17

1.1K 174 115
                                    

No debí haberlo hecho, me sentía culpable de quizás darle señales en falso. Pero de todas formas sus labios eran bastante placenteros, en varios sentidos, además, cuando este listo para acostarse, iba a tener que hacerlo... mejor no tomarlo tan por sorpresa.

El ruido de un vaso apoyándose en la mesa cerca de mi mano derecha hizo que levantará mi vista, un poco del susto. Aunque como siempre, era Gabe tratando de llamar mi atención cuando me veía muy en mi mundo.

—¿Pensando en el niño otra vez?— me dijo con una ceja alzada.

Gabe era mi plan B cuando quería pedir algún consejo si Pete no estaba disponible en primer lugar. Sabía bastantes cosas de mi persona, por lo que sabe cómo tratar de ayudarme.

Le había contado un poco sobre Brendon porque era él la única persona a la que podía pedir que me escuche... por obvias razones.

Cerré el pequeño cuaderno. —Eso quisieras.

—¿Qué? ¿Es tu juguete? Ryan, caíste bajo.

Sacó su vista de mí para limpiar un vaso, y yo lo miré con el ceño fruncido tratando de descifrar que me estaba intentando decir.

—No sé a que te referis.— dije tomando un poco de la bebida que me había servido.

—Puedes tener a quien quieras de rodillas con un chasquido. Hombres, mujeres... lo que se te ocurra. Pero prefieres joder con la mente de un adolescente.— dijo algo molesto.

—Él quiere esto, lo sé. Podría decirse que lo estoy preparando para el mundo real. ¡No sabía ni lo que era una paja! ¡En la universidad se lo iban a comer vivo!

—¿Y desde cuando al gran y mismísimo Ross le importa algo que no sea su ombligo y un poco su padre?— contraatacó.

—Eh, quizás estoy queriendo limpiarme un poco de la mierda que me involucra porque no me va a ir muy bien en la hora final.

Rió. —Sos increíble.— dijo sarcástico.

Terminé de tomar mi bebida para ir a buscar un polvo rápido para sacarme los pensamientos de la cabeza.

Una vez que alcancé el pequeño balcón, di un pequeño saltó hasta llegar allí. Me metí por la ventana, pero sin embargo no entré, simplemente me saqué los zapatos con mis pies y me quedé sentado en el marco de la ventana.

Decidí fumar un poco de hierba, para calmarme un poco. No es que era fanático de fumar, pero esto me relajaba y a diferencia con el tabaco, no se vuelve adictivo.

Al poco rato sentí el colchón chirriar, por lo que enfoque mi vista hacia él. Brendon se sentó en su cama y se frotó los ojos para luego mirar en mi dirección.

Bostezó y se acercó hacia mí mientras yo lo miraba fijamente a él y su pijama extraño.

—El desagradable olor me despertó.— dijo tosiendo un poco.

—No es para tanto, niño.— dije exhalando el humo.

—Apagalo Ryan, es disgustante.— suplicó.

Le di una última calada y me fui hacia el baño a tirarlo, no sin antes enrollarlo un poco en papel higiénico.

Brendon ya se había acostado nuevamente en la cama, pero parecía estar teniendo problemas para conciliar el sueño.

Hice mi rutina de desvestirme, trabar la puerta y meterme bajo las sábanas. Sin embargo, no pude dormirme.

Brendon se dio vuelta y se acercó a mi cara al ver que también estaba despierto.

—Pensé que no vendrías hoy...

Yo tampoco, para ser honesto.

Sus manos se posaron en mis mejillas y, con algo de inseguridad, se acercó aún más a mi rostro. Mis manos se concentraron en su espalda, acariciandola suavemente por debajo de aquella remera color lavanda.

No paso mucho tiempo en que nuestros labios se habían juntando para que yo tomara el control del beso, haciendo que mi lengua chocara con su labio inferior para que el menor abriera la boca; cosa que no dudo en hacer.

Su boca estaba más fría a comparación de la mía de alguna forma, pero de todas formas su lengua rozándose con la mía transmitía todo el calor que necesitaba para dormir perfectamente destapado en invierno.

Debía parar, aunque sus labios me invitaban a seguir despierto toda la noche, mi cabeza ya estaba dando demasiadas vueltas alrededor de una cosa que no iba a tener, al menos no esta noche.

Me separé de él despacio, porque además de que no quería hacerlo, tampoco quería parecer brusco. Esta vez, abrió sus ojos casi de inmediato a comparación de la otra vez.

A pesar de que la tenue luz de la luna era lo único que no nos dejaba en plena oscuridad, pude darme cuenta de que su cara había tomado un poco de color.

—Deberías descansar.— le sugerí.

—Pero...

Lo callé, mientras lo daba vuelta para abrazarlo por la espalda y tratar de dormir nuevamente.

—Dulces sueños, niño.— le dije.

Sin embargo, tuve muchos más problemas para poder descansar que antes.

No que carajo estoy haciendo con este fic, tbh. Así que enserio tengo que preguntarles esto: ¿Les está gustando?

b f b ;; rydenWhere stories live. Discover now