S I X T E E N

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Namjoon aferró una de sus manos a la cadera de Seokjin mientras la otra se posaba al costado de la cabeza de este. Las piernas del castaño lo envolvian permitiéndole una mejor entrada, y sus brazos envolvian su espalda.

Comenzó a moverse con fuerza desde el principio, si Seokjin quería que fuera rudo con él, entonces así sería.

Las uñas del mayor se enterraban en la espalda de Namjoon mientras el lo penetraba, excitando al pelimorado aún más. Era un dolor placentero.

Jin, por su parte, tenía su cabeza echada hacia atrás mientras dejaba escapar los agudos gemidos de lo más profundo de su ser. La forma dura en que Namjoon estaba poseyendolo lo hacía ver las estrellas.

La cama chirriaba ante el movimiento de ambos cuerpos, la habitación se llenó del ruido obsceno que sus pieles hacían al chocar. El ambiente estaba cada vez más caliente, los dos jóvenes sentían que se quemaban a cada instante.

Namjoon penetraba a Seokjin con tanta fuerza como era capaz, gruñendo por lo bajo y soltando una que otra maldición; mientras que el castaño gemia en demasía, sintiendose como una puta en celo.

El mayor creyo que iba a desmayarse del placer al sentir la punta del miembro ajeno chocar contra ese punto dulce en su interior que lo hacía delirar.

-Nam... Ma~as... Ahí... Más du~duro, ahi- pronunció Seokjin suplicando entre fuertes gemidos y con la respiración entrecortada.

¿Y quien era Namjoon para negarle aquel placer?

El menor tomó las piernas de Seokjin y las subió a sus hombros, se inclinó para besar al castaño con fiereza mientras dejaba salir a la bestia que tenía dentro. Las estocadas de Namjoon eran profundas y duras, se estaba adueñando del cuerpo de Seokjin de una forma salvaje que el mayor jamás había experimentado.

Si seguía así, acabaría pronto, pero el quería que fuera su dulce angel el primero en alcanzar el glorioso orgasmo.

Como pudo, Namjoon llevo una de sus manos a la desatendida entrepierna de Seokjin, subiendo y bajando por toda su longitud al ritmo de sus estocadas. El mayor gemia en sus labios descontroladamente, añorando alcanzar el tan ansiado orgasmo. Necesitaba sentir aquella placentera liberacion cuanto antes, pero no quería que aquello terminara.

Namjoon apresuró aún más sus penetraciones, sintiendo como el otro comenzaba a temblar y se estrechaba alrededor de su miembro. Entraba y salía de la apretada entrada de Seokjin sin piedad alguna, con dureza y profundidad.

Finalmente, Seokjin se corrió en la mano del pelimorado, y no le tomo a este más que un par de estocadas para llenar el interior del castaño con toda su esencia.

Las piernas de Seokjin calleron debiles y temblorosas a los costados, mientras Namjoon se dejaba caer sobre su pecho. Sus respiraciones eran irregulares, y los latidos de sus corazones erráticos. Habían alcanzado el cielo, y se sentía mejor de lo que alguna vez se había sentido.

-El mejor... sexo... de mi... puta... vida- susurro Namjoon entre jadeos, para luego rodar hacia el costado de Seokjin y envolverlo en sus brazos.

Seokjin no podía estar más de acuerdo con él.

Cita a ciegas [Namjin]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant