Capítulo 13

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Narra Camila

El día de ayer había sido un poco surrealista. No me podía creer cómo Lauren me había besado y como luego más allá de arrepentirse, me mandó esos mensajes tan sugerentes y la foto, madre mía no podía dejar de verla. Sin embargo, había una pieza del puzzle que me faltaba, después de lo que Jason me había dicho en la fiesta y las indirectas que Lauren dejaba caer también. Está claro que algo en su matrimonio no funciona pero ¿por qué seguir con ello? Yo no soy el tipo de persona que se suele meter en medio de matrimonios o parejas, ¿debería sentirme mal? Siempre he intentado huir de ello pero Lauren me encanta, y creo, que ya es muy tarde para intentar alejarme, más si a ella misma le da igual. Es su matrimonio al fin y al cabo, no el mío, pero eso no quiere decir que esté del todo bien con la situación. ¿Será esto para Lauren una simple aventura? ¿Lo hará de forma habitual? Está claro que todo empezó como un juego y más cuando me enteré de que estaba casada, nunca imaginé que realmente ella me iba a corresponder y ahora si soy sincera, tengo un poco de miedo. No quiero ser la causa de ruptura de un matrimonio pero tampoco quiero ser la otra o la aventura escondida de alguien. La verdad es que no sé lo que quiero, es demasiado pronto, quizás lo mejor es dejarse llevar y ver cómo las cosas evolucionan. Solo sé que Lauren me encanta y que eso es algo que no puedo evitar. Desde que sentí sus labios sobre los míos, no pienso en otra cosa que no sea volver a besarla.

Me terminé de arreglar y me dirigí hacia el instituto. No podía negar que estaba nerviosa, no sé cómo iba a reaccionar cuando tuviera a Lauren frente a mí y tampoco sé cómo lo iba a hacer ella. Aparqué y vi que estaba llegando con su bicicleta así que me acerqué a saludarla mientras ella ponía el candado en la bici.

- Buenos días Lauren – le dije un poco nerviosa.

- Buenos días Camila, ahora que te veo son mejores – me dijo ella mirándome a los ojos.

- ¿Hemos cambiado las tornas? ¿Ahora vas a ser tú quién me piropeé a mí? – le pregunté.

- Puede, ya sabes que yo hago todo bien y si quiero también puedo piropearte – me dijo ella segura de sí misma.

- Me encantará ver eso – le contesté yo - ¿Has tenido dulces sueños?

- No y si los he tenido no me acuerdo por desgracia – me dijo ella haciendo un puchero.

- No pongas esa cara porque me dan ganas de morderte ese labio aquí y ahora y no creo que sea lo más correcto – le avisé yo.

Ella siguió haciéndolo, provocándome hasta que no aguantó más y estalló a reír.

- Me gusta provocarte y ver la cara que pones – me dijo ella.

- ¿Ah sí? No creo que quieras empezar esa guerra Jauregui porque a lo mejor sales perdiendo – le advertí yo.

- Eso lo veremos – me dijo ella, mientras nos dirigíamos a la sala de profesores.

Cuando llegamos, la sala ya estaba llena y Dinah estaba hablando con un grupo de profesores. Al vernos entrar se acercó a nosotras, contándonos varios cotilleos de algunos de nuestros compañeros. A mí personalmente me daban igual y no podía dejar de mirar a Lauren y sus labios, ella no dejaba de morderlos y sabía que me estaba provocando. De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y podía sentir las chispas que saltaban.

- Bueno ¿qué está pasando aquí? – nos preguntó Dinah.

- ¿Qué está pasando de qué? – contestó Lauren.

- Hombre puedo sentir la tensión sexual entre vosotras a kilómetros, así que ya lo podéis soltar – dijo Dinah.

- No pasa nada Di, qué va a pasar. Ya sabes que aquí la diosa no se relaciona con los simples mortales – dije guiñando un ojo a Lauren y tratando de disimular un poco.

- Pues parece que aquí la diosa, casada con Hércules, está haciendo una excepción con la mortal Megara – apostilló Dinah con una sonrisa pícara.

- Dinah deja de ver alucinaciones – le dijo Lauren.

- Ya, yo veré todas las alucinaciones que queráis pero no soy tonta. No hace falta que me lo contéis todavía si no queréis pero no me mintáis o me tratéis de estúpida porque no lo soy – dijo Dinah un poco molesta ya y se fue hacia su clase dejándonos ahí a las dos.

- Lauren, se ha ido realmente enfadada. Es tu amiga desde hace más tiempo ¿crees que deberíamos decirle algo? – le pregunté con un poco de respeto.

- No lo sé Camila, esto ya es bastante complicado como para involucrar a más personas. Dinah es una amiga fiel y sé que nos apoyará hasta el final con lo que sea que tengamos pero creo que para poder hablar con ella, hay unas cuantas cosas que tenemos que hablar entre nosotras primero ¿no crees? – me sugirió Lauren.

- Sí, llevas razón. Es mejor que dejemos el tiempo pasar y ver cómo transcurren las cosas – le dije yo.

- Me voy a clase, te veo en el descanso y nos tomamos un café – me propuso Lauren.

- Claro, pasa buena mañana – le contesté yo, mientras me iba al aula de música.

Estaba en medio de clase, repasando unas partituras con los alumnos pero no podía dejar de pensar en Lauren. Me la imaginaba dando clase, escribiendo en la pizarra con esa falda tan sexy de tubo que llevaba hoy y quería correr a su clase y ser una alumna más ahí que no le quita los ojos de encima. Saqué el móvil y decidí escribirle un mensaje por debajo de la mesa sin que mis alumnos se dieran cuenta, la guerra había empezado.

"Profesora Jauregui, me encantaría ser una alumna más de su clase y ver todo su cuerpo marcado mientras escribe en la pizarra. Sería una alumna muy aplicada e incluso le podría hacer unos trabajitos extra por debajo de la mesa para subir nota, ¿qué me dice?" – le mandé rápidamente. A los cinco minutos noté como mi móvil vibraba, Lauren me había contestado.

"Señorita Cabello, solo si se pone uniforme y acepta unas clases particulares en su casa porque a quién vamos a engañar, las necesita para aprobar esta asignatura" – me contestó ella, sacándome una sonrisa, quería jugar.

"Por supuesto profesora, me queda un poco corto ya pero espero que no haya ningún problema y las clases particulares sé que las necesito, además, se las recompensaré cómo es debido, no tenga la menor duda" – le mandé rápidamente, la clase estaba a punto de acabar y teníamos cinco minutos hasta que empezará la siguiente.

"Señorita Cabello, la espero en el baño de profesoras en un minuto" – me escribió rápidamente.

Despedí a los chicos y salí disparada hacia el baño. Cuando llegué Lauren ya estaba allí y no dijo una palabra simplemente me empujó hacia dentro de uno de los cubículos y empezó a besarme cómo si no hubiera un mañana. Teníamos tres minutos y no pensaba desaprovecharlos. La besé con todas las ganas acumuladas mientras mis manos viajaban por todo su cuerpo. El tiempo se agotó y tuve que separarme o me sería imposible hacerlo después.

- Adiós Lauren, te veo luego y no te olvides de limpiarte el pintalabios corrido – le dije yo, guiñándole un ojo y saliendo del baño sin mirar atrás.

PROFESORAS (Camren)Where stories live. Discover now