i hate school;

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Han avanzaba con lentitud por los pasillos de su nueva escuela.

Otra vez era la chica nueva y eso definitivamente no era algo agradable, no sabía dónde estaba su casillero, ni su aula, ni la dirección, no sabía nada del lugar ni de los estudiantes.

Empezar desde cero apestaba.

—¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

—¿Cómo es que estás en mi mente? ¿Estás cerca?

—Tuve diez años para practicar mis habilidades, Hani. No necesito estar cerca. ¿Necesitas que vaya a ayudarte?

—Estoy bien, no te preocupes.

—Cualquier cosa, pídele ayuda a Taehyung, él y tú están en la misma clase.

—¿Quién es Taehyung?

—Él es... no, mejor olvídalo, boba. ¡Suerte en tu primer día!

¿Taehyung? ¿Quién era Taehyung?

Suspiró y siguió su camino, si no le fallaba su orientación, se encontraba cerca de su casillero.

185.

Guardó sus libretas en esta, dejando afuera lo que necesitaba para su primera clase y se dio la vuelta, sin saber exactamente a dónde dirigirse.

Un pequeño alivio la recorrió al ver a lo lejos a un chico alto y castaño, era uno de los amigos de su hermano, estaba segurísima, pero no recordaba su nombre.

Ni siquiera los ubicaba correctamente.

—Disculpa...

El chico se volteó hacia ella un poco extrañado y Hanae no pudo evitar pensar que a él le avergonzaba que ella le hablara en público.

Un momento.

¿No era él el chico que había estado viéndola demasiado fijamente la otra tarde?

Claro que sí.

Pero suponía que eso realmente no importaba, sabía bien que en la escuela se rigen por un sistema y era más que obvio que él era de los que se encontraban en la cima de ese sistema.

Era guapo y todo en su ser gritaba la palabra popularidad.

Ella en cambio... bueno, era normal.

No realmente, pero eso no lo sabían en la escuela.

Así que quizás a él le molestara tener que ayudar a la recién llegada sin estatus social.

—Dime.

—Oh, yo, eh... ¿sabes en dónde está el aula 13?

El chico sonrío de lado y asintió, tomando las cosas de las manos de Haneul, sorprendiéndola y comenzando a caminar— Yo te llevo.

Caminaron por los pasillos hasta que de la nada él se detuvo, provocando que Han chocara contra su espalda.

Ella estaba a punto de preguntar qué estaba pasando, pero ver a unas cuantas personas frente al chico hizo que sus rodillas temblaran.

Eran ellos.

Y estaban a menos de cinco metros de ella.

Sintió la mano del castaño posarse sobre la suya y darle un pequeño apretón, como si de alguna forma él supiera lo que esas personas representaban para ella y quisiera hacerle saber que no estaba sola, que ahí estaba él.

Él apretó el agarre aún más y emprendió de nuevo el camino.

Hanae se sintió segura. Nerviosa pero segura, sobre todo porque aparentemente aquellas personas no la habían reconocido y porque aquel alto y amable chico sujetaba su mano con fuerza y caminaba a paso seguro, como si de verdad le importara un comino la mirada que le daban las personas que se encontraban ahí.

No la habían reconocido a ella, pero claro que habían visto al chico.

Era imposible no verlo.

—¡V oppa!— gritó una de ellos, aún tenía ese largo cabello negro y ese hermoso rostro. Lástima que Han no pudiera pensar nada positivo respecto a ella— ¿Puedo caminar contigo a clase?

¿V?

¿Qué clase de nombre es ese?

Y justo cuando la inquietud de ser votada a mitad del pasillo por el tal V, quién hasta ahora había sido su guía y un pequeño apoyo psicológico, surgió, se eliminó al momento en que él abrió la boca y habló— No lo creo posible, lo siento.

Bora hizo un puchero, bastante tierno en realidad, y fulminó con la mirada a Hanae, ignorando por completo su presencia y posicionándose entre ella y V.

—Pero, oppa, no es justo. Yo solo quiero caminar contigo.

— Detente. Te he dicho que no me agradas, Bora— señaló al grupo de personas recargadas en los casilleros y giró los ojos con fastidio— Ninguno de ustedes me agrada, así que deja de intentar acercarte a mí porque no tengo la paciencia como para seguir rechazándote amablemente diez veces a la semana.

Woah.

¿Han podía sentirse más incómoda en ese momento?

No, era imposible.

Por eso, cuando Bora gruñó y la lanzó lejos debido al coraje, no fue capaz de reaccionar correctamente, provocando que cayera al suelo.

Las miradas de burla que recibió hicieron que se sintiera pequeña, intimidada y herida.

No, no, no. Todo iba bien. No podía repetir el ciclo.

¡Tink!

Ahí estaba, 10 años tirados a la basura. Se suponía que era capaz de controlar cuándo detener el tiempo, pero el ver todo a su alrededor congelado le hizo darse cuenta de lo equivocada que estaba al pensar que sería una estudiante normal.

Quizás estaba destinada a repetir el ciclo.

Quizás solo era mala suerte.

Fuera lo que fuera, había algo intacto.

Definitivamente odiaba la escuela.

Time; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora