8. Piezas rotas.

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Honey

Me quito los tacones en el ascensor, después de que Kerrick me haya dejado en el edificio. Camino por el pasillo y abro la puerta del departamento.

La voz de Channing me hace asustar.

—¿Qué haces despierto?

—Warren tiene la cama —responde.

Me acerco a la habitación de mi hijo, Warren está en la cama de Channing y sus pies no le alcanzan.

—¿Cómo pasó esto? —pregunto y miro a Channing cuando ya he regresado a la cocina.

Él se encoge de hombros mientras pasa sus dedos hechos puño por sus ojos. Peino sus rizos rubios.

—¿Quieres un trocito de pastel de carne? —pregunto.

—Sí.

Pongo a calentar lo que queda del pastel de carne, me siento junto al niño en las sillas del mesón de la cocina.

—¿Kerrick? —pregunta.

Me mira con sus ojos verdes, no desvía la mirada y está preguntando por él. Me sorprende.

—Kerrick está en su casa.

Me levanto nuevamente y saco dos platos para el pastel. Le sirvo una parte a Channing y otra para mí, le doy un poco de jugo y yo tomo una lata de coca-cola.

Cuando el niño termina de comer, se despide y sin más se entra a mi cuarto, sé que no es tonto. Sabe que no puede dormir con Warren a menos que quiera estar incómodo.

Me ducho y me meto en la cama con Channing, abrazándolo como nunca.

—Mamá, me aplastas —murmura.

—No importa —sigo abrazándolo.

***

Channing se mira en el espejo, ladea la cabeza de un lado a otro mientras pone cara de incrédulo. Como si no pudiera creer que está enfundado en ese traje pequeño y adorable.

—¿Qué tanto te miras, cielo?

—Parezco una salchicha, mamá —me responde.

Warren se ríe, él también va en un traje elegante que le hace ver guapo y sexy, más de lo que era normalmente.

Puedo decirlo, no soy ciega.

—¡Apúrate, Honey! —exclama Warren.

—Coño, espérate.

Agarro los aretes y salimos del lugar, recorremos pasillos, el ascensor y finalmente estamos fuera del edificio.

Subimos al auto de Warren y vamos conversando todo el viaje, hasta poder estacionar el auto a las afueras de la casa de los Rowe. Casa que pocas veces he visto y entrado en ella.

—La vista de esta casa es espectacular en su completo esplendor, algún día tendré una casa como esta —me dice.

—Quizás si te casas con Anika o algo así —insinuo.

Caminamos dentro del patio principal y me pregunto qué tiene la gente rica con las fuentes de agua.

La mano de Channing debajo de la mía se remueve con nerviosismo, le doy una leve caricia. La madre de Baxter nos recibe con una sonrisa y hace que pasemos. Veo todo a mi alrededor cuando entramos; la elegancia domina el lugar, hay gente conocida y desconocida.

—Mi querida Honey Bonie —me llama Pepper sonriendo.

Baxter viene detrás de ella con la bebé, sigue igual de pequeña y bonita.

¡Inténtalo, Kerrick!Where stories live. Discover now