vestirme e higienizarme, decidí bajar hacia la recepción para buscarlo. Pregunté al dueño, que era su padre por lo tanto debería saber.

—Hola, una pregunta, ¿donde está Justin? —Dije incómoda.

—Está en su habitación. Vé a buscarlo si quieres. —El hombre se encongió de hombros y ladeo la cabeza hacia el pasillo en donde estaban las habitaciones. —Es la habitación 45. —Dijo. 

Enseguida le dí las gracias y me dirigí hacia las escaleras para encontrar el primer piso rapidamente y caminar por el determinado pasillo. 

Encontré la puerta rápidamente, y decidí golpear dos veces suave. 

Justin enseguida abrió la puerta, vestido con apenas unas bermudas cayendo sobre sus caderas y ausente de camiseta. Me quedé absorta mirándolo y él dándose cuenta, sonrió. 

—Hola. —Dije volviendo en mí. 

—Hola. —Respondió apoyándose sobre el umbral de su puerta con los brazos cruzados. 

—Hum, vine a buscarte. Tu papá dijo que estarías aquí. —Dije tragando saliva. 

—Si, pues. No tengo muchas ganas de salir hoy. —Dijo rascándose la nuca. 

—¿Por qué? —Fruncí el ceño preocupada. 

—No lo sé. ¿Pero que tenías pensado tú? —Sonrió de costado. 

—Hum, no lo sé. ¿Caminar y recorrer las tiendas? —Sugerí encogiéndome de hombros. 

—Suena bien, pero tengo una mejor idea. 

—¿Qué cosa? —Espeté. 

—Es una sorpresa. Espérame a que me vista y salimos. —Encogiéndose de hombros. 

—Si, hum, claro. —Respondí convencida. 

—Pasa. —Se hizo a un lado para dejarme pasar a su cuarto. 

—¿Qué?, no voy a entrar ahí. —Exclamé ladeando mi cabeza. 

—Vamos, no me voy a aprovechar de tí, sino ya lo hubiese hecho. —Rió —Entra. —Movió su cabeza hacia el interior. 

—Esta bien. 

Me abrí paso hacia adentro y pude observar que era practicamente igual a mi habitación, solo que se notaba con simple observación que había convertido el lugar en una casa.

Me senté en una de las sillas de la mesa, mientras él se dirigía hacia el dormitorio a vestirse. 

—Ya voy. —Me gritó desde el dormitorio. 

Al cabo de unos minutos, salió vestido con una musculosa violeta, la misma bermuda de jeans y un par de ojotas puestas. 

Recorrió todo el cuarto buscando al parecer su teléfono y las llaves, pero antes se acercó al refrigerador.

—¿Quieres algo de tomar? —Me dijo abriéndolo. 

—Si, seguro. —Dije. 

Nos quedamos unos minutos en silencio, mientras él se sentada sobre la mesa y me servía el jugo en un vaso. 

—Hum, todavía no me has dicho que habíamos apostado en la primera apuesta. —Dije colocando mi vaso de vuelta sobre la mesa. 

—Pues, no estoy seguro, pero creo que es lo mejor. 

—¿De que hablas? —Dije. 

Se puso de pie, y se dirigió hacia mi, poniéndose en cunclillas a mi lado. Luego de eso, tomó mis mejillas y me besó. 

Sus labios eran suaves al tacto y cálidos. Le tenía mucha confianza, y subconcientemente, esto era lo que había estado esperando desde que lo conocí. No sabía realmente si era una ilusión o de verdad estaba pasando, pero traté de disfrutarlo lo más que pude. Obviando el tema de la incomodidad en la posición en la que nos encontrábamos. 

Definitivamente, me costó creer aquella escena. 

Luego de despegarnos, se quedó sosteniendo mi mirada. 

—¿Y qué habíamos apostado en la segunda oportunidad? —Preguntó sin alejarse. 

—Esa vez había ganado yo. —Dije tartamudeando. 

—Entonces reclama tu premio. —Susurró.

Luego de eso, nuevamente nuestros labios estaban pegados, pero esta vez había sido yo la que se acercó a él.

Nos quedamos besando por unos cuantos segundos mas, hasta que separándonos con una sonrisa en el rostro de ambos, Justin me dijo. 

—¿Lista para disfrutar tu último día aquí? —Se puso de pie y me tendió la mano. 

—No. —Respondí resoplando pero riéndome con nervios. 

Lo seguí a traves del pasillo, pero esta vez, no me soltó de la mano por nada del mundo. 

Aquella definitivamente, habían sido las mejores vacaciones que tuve jamás. 

FIN. 

|Summer's Love| ONE SHOOT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora