CAPÍTULO 42: El intruso

2.1K 199 10
                                    

* Una semana después *


Los días habían pasado tan rápido, y alejada de los demás se sentían una eternidad. Giré mi rostro en busca de un libro que había encontrado en unas casas ajenas mientras iba a saquear.

David vendría hoy a llevarse la mitad de todo lo que yo habia conseguído en esta semana.

Estuve haciendo un escondite en el suelo, en el que dejé armas, después de todo David era un chico en el que podía confiar, pero no su grupo. También dejé algunas latas de leche en polvo para Liam allí, aunque pronto esas latas no serían necesarias.

Suspiré, estaba aburrida, lamentablemente ya no podía leer los cómics que tenía, y el libro que había encontrado era una simple farsa sobre el amor y los sentimientos, pintandolos como algo fácil y sin dolor.

Los había leído demasiadas veces.

Me asomé por la ventana y vi a un caminante, éste estaba alrededor de la cabaña.

Miré el cielo por un instante y supe que el sol se estaba ocultando.

Salí de la cabaña, ese caminante tenia un traje del ejército, y un arma en su cinturón, necesitaba aquella arma.

Me acerqué al caminante, y sin mucho esfuerzo le quité su arma, éste cayó cansado al suelo y aún me perseguía.

Se levantó, yo no podía gastar balas, cada bala contaba, además el ruido atraería a más muertos caníbales. Cogi al caminante y unas ganas de golpearlo a puño limpio me invadieron.

Comencé a golpear su cara que se iba desfigurando debido a los golpes, cogi una piedra que estaba cerca y la tiré en su rostro.

—Esto es por existir y por que Liam, Judith y el bebé de Glenn y Maggie no podrán vivir en un mundo tranquilo—grité mientras le desfiguraba el rostro con ayuda de la piedra.

Sus esfuerzos comenzaron a ser en vano, trataba de arañarme pero no lo conseguía.

Miré mis nudillos, me ardían, tal vez golpear al caminante había sido una mala y tonta idea.

Mi polo estaba lleno de sangre, respiré una vez más tratando de que haya sido aire puro lo único que respiraba, pero no. Miré hacia el cielo que se había oscurecido realmente muy rápido, iba a haber una fuerte lluvia.

Regresé a la cabaña, entré en el cuarto donde siempre dormía, me senté en el suelo apoyando mi espalda en la cama, saqué del pequeño cajón una benda y comencé a bendar mis nudillos que estaban rojos y apunto de sangrar.

Me detuve a ver hacia encima de la mesita de noche, allí estaba la cámara, ahora mis amigos habían pasado a mejor vida, suspiré pesadamente.

—Gracias a ustedes aún estoy con vida pero me hace falta Liam—aclaré al mismo tiempo que soltaba un corto suspiro.

Negué dos veces y cogi mi cabello.

—Liam, si estuvieras aquí... sé que no me entenderias pero igual, Si estuvieras aquí notarias el dolor que siento al no poder recordar el rostro de mamá o de papá, sé que algún día me preguntarás
"¿cómo era papá?, ¿Cómo era mamá? ", siento mucho el no poder responderte porqué cada día olvido más el rostro de ellos. Lo único que recuerdo es que tu tienes la hermosa mirada de mamá y eso me hace querer recordarla aun más pero...pero no puedo....los recuerdos ya no vienen a mi mente. Y realmente lo que más deseo es recordarlos, pero ¿qué hago si no puedo?
Me duele tenerte lejos, sé que en Alexandria no hay malas personas pero..la decisión que acabo de tomar es para tu bien Liam, sé que estas con Carol, o tal vez estas con Holy, ellas cuidan bien de ti pero yo te extraño y te quiero...Pero no puedo volver por ti, aún no. No hoy...No volveré por ti. Alexandria es más segura que estar aqui afuera, Y realmente siento un enorme vacío al no estar junto a los demás pero aún necesito pensar las cosas, necesito recapacitar, necesito un poco más de tiempo—susurré.

Mi vista no se despegaba de la cámara. Suspiré cansada y me levanté para poder abrir un cajón, saqué un polo y me dirigí a otra habitación poniendomelo rápidamente y regresé.

Tiré mi cabeza hacia atrás, cerré los ojos tratando de descansar un poco, pero el sonido de la puerta abriéndose escandalosamente me sorprendió.

Me volví a levantar y me acerque a la puerta sin olvidar mi cinturón.

David había llegado, su rostro estaba moreteado y sangrando.

¿Que le había sucedido?

Detrás de él apareció una chica pelinegra alta, y a su costado estaba un chico alto y pelinegro, igual que la chica anterior.

Me retaban con la mirada, ¿Quienes eran?, el pelinegro sonrió y se paró enfrente de David.

—Hola, mi nombre es Nathan pero tú puedes llamarme Nathi—sugirió tratando de agarrar mi brazo, reaccioné y me alejé de él—Te presento a mi hermana, su nombre es Regina—siguió hablando.

Miré a su hermana, su cabello corto la hacia ver amenazadora. Miré a David quien mantenía sus manos en forma de puños, estaba enojado.

—Regina y David, revisen todo, si hay algo o alguien más aquí, acabaremos con ella, ya saben, llevemos la mitad de todo—ordenó el pelinegro moviendo su mano. Regina obedeció y entró a rebuscar cada cosa dentro de la cabaña.

—Aquí no hay nadie mas, tan solo están ustedes—afirmé segura.

Crucé mis brazos y miré retadoramente al pelinegro, quien sonrió orgulloso y se fue junto a su hermana.

—Eso ya lo veremos—murmuró mientras se iba en busca de Regina.

Me quedé unos minutos más allí y examine a David preguntándole con la mirada que había sucedido.

—Lo siento. Mi maldito líder me obligó a traerlos, al principio me rehuse y me golpearon. No te preocupes, no pasará nada—se disculpó preocupado, le di trapos para que se quitará la sangre de su rostro.

—No debes disculparse por algo que no hiciste, nunca lo hagas.

Me agradeció con una sonrisa y pude ver los pequeños hoyuelos que se formaban en sus mejillas.

—Esto no me gusta para nada, ¿No qué estabas sola?, ¿quién es ese chico?—preguntó Nathan desde la otra habitación enojado.

David me observó preocupado.

—¿Hay alguien más aquí?—preguntó, negué dos veces ante su pregunta.

Nathan me llamó exigiendo mi presencia en el cuarto en el que él se encontraba y David me siguió preocupado.

—Dijiste que no había nadie aquí, deben de haber más alrededor—murmuró la pelinegra, Regina.

—Acabaremos con los dos—afirmó Nathan.

Sentí un golpe en mi cabeza y lo último que vi fue a David acercandose a mi, a rescatarme tal vez. Apreté mis puños casi sin fuerza al ver qué el intruso estaba siendo golpeado por Nathan.

ESDA »Carl Grimes« [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora