Capítulo 9

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Eran muchas las personas que se encontraban frente a su puerta, cargando con ellos miles de cosas. Elisa supo que venían de parte de Victoria, así que dejó que hicieran aquello a lo que habían venido, no quería hacer enojar a su suegra. Y es que eso de haberle caído bien le gustaba, no sabía porque le emocionaba ser del agrado de un ser tan malvado y detestable, pero le gustaba la idea de sentirse querida por alguien.

            Aquellos hombres y mujeres eran estilistas, de esos que nunca Elisa había ido a visitar en su vida. Depilación, hidratación, blanqueo dental, manicure, pedicura, cabello, maquillaje, ropa, tal parecía que habían llegado para transformarla. La charla era amena y es que de pronto Elisa supo que se llevaba muy bien con los homosexuales, pese a no ser una chica girly, ni fashionista. Comprendió eso de que para ser bella hay que ver estrellas, y es que todo eso la tenía adolorida, sin embargo no fue nada que un buen masaje no pudiera sanar. 

Ian, Liam y Alex la llamaron por separado y a lo largo del día, ella solo contestó que estaba teniendo el día más maravilloso de su vida y que no la fastidiaran, ya ella los buscaría después. Como cada quien estaba ocupado en sus propios asuntos no les importó no saber de ella el resto del día.

            Chace no entendía lo que su mamá tenía planeado. Desde muy temprano le había mantenido ocupado, viendo tales papeles, haciendo tales tramites por internet, sin darse cuenta había pasado todo el día en el despacho, se dio cuenta para la tarde que no había hablado con nadie en todo el día, al menos no con ningún amigo. Ya anocheciendo un reluciente esmoquin yacía encima de su cama.

—Te ves muy bien hijo — expresó Victoria quien llevaba puesto el vestido hasta ahora más elegante y bonito que pudiera existir.

—¿Para qué se supone que es esto? — señalaba su esmoquin.

—No comas ansías querido, solo vamos a una reunión, ahora vayamos a la limosina.

El gran hotel Majestic fue el lugar de destino. Chace miraba repetidas veces a su madre buscando una explicación, pero ella simplemente sonreía. Llegaron al gran salón donde la más alta elite se encontraba. Chace no entendía nada, todos le daban la bienvenida y los aplaudían. Saludó amablemente y hasta se mostró alegre. En una esquina sus amigos se encontraban también elegantemente vestidos.   

—Dinos ¿a qué se debe esto? — preguntó Alex.

—No tengo idea, pensé que ustedes sabían —Chace miraba a todos lados, tratando de encontrar algún indicio.

—Fue tu madre quien nos invitó ya entrada la tarde nos dijo —agregó Liam.

—¿En serio? No tengo idea de que quiera hacer, me tuvo todo el día como encarcelado y en la noche me dijo vístete, vámonos y ya.

—Tendremos que esperar — dijo Ian con un trago en sus manos.

—No creo que lo que vaya a ser esto, sea bueno — terminó agregando Chace.

Elisa no podía creer que aquella chica en el espejo fuera ella y sin embargo le gustaba. Aquella chica tenía figura, lucía bonita, nunca habría pensado que unas horas de tortura hicieran de ese patito feo un cisne. Le pareció extraño ese sentimiento de felicidad por estar maquillada y vestir aquel gran y costoso vestido, toda su vida había odiado a las chicas así, pero solo ahora que estaba como una de ellas, le dio miedo saber lo bien que se sentía. Sin embargo, se dijo mentalmente que no estaba mal ser una riquilla vanidosa, al menos tan solo por una cena, así que sin saber a dónde se dirigía aquella limosina se montó sin pensarlo.  Pensaba que esa noche le tenían organizada una cena romántica con su novio de mentira, y una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora