Capítulo 24

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—    Islas Anguilas allá vamos – gritaban todos al unísono desde sus asientos de aquel avión privado.

Elisa estaba entre emocionada y nerviosa, nuca había ido a la playa con los cuatro, eso de usar traje de baño no era la suyo y menos frente a ellos, por lo que seleccionar la ropa que usaría fue toda una odisea. Finalmente decidió que vestiría como siempre, nunca le había importado que su vestimenta no fuera adecuada para X o Y situación, ya todos la habían visto semi – desnuda con aquel traje de Pocahontas así que no había nada nuevo que ver.

Chace quería tan solo relajarse, quizás fueran las últimas vacaciones con sus amigos. Su plan de consolidarse con una pequeña fortuna en una cuenta extranjera estaba desarrollándose sin ningún inconveniente, la soñada boda de Elisa estaba costando millones que Victoria no estaba escatimando en gastar, todo para demostrar el poderío de la familia Van der Price, todo ese dinero no pasaba directamente al organizador de la boda, buena parte se la quedaba Chace en una transacción complicada pero a la vez efectiva. Sin embargo su futuro lo asustaba, que tanto podía vivir con aquello que lograra robarle a su madre, la vida por delante no era fácil, estaría casi como un fugitivo y ni siquiera tenía el título de alguna carrera con la cual resguardarse. “Esperemos que se pueda comer de amor” susurraba restregando sus ojos, lo que menos quería era pensar, al menos no en esos días.

Alex por su parte se sumía en la amargura, a último momento había decidido mejor no ir al dichoso viaje, pero se sorprendió al ver a Elisa en su habitación con la ropa desparramada sobre su cama y una maleta, ella no le dio chance a protestas solo metió la ropa que pudo en aquella enorme maleta y lo jalaba del brazo, dijo algo como que parecía un pollo despellejado que ya le tocaba broncearse un poco, y no pudo decirle que no.

Ian no podía ser más feliz, música, playa, mujeres y licor era lo que le esperaba, la combinación perfecta de diversión, estaba lejos de Chicago, lejos de Vanessa, ya no lo fastidiaría más, al menos no esos días.

Liam sabía que pasaría sus frustraciones  con mucho licor. Nunca hubo nada que le envidiara a Chace hasta ahora, sentía que lo odiaba, no soportaba ver sus gestos y mucho menos verlo con Elisa, la mayor parte del tiempo quería romperle la cara. Y sabía que de no controlar su monstruo interior algún día no muy lejano lo haría.

—    ¡Oh vaya miren! – se lanzaba sobre Alex para ver mejor por la ventanilla.

—    Elisa por dios quítate – con todo el mal humor la alejaba de él - ¿acaso nunca has venido aquí?

—    No, nunca he venido. Pero ya sé porque éste es el hogar de los multimillonarios.

—    Ese lugar es Dubai querida amiga – Ian comiendo una aceituna de su Martini hablaba.

—    Dubai es lindo, pero no sé creo que éste lugar es menos artificial, más belleza natural – Elisa aun anonadada observaba por la ventanilla.

—    ¿Cuándo fuiste a Dubai? – Chace quitándose los audífonos preguntaba.

—    En vacaciones, quería saber porque tanto boom, pero las tormentas de arena no son lo mío.

—    Condenada Elisa te fuiste sola – Ian le daba un bife.

—    Ustedes siempre recorren el mundo sin mí, quería saber que era viajar sola, pero no fue divertido, no soy yo si no estoy molestando a alguien cada segundo.

La alarma de ajustarse los cinturones se encendía. Una lujosa limosina hummer los esperaba en el aeropuerto privado, los guardaespaldas de cada uno los seguían en un auto contiguo. Habían decidido quedarse en un hotel, en vez de comprar o alquilar una casa, y es que querían poder convivir con personas diferentes.

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora