Capítulo 5.

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Ni siquiera pude dormirme esa noche. Estuve dando vueltas por toda la cama, y buscando algo para comer en toda la madrugada que me sacara el insomnio. 

Es decir, aquel chico tocaría mi puerta a la mañana para llevarme a ver el amanecer. Que extraño que sonaba eso, por Dios. 

Miré mi teléfono celular en la oscuridad, mientras mi familia dormía en sus camas, y figuraban las 4:22 a.m. 

Vacilé por unos segundos, pero enseguida puse manos a la obra y revolviendo mi valija, tomé un par de shorts algo mas largos que el día anterior, una camiseta y un sweater que me quedaba algo grande, pero igual era perfecto para contrarrestar el viento que azota la costa. Luego tomé mis zapatillas y me las calzé.

Fui al baño a cepillarme los dientes y a peinarme un poco, aplicando también algo de rimel en mis ojos y nada más. No quería lucir como si hubiese pasado la noche en vela maquillándome para la ocasión. 

Volví a mi cama silenciosamente, y miré la hora en mi teléfono. Eran las 4:56 a.m. ya. ¿Tanto tiempo había pasado asicalándome? Ya me siento esa clase de chicas que se desviven por un muchacho. No quiero eso. Quiero ser yo misma al lado de él. Ser natural. 

Luego un pequeño golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos, y volviendo mi cabeza hacia la habitación de mi madre, verfiqué que estuviera bien dormida, y luego de eso, pude abrir la puerta y escabullirme hacia afuera. 

—¿Lista? —Me preguntó Justin cuando ya estábamos en el pasillo los dos. 

—Si, claro. Aunque te aviso que llevo encima gas pimienta, por si decides propasarte comingo. —Reí y comencé a caminar. 

—¿De verdad? —Largó una carcajada que luego tuvo que ahogar cuando se tapó la boca con la mano. 

—Shhh. Cállate y camina. —Le dije girándome y esperando a que él me alcanzara. 

—Lo siento. Pues, bueno, ¿ansiosa por esto? —Comentó él una vez que ya estaba al lado mío. 

—Nerviosa por mentirle a mi mamá y escapándome de mi cuarto, pero sí. —Respondí mordiéndome el labio. 

—Tú si que eres ruda. —Se burló. 

—Mas que tú, seguro. —Reí y lo golpee en el hombro. 

Llegamos a la recepción, y enseguida Justin rebuscó entre los cajones del mostrador encontrando la llave de la puerta de la entrada, asi que a los pocos segundos, ya nos encontrábamos afuera, respirando ese aire salado y el viento que nos erizaba la piel. 

—Vamos. —Me tomó de la mano, y me condujo hacia la playa caminando él por delante de mí. 

Cuando llegamos, nos dirigimos hacia el muelle, yo siendo guiada por Justin en todo momento. 

—Bueno, falta poco. —Nos detuvimos en la punta del muelle, en donde nos poyamos sobre el barandal. Justin levantó su brazo y observando su reloj, contempló la hora. —Si, ya tiene que pasar. —Afirmó. 

—Justin, esto es raro. —Dejé salir observando aquel punto en el horizonte en donde se suponía que tenía que aparecer aquella bola de fuego. 

—¿A que te refieres? —Preguntó dudoso él mirando el mismo punto que yo. 

—Es decir, no te conozco, y ya me traes aquí, y pues, no sé. —Bajé mi mirada hacia mis manos, que se encontraban tamborileando sobre el metal que nos sostenía. 

—Yo tampoco entiendo nada, pero disfruta el momento. Te estoy haciendo un favor. —Rodeó sus ojos y largó un resoplido luciendo fastidiado pero con una sonrisa en el medio. 

—Cállate. —Le dije riéndome de sus gestos. 

—Cállate tú, y observa. —Me dijo señalando con su dedo hacia el frente. 

No podía caer en mí. Lo que estaba frente a mí era simplemente perfecto. El sol reluciente tratando de hacerse lugar y pujando para levantarse sobre el horizonte. 

Me quedé perpleja por unos segundos mientras sucedía aquel cambio. 

—Así que, ¿que opinas? —Preguntó él mirándome. 

—Es hermoso. —Dije casi por impulso. 

—Entonces gané. —Fanfarulló Justin.

—¿Qué?, pero... —

Él me interrumpió. —Pero nada. Yo gané la apuesta asi que me debes algo, pero todavía no sé que, asi que mientras pasas tu estadía aquí, pensaré en ello. —Se tomó la barbilla adoptando una actitud pensativa mientras continuaba inclinado sobre el barandal. 

—Buena suerte con eso. —Mencioné y enseguida me dí media vuelta y comencé a caminar hacia el hotel. 

—¿Qué haces? —Me preguntó alcanzándome y caminando a mi lado. 

—Tenemos que volver, sino mi mamá se dará cuenta que no estoy en el cuarto y me matará. —Fruncí los labios solo al pensar en la rabieta que le daría a mi madre si se enterase de esto. 

—Oh, eres una cobarde. —Rió Justin siguiendo mi ritmo de caminata. 

—Claro que no —Dije casi gritando y cruzándome de brazos. 

—Vamos, te invito un desayuno. —Dijo. 

—No traje dinero. —Mencioné sin detenerme. 

—Acabo de decir que yo te invitaré. Por favor, acepta. —Casi parecía suplicándome frunciendo los labios hacia afuera como un cachorro. 

—De acuerdo. —Bufé. 

—Genial. Iremos a lo del viejo Peter, te encantará. —Y tomándome de la mano nuevamente, me condujo hacia otro lugar impensado en este loco viaje en el que se había convertido mis vacaciones. 

|Summer's Love| ONE SHOOT.Where stories live. Discover now