Capítulo 28 parte 2

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—    ¡Noooooo! – gritó Ian despavorido, y con lágrimas en los ojos corrió a sujetar el cuerpo de Vanessa – no por favor – lloraba ya abrazando a Vanessa, el cuerpo de ella aun no asimilaba lo que había pasado, se sentía perdida y veía a Ian como en un sueño – perdóname, perdóname – acariciaba sus cabellos, las lágrimas de él caían sobre el cuerpo de Vanessa – soy un monstruo, siempre te he tratado mal ¿por qué lo hiciste tonta? ¿por qué? Debiste alejarte de mí hace mucho – lloraba amargamente.

—    Porque te amo – alcanzaba a decir, aunque solo cuando dijo la primera palabra un fuerte dolor en su espalda comenzó a invadirla.

—    Oh Vanessa – tomó su cara para hundirla en el pecho de él, la abrazaba fuerte como si al hacerlo lograra tenerla más tiempo en éste mundo, sus manos ya se manchaban del gran flujo de sangre que salía ahí en donde aquellos tiros habían entrado – sabes que no te merezco, lo sabes.

—    Solo sé feliz Ian, encuentra al amor de tu vida – con esfuerzo alzó su mano para acariciar la mejilla de Ian, sentía un frío tremendo, uno que ni estando en el polo sur había sentido, quizás ese era el famoso frío de la muerte y un miedo muy grande entró a su corazón, comenzó a revolverse desesperada, no quería morir.

—    ¡Vanessa! ¡Vanessa! Por favor no me dejes – gritaba y trataba de hacer que lo viera, la zarandeaba esperando poder traerla de vuelta.

—    Bésame – dijo con la vista perdida, ahora veía mucha luz, pero algo dentro de ella le decía que Ian seguía ahí – bésame como si fuera el amor de tu vida – susurró.

—    Tú sabes que eres el amor de mi vida – acercó más su rostro al de ella, para decirle rozando su nariz con la de ella – siempre lo has sido.

De inmediato besó sus labios, y todo aquello que sintió hace años cuando era un niño volvió, en cientos de chicas buscó sentir algo igual, buscó esa sensación de ansias y no querer parar, ese fuego y frío que a la vez inundaban su ser. Besó aquellos suaves labios como hace años quería hacer, con algo que solo le pertenecía a ella “AMOR”. Solo que el sabor amargo no se iba y es que no era un beso de felicidad, sino uno de despedida.

Vanessa hundía sus manos en los cabellos de Ian, sentía sus labios rozar los de ella, ahora sabía que de verdad no imaginó aquel primer beso que Ian le diera cuando era una niña, se sentía dichosa, plena, viva. Todo malestar por el momento que el beso duró se fue, todo frio que sentía cesó, incluso aquel resplandor que no la dejaba ver se desvaneció, abrió los ojos y podía ver el rostro de Ian ahí tan cerca al de ella, podía ver como sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas. En el preciso momento que sus labios se separaron la realidad volvió, era demasiada sangre la que estaba perdiendo, en tan solo un segundo Vanessa supo lo inevitable, tan solo tenía un último aliento. Quería decir algo pero ya no podía, así que solo observó a Ian ahí a centímetros de ella, observó cómo Ian lloraba efusivamente, ella tan solo sonrío, con aquella sonrisa que siempre la había caracterizado. Poco a poco acurrucándose en el pecho de Ian fue cerrando los ojos hasta que se cerraron en su totalidad.

—    Vanessa No, Vanessa óyeme – asustado la zarandeaba, le daba leves palmadas en sus mejillas, levantaba sus manos – ¡Vanesa reacciona! – gritaba – por favor dime algo – con llanto ahogado pegaba la cabeza de Vanessa a su pecho, la abrazaba y lloraba, todo aquello era una pesadilla, tenía que ser una pesadilla – no me dejes Vanessa, no lo hagas – continuaba gritando – te amo me oyes, te amo, fui un imbécil por no decirlo antes, pero te amo, no puedes irte ahora, no puedes. Oh Dios no me hagas esto.

Privado casi sin poder respirar comenzó a besar la frente de Vanessa, sus mejillas y su cuello. Gritaba del sufrimiento, sabía que se volvería loco, observaba a su alrededor esperando no ver a su hermano muerto más lejos, quería despertar, porque aquello solo era un mal sueño.

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora