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La señora Park salió tranquilamente del baño y caminó por el largo pasillo hasta llegar a la habitación de Jimin. Sentía una ligera esperanza de que dentro de esa habitación estuvieran interactuando sus dos chicos preferidos con una mutua felicidad.

Al abrir la puerta, se encontró con su pequeño hijo a punto de acurrucarse en la cama que ordenó hace unas horas para él. ― Oh. Lo siento, Minnie. ¿Sabes dónde fue MinHo?

― Lo han llamado sus amigos así que salió hace unos minutos. ― Le sonrió ampliamente. ― Me dijo que no te preocupes por él, que volvería en un rato más. ― Se revolvió entre las sabanas y cerró sus ojos dejándole a HeeYeon una vista realmente tierna.

― Hmm, está bien... Buenas noches, Minnie. ― La castaña cerró la puerta de la habitación algo confundida, había visto dentro del dormitorio un poco de sangre en el closet, pero no le tomó tanta importancia. Podía ser algún plumón de color rojo, a Jimin le encantaba rayar las paredes.

¿Por qué MinHo habría salido? Él nunca salía por la noche, y si sale, salen ellos dos. Se estaba preocupando poco a poco, pero Jimin nunca le mentiría, así que confió ciegamente en sus palabras.

― ¿Te pudiste encargar de él, conejito? ― Le preguntó el chico pelinegro al castaño de trece años.

― Sí, después de todo, te dije que me caía mal. ― Ambos estaban acostados en la cama del menor, Jeongguk lo tenía cómodamente abrazado a él, dándose un cómodo calor.

― A mí más, Jeonggukie. No sabes cuanto. ― Susurró Jimin, cayendo de poco a poco en los brazos de Morfeo, sintiendo como el mayor le daba un pequeño beso en la frente.

Ambos se durmieron tranquilos y relajados mientras el cuerpo de MinHo comenzaba a descomponerse en el jardín lentamente.

MR. BUNNY [kookmin]Where stories live. Discover now