Cumbia de la manicura asesina

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—¡Flash! —anunció el televisor—. ¡Noticia de último momento!

La humana sentada frente a él apenas reaccionó. Comía de un tazón de papas fritas con queso, sin detenerse ni cambiar el ritmo en que su mano iba del plato a la boca. Debajo de ella, el sillón roncaba.

El aparato vio que tendría que esforzarse un poco más. Carraspeó, mientras la música del informativo salía de sus parlantes y los colores de la introducción del segmento de noticias bailoteaban en su pantalla. Se irguió un poco en su mesita y volvió a la carga, tomando prestada la voz de la presentadora local.

—Interrumpimos la programación habitual para traerles los detalles de la última cacería de nuestro héroe, Super Sun, en Licht City —dijo, y añadió por cuenta propia una cuota de ironía en la definición de Sun.

Era un televisor con formación crítica, nunca dejaba ir sin analizar una palabra de los contenidos que transmitía. Además, se consideraba dueño de un humor negro afilado. Le gustaba cambiar intencionalidades en los discursos del alcalde o en los diálogos de las telenovelas de la tarde. Una pena que el único que lo disfrutaba y lo entendía dormía el quinto sueño en ese instante.

—Ha caído el malvado hechicero de objetos, Isaac Carovnik, luego de que intentara huir en un helicóptero. Fue delatado por los gritos del vehículo, que luego declaró una fobia a las alturas. Carovnik será puesto en custodia mágica y el helicóptero recibirá tratamiento psicológico por los traumas sufridos.

La joven sentada siguió masticando. El sillón gimió, entre sueños.

—Recordarán el incidente de la mujer cuya manicura cobró vida y sus uñas la llevaron por la ciudad, cometiendo diversos crímenes —continuó televisor, sofocando una risita—. También se hará la búsqueda de electrodomésticos animados, distribuidos por toda la reg... ¡Bombaaaaa! ¡Despierta, tarado!

El sofá pegó un salto que casi tiró al piso a la que lo ocupaba.

—¡Qué! —gritó el mueble, espantado—. ¿Qué pasa, qué?

Televisor silenció a la presentadora en él, que seguía moviendo la boca y luego mostraba las imágenes de Sun llevándose al hechicero.

—Nada —protestó, desde los parlantes—. Yo aquí, hablando solo. Como siempre.

La muchacha tomó el control remoto y lo sacudió, intentando que volviera el sonido del noticiero. Sillón bostezó y se desperezó, estirando sus patas con esfuerzo por el peso que soportaban.

—Algo escuché, entre sueños. No te preocupes —aclaró, desempolvando los almohadones, y señaló a la que apoyaba sobre él el trasero—. Ésta no nos delata nunca. Ya lo verás. Ahora me aburro, pon algo de música.

Televisor buscó el canal de la radio satelital, ignorando el control que la humana le arrojaba en medio de insultos. Subió el volumen y una cumbia de otra década llenó el pequeño departamento. Las sillas se deslizaron sobre la alfombra, el sillón siguió el ritmo golpeando el suelo. Alguien gritó, desde afuera, que lo dejaran dormir. Las ventanas se cerraron y las cortinas se movieron, de un lado al otro en sus barrales.

La joven se levantó, directo al baño. El queso había vuelto a bailarle en las tripas.


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Ahora es el turno de los villanos de Licht City. Relato escrito para el reto once de El libro del escritor: Inventa un cuento con dos objetos a los que dotas de vida.

La imagen pertenece al video de Primary: Hello. Véanlo. Parte de la idea surgió de ahí, pero de forma muy libre. 

El sueño de la pluma blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora