Caos.

1K 87 18
                                    


Esa tarde Louis la pasó bastante mal. Se mantuvo encerrado y rogando a todos los dioses para que Harry apareciera por su puerta por arte de magia. Al final, el chico conocía bastante bien la ciudad y sabía cómo llegar al lugar donde vivía el castaño.

Liam fue un gran apoyó. Se quedó con él y le dio todo el ánimo que le era posible. Sin embargo, a Louis le molestaba un poco el ánimo tan positivo que cargaba su amigo. Se encontraba preocupado y desesperado porque Harry y él tenían una buena comunicación y el menor le avisaría un día antes si no iría a encontrarse con él.

Liam intentó sacar varios temas de conversación acerca de la escuela y los próximos exámenes para Louis, también preguntándole sobre su madre y sus hermanas, incluso cuales serían sus planes para navidad cuando él realmente ya los sabía.

Se había rendido después de tres horas y media, cuando ellos estaban sentados en el sofá viendo un programa que ninguno entendía, pero Louis parecía tan concentrado detrás de sus ojos hinchados y respiración agitada que Liam entendió que no debía hablar más.

Internamente, Louis sabía que debía hablar con Liam, él era la mejor persona para estos casos, sin embargo, ya no sabía que más decir y la pregunta era: ¿De verdad había algo más que decir? Liam ahora conocía prácticamente todo sobre Harry, incluso sobre el abuso sexual, ¿qué se suponía que debía decir ahora? Tal vez comentar sobre el extraño vacío que sentía en esos momentos y desgraciadamente sentía que estaba desgarrándolo por dentro sin piedad.

A estas alturas, hablar de su novia era considerado tiempo perdido. Eleanor ya no significaba nada para él, en realidad, lo que Louis menos necesitaba era una novia. Estaba complicándole todo.

Ahora solo necesitaba paz absoluta. Aprender a entender a sus confusos sentimientos y si era posible, tener a Harry a su lado. Ese chico lo hacía simplemente maravilloso. Su estómago se removía de felicidad cada vez que lo veía reír o sonreír y podía notar esas arruguitas que se formaban a los lados de sus ojos.

Hermoso.

Louis podría haber hablado sobre otros temas de interés en su vida, pero realmente se sentía agotado mentalmente que prefirió callar.

Ese viernes fue un total desastre. Su imaginación jamás había volado con tanta intensidad como ese día. Tantos pensamientos negativos sobre Harry y su paradero desconocido venían a su cabeza a taladrarle las ideas.

La simple idea de imaginar a Harry herido por las cosas tan horribles que debe hacerle ese hombre por las noches, hacía que quisiese vomitar.

Unas horas más tarde, Liam abandonó su departamento. Casi a media noche. Fue contra su voluntad, pues su madre había estado llamándole para saber de él y el castaño solo rechazaba sus llamadas, cuando finalmente respondió, su madre estaba histérica y molesta. Liam había explicado la situación, omitiendo ciertos detalles, pero aún así su madre le exigió que llegase a casa pronto.

Liam se despidió torpemente y prometió que pasaría al día siguiente. Le recordó sobre descansar y dormir bien, y si podía comer algo sería excelente. Louis solo asentía sin prestarle atención. Lo encaminó hasta la salida y cuando cerró la puerta logró desplomarse, deslizando su cuerpo hasta llegar al suelo y llorar.

"Maldita sea, Harry, ¿dónde estás?" Murmuró para sí mismo y cerró los ojos, tratando de regular su respiración y calmarse un poco.

Cuando se fue hacía su habitación, simplemente se lanzó a la cama sin importarle cambiarse de ropa, como pudo logró llegar bajo las cobijas y hecho un ovillo, se acurrucó consigo mismo, pensando en que si otras circunstancias fueran, podría estar acurrucado con Harry a su lado.

My best gift was to find you. | LARRY. Where stories live. Discover now