«Ella se movía con gracia y elegancia sobre el hielo, hacía parecer a los patines como una parte más de su cuerpo. El patinaje artístico era su vida; los entrenamientos su ocio y rutina; el hielo su camino; la danza su amor. Para ella el amor era el...
Tn estaba practicando. Lilia la detuvo para que tomase un descanso.
– Está bien, descansa.
– Sí.
Tras el entrenamiento, Tn invitó a Yuri a dar un último paseo por la ciudad; este aceptó.
– Te gusta Starbucks, ¿Verdad?
– ¿Se nota mucho? –rió. Yuri rió.– Mi madre me traía de niña.
– ¿Ah sí?
– Ajá –sonrió.– Tengo la foto, mira –sacó su celular y le enseñó la fotografía.
En la foto estaba Tn junto a un niño, ambos sonreían alegremente. Yuri rió.
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– ¿Quién es el chico?
– Mi hermano.
– ¿Tienes un hermano?
– Sí, pero se mudó a Londres hace dos años.
– Oh, entiendo –sonrió.
– ¿Tú tienes hermanos?
– No, ninguno.
– Oh, ya –bebió.– No tienes muchos amigos tampoco, ¿Verdad?
– ¿A qué viene esa pregunta?
– Curiosidad. Es que...no te he visto interactuar con nadie más que con Lilia, Yakov y Mila...y un poco con Georgi.
– Tch. Creo...que es cierto...Pero no me trates de anti-social o algo así.
Tn rió ante la irritabilidad de Yuri, este frunció el ceño.
– Tranquilo, somos iguales en ese sentido. Nos llevamos bien o convivimos con otros patinadores por ser compañeros de deporte, sin importar si son de otra nacionalidad. Los coach son parte importante, debemos tener con ellos una buena relación. Y...no sé tú, pero en mi caso, realmente no importa mucho el si tengo amigos o no; mi único objetivo es el oro, en cualquier competencia; incluso antes de conocerte personalmente pensé en que no me importaba cómo fueras de carácter, ya sabes que te llaman el "delincuente ruso", sólo me importaba entrenar para llegar al oro.
– ¿Amigos? –ladeó la cabeza a un lado. Tn asintió.– Uhm de acuerdo.
– Genial –amplió más su sonrisa.
Tras el café, ambos salieron y caminaron por las calles de San Petesburgo
– La próxima semana viajáremos a Moscú y por fin vas a competir como senior, ¿Nervioso?
– Un poco...
– Estoy segura de que lo harás bien –le sonrió.
Yuri la observó unos segundos y luego asintió mientras sonreía. Los jóvenes llegaron a Senate Square, allí se detuvieron a descansar, sentándose en el suelo, sobre la nieve.
– Que tranquilo está aquí –susurró ella, recostándose en la nieve.
– Sí... –miró hacia arriba, al cielo.
– Yuri... ¿Extrañas a tu abuelo?
– ...Sí –admitió.– Pero podré verlo en Moscú.
– Al menos –sonrió.– ¿Irá a verte?
– Eso espero. No he hablado con él aún.
– ¿No lo llamarás?
– Mañana hablaré con él.
– Oh –sonrió.– Espero que pueda ir a verte.
– También yo... ¿Tus padres irán a verte cuando compitas?
– Mi madre sí, mi padre no sé, si no tiene ninguna reunión irá.
– ¿Y tu hermano?
– Él...me envió un mensaje felicitándome cuando se enteró de que clasifiqué, pero...no he hablado con él –volteó la mirada.– Espero al menos poder llamarlo antes de competir.
– ¿Por qué no lo llamas?
– No quiero molestarlo, está ocupado casi todo el día –suspiró.– Me dijo que me llamaría antes de la competencia, así que...tengo esa esperanza –sonrió.
Yuri miró a su compañera, ella tenía una sonrisa melancólica en el rostro y los ojos un tanto cristalizados, se notaba en su rostro lo mucho que extrañaba a su hermano.
– Tn...
– ¿Uhm? –lo miró.
– ...Eh –volteó la mirada.– Nada.
– Hm... –se incorporó, sentándose.– ¿Quieres ir a patinar?
– De acuerdo.
Ambos se levantaron y fueron hasta una pista de patinaje, hablando en el camino sobre la competencia.
