-Claro que sí – dije y le miré a los ojos.

Él, ante tanta dulzura, me miró perplejo y fue caminando hacia el lugar donde se encontraba su familia. Yo no había reaccionado de aquella manera por nada, sabía que seguramente, aquella respuesta y la mirada a los ojos le informarían de que no quería problemas. Su reacción había sido, más o menos, la esperada, pero había habido algo raro en su mirada. No era como la de otros chicos. Creí que solo habían sido imaginaciones mías, por lo que lo ignoré y me olvidé de ello.

***

El tiempo pasaba y cada vez me hacía más fuerte físicamente. El uno de octubre llegó con rapidez. Me levanté, me duché y me vestí, como habría hecho cualquier otro día. Entonces, recordé con nostalgia algo y dibujé sobre un folio una pequeña tarta con catorce velas.

-Feliz cumpleaños – susurré.

No estaba tan ilusionada como otros años, estaba más bien triste. Allí nadie me desearía un feliz cumpleaños, ni mucho menos. Probablemente, nadie sabía que, un día como aquel, hacía quince años, nací yo. Pero tampoco quería pensar mucho en aquello. Fui hasta la estación de aerodeslizadores y partí con los príncipes hacia Redclaw. Entré en el gimnasio y me uní a Arlem y Jacob.

-Espero que vengáis cargados de energía, porque hoy haréis un combate cuerpo a cuerpo – qué novedad -. Pero ésta vez, no será de entreno, será uno de verdad. Un seis contra uno.

Me miró y sonrió maliciosamente. A mi entrenados le encantaban los combates seis contra uno. Él decía que era la manera más productiva de aprender, participando todos.

-Ah, no. Ni lo sueñes. Jamás.

Puse mis manos en alto, indignada. Mi entrenador se había vuelto loco de remate. Probablemente quería que me mataran o algo por el estilo.

-El primer día lo hiciste y ganaste.

-¡El primer día tenía la opción de utilizar mis poderes!

Régis sonrió aún más.

-Hoy no tienes esa maravillosa ventaja. Prepárate.

-¡Pero no puedo tumbarles a todos!

-Tú verás lo que puedes o no puedes hacer. Coge tus armas – me acerqué a la mesa en la que se encontraban todas las armas disponibles y opté por coger un machete y dos cuchillos (uno más largo que otro) -. ¡Adelante!

Aiden arremetió contra mí, mientras Jacob me dedicaba uno de sus dolorosos puños. Les miré rabiosa. Tiré a Jacob y me dispuse a ir a por Aiden. Éste me esquivó por poco. Benjamin y Kiran también vinieron hacia mí. Arlem se me acercó por detrás, junto con Edrik. Estaba acorralada. Oí la puerta de entrada al gimnasio abrirse pero no me fijé en las tres siluetas que entraron por ella. Arlem y sus cuchillas fueron los primeros en plantarme cara. El sonido de las armas chocando me era muy agradable y me hipnotizaba. Me dejé llevar por aquellos maravillosos choques y, de repente, me vi de pié sin nadie a mi alrededor. Todos estaban tirados en el suelo, y yo salía victoriosa. Sonreí.

-¿He ganado? – dije en voz alta, interiorizando mi victoria - ¡He ganado! – me corregí.

Comencé a dar saltitos de ilusión. Entonces, oí unos aplausos desde la puerta del gimnasio y recordé las tres siluetas que había visto al comienzo del combate. Me giré para ver quiénes eran aquellos espectadores, pero no esperaba lo que vi.

-¿Qué día es hoy? Creo que es uno de octubre. ¡Felices quince, enana!

Me quedé boquiabierta.

La Reina Perdida [SC #1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon