Capítulo 4.

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—¿Ya está? —Preguntó mi mamá cuando llegué de vuelta al estacionamiento de la playa y ella y mis hermanas se encontraban esperándome. 

—Si. Vamos a comer. —Sonreí y me dejé guiar por los pasos de ella. 

Luego de almorzar en uno de los restaurantes mas lindos de la peatonal, nos dirigimos hacia el hotel para ducharnos y salir de compras o simplemente volver a la playa. No lo sé. Yo solo tenía las intenciones de hacerme pasar por enferma para que me dejasen quedar en la habitación y así poder tener mas contacto con aquel chico. Con Justin. 

—Mamá, me siento un poco mal. —Fruncí el ceño y me tomé el vientre mientras íbamos caminando de vuelta hacia el hotel. Eran pasadas el mediodía, casi las tres de la tarde y siendo un día espectacular, no cabía duda que todo el mundo iba a estar en la playa disfrutando. Yo en cambio quería todo lo contrario. 

—Quédate en el hotel, entonces. Tus hermanas y yo iremos a la playa otra vez. —Exclamó ella sin dejar de caminar. 

Perfecto, pensé riéndome maléficamente en mi mente. 

Pues, ya estaba demasiado loca por aquel chico, tenía que al menos disimularlo. 

Cuando llegamos al cuarto, mi familia se fue a duchar por turnos y yo me tumbé sobre mi cama haciendo zaping con el televisor en frente de mí. Estaba fresco aquí dentro, asi que me dió mas sueño que ganas de seguir con mi plan. 

—Bueno, _________. Nosotras nos vamos. —Dijo mi madre tomando su bolso y revisándolo para que no le faltase nada. 

—Bien. Yo me quedaré aquí. Cualquier cosa, te llamaré o llámame. —Le espeté haciendo una mueca que dejara entrever lo enferma del estómago que estaba. 

—De acuerdo, adiós. —Mis hermanas también me saludaron y se fueron, dejándome el cuarto para mí sola. 

Enseguida me fui a duchar, porque realmente apestaba a pescado y a sal. Puaj. 

Me puse la ropa mas sencilla pero bonita que tenia. Solo otra blusa con un hombro caído y los shorts que tenía puestos antes y unas sandalias. 

Enseguida después de peinarme, y tomar mi teléfono celular junto con mis auriculares, salí del cuarto, cerré con llave y me dirigí hacia la recepción.

Nuevamente no ví a Justin por ningún lado, asi que decidí, frustrada, ir a sentarme a las escaleras en la puerta del hotel, para escuchar música o simplemente idear otra treta para volver a ver a aquel muchacho. 

Ya estaba practicamente perdida en la canción, cuando de repente, sentí un toque leve sobre mi hombro. Me dí vuelta y era él. Me estaba observando, y por el gesto de risa en su cara, de segura me habrá estado observando hace tiempo mientras hacía un intento de videoclip con mis manos y mis gestos extraños. 

—¿Qué estás haciendo? —Dijo él sentándose a mi lado. 

Luego de sacarme los auriculares y apagar la música, respondí —Solo escuchaba música. —Sonreí mirando hacia el frente. 

—Oh, bien. —Respondió él imitándome. 

Luego de un incómodo silencio, decidí hablar. —¿Trabajas aquí? —¡POR DIOS, NO PUEDO SER MAS ESTÚPIDA! Claro que trabajaba allí. Ouch. 

Justin arqueó las cejas y sonrió. —¿No te has dado cuenta? Pues, sí. Soy el hijo del dueño. Mi papá me obliga a vivir aquí y trabajar con él. 

—¿Por qué? —Pregunté animándome a mirarlo mientras él me explicaba. 

—Mi mamá murió, y solo lo tengo a él. Asi que esta es mi casa. Aunque lo detesto un poco. En invierno es realmente aburrido. —Se inclinó hacia atrás colocando sus codos sobre el escalón. 

—Ah. Debe ser terrible para tí. En cambio a mí me gusta esto. Me gustaría vivir aquí. —Suspiré y rodeé mis piernas con mis brazos. 

—¿De donde eres? —Me preguntó mirándome. 

—De la ciudad, en donde no desearías vivir jamás. —Reí. 

—¿Muy malo? Me han contado pero nunca tuve oportunidad de ir. 

—La verdad es que allí esta mi casa, mis amigos y demás. No me puedo quejar. Pero prefiero esto. —Inspiré y cerré los ojos. 

—Yo ya me harté de esto. Conozco el pueblo del derecho y el revés. —Bufó él. 

—Apuesto a que un amanecer aquí deber ser perfecto. —Exclamé sin pensarlo mirando hacia el frente. 

—Acepto la apuesta. —Dijo 

—¿Qué? —Me di vuelta y lo miré arqueando una ceja. 

—Lo que oíste. Mañana te llevaré a ver el amanecer. Y si aceptas que no es la gran cosa, gano yo. 

—¿Y que estamos apostando? —Pregunté mojando mis labios. 

—No lo sé. Apenas te conozco. —Rió e inclinó la cabeza hacia atrás. 

—Bueno, avísame cuando lo hallas decidido. —Sonreí y continúe mirando hacia el frente, en donde se encontraban las distintas tiendas de comestibles, ropa y demás. 

—Paso por tu habitación a las 5 a.m. ¿te parece bien? —Sugirió mirándome. 

—¿Qué? No se si quiero ir a ver contigo el amanecer, apenas te conozco. Tal vez seas un violador encubierto, todo puede ser. —Pero después de pensarlo, me maldije por mi estúpida respuesta. 

—Como quieras. Yo pasaré a buscarte. Si no me respondes el llamado a la puerta es tu decisión. —Me guiñó un ojo, y comenzó a ponerse de pie. 

—¿A donde vas? —Le pregunté. 

—A preparar las cosas para una cita en la playa al amanecer que tengo con una chica, ya sabes. Asuntos de extremo secreto. —Rió y se adentró al hotel, ante de que yo al menos pudises sonreírle en respuesta de ese cumplido que me había hecho. 

OH MY GOOD. 

|Summer's Love| ONE SHOOT.Where stories live. Discover now