❄ Пятнадцать ❄

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– Yuri, ¿A dónde vamos? –preguntó ella mientras seguía al rubio.

– Ya verás –sonrió él.

Tn caminaba junto a Yuri por las calles de Moscú, sin saber a dónde se dirigían. Yuri no había mencionado nada del destino, sólo le había dicho que era un "lugar especial".

– ¿Estás seguro de que Yakov no dirá nada?

– Seguro. No te preocupes.

Yuri se detuvo, haciendo detener también a la castaña. Tn miró a todos lados y notó que, frente a ellos, había una casa.

– ¿Este es el destino? –preguntó.

– Sí. Ven –tomó su mano.

– ¿Es tu casa? –preguntó mientras él tiraba de ella hacia dentro del jardín.

– Algo así –llamó a la puerta.

Alguien abrió aquella puerta, esa persona era un hombre mayor. Yuri sonrió.

– Oh, Yuri –dijo el hombre, con cierta felicidad.

– ¡Abuelo! –exclamó el rubio, sonriendo. El hombre rió.

– Pasen, adelante –dijo mientras se hacia a un lado.

Tn y Yuri entraron a la casa del hombre y caminaron hasta el living, allí tomaron asiento en uno de los sofás

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Tn y Yuri entraron a la casa del hombre y caminaron hasta el living, allí tomaron asiento en uno de los sofás.

– Tn, él es mi abuelo –dijo el rubio a la fémina. Miró al hombre.– Abuelo, ella es Tn, mi nueva amiga –presentó a la joven.

– A-Ah –tartamudeó ella.– Mucho gusto, señor. Soy Zhukovski Tn.

– Sé quien eres, te he visto en televisión –sonrió.– Bienvenida.

– Muchas gracias.

El hombre dijo a los jóvenes que se pusieran cómodos mientras iba a la cocina, minutos después regresó con un plato de pirozhki y algo de beber, lo cual dejó sobre la mesa frente al sofá.

– Sírvanse.

– Gracias –dijeron al unísono.

Los jóvenes patinadores tomaron un pirozhki cada uno y un vaso, comenzando a comer mientras conversaban con el abuelo de Yuri.

– ¿Un peluche? –rió mirando aquel juguete blanco, sonriente y con un gorrito en su cabeza.

– Yuri lo adoraba cuando era niño, lo llevaba a todas partes. Ahora quedó aquí juntando polvo.

– Sr. Copo –dijo el rubio.

– ¿Sr. Copo? –rió.– No es muy original...pero es bonito –sonrió mientras el hombre le daba el peluche.– Me recuerda a uno que tenía de niña.

– ¿En serio?

– Sí, pero lo perdí un día. No recuerdo su nombre.

– Ya veo –mordió un pirozhki.– Quédatelo si quieres.

– ¿De verdad?

Yuri asintió, haciendo sonreír a Tn. Su abuelo rió.

– Es mejor que lo tengas tú a que se siga llenando de polvo, ¿Verdad, abuelo?

– Claro –sonrió.

– Gracias.

Más tarde, mientras el sol se ocultaba en el horizonte, Tn y Yuri se despidieron del abuelo del joven.

– Muchas gracias por todo, señor –agradeció ella.

– No es nada. Vuelvan cuando gusten.

– Se lo agradezco.

– Adiós, abuelo.

– Nos vemos, Yuri. Suerte a ambos.

– Gracias –agradecieron al unísono y sonrieron.

Tn y Yuri comenzaron a caminar hacia el hotel, alejándose de a poco de la casa de aquel hombre.

– Tu abuelo es una gran persona –comentó ella.

– Lo es.

– Por cierto...Yuri, ¿Por qué me has traído aquí?

– Yo...Quería que mi mejor amiga conociera a mi abuelo, ¿Está mal?

– No –sonrió y lo miró.– Gracias.

– Gracias a ti por venir –sonrió.

– Y gracias por esto también –sonrió mientras apretaba contra su mejilla aquel peluche.

– Hm, no es nada. No lo pierdas.

– Claro que no –rió.

Ice Queen ❄ Yuri PlisetskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora