Capítulo 40.- Una fría ventisca

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Los rayos de luz se colaron entre mis párpados, al abrir los ojos me encontré sola en mi habitación, mire el reloj, debía llegar a la escuela ¿O por una misión? Ya ni sabia ni lo que debía hacer, eran tantas cosas, me puse mi uniforme ninja, busqué al pelinaranjo por la casa, pero no estaba. Caminé por las calles de Konoha con el estómago vacío, me dirigí a la casa del peliplata, me había levantado con ganas de completar una misión. Toqué la puerta y espere en el umbral. Para mi sorpresa Zet abrió la puerta.

Zet: ¿________?

_________: ¿Está tu hermano?

Dije directa

Zet: Claro, pasa.

Entre en la casa, nos dirigimos al comedor, estaba lleno , la familia del peliplata y Azil desayunaban, todas las miradas se posaron en mi.

Kakashi: ¿________?

_________:Estaré arriba, cuando sea hora de ir por una misión, llámame.

Subí, me adentré en su habitación, como pensaba perfectamente acomodada, me heche en su cama, su aroma estaba impregnado en esas sabanas, pegué el rostro en su almohada inhalando profundamente.

Kakashi: ¿Tanto te gusto?

Su voz me hizo dar un respingo , me levanté de un salto, recuperando la compostura, lo que no se levantó conmigo fue mi dignidad.

_______: Solo me gusta tu perfume

Mentí, me senté en la orilla del colchón.

Kakashi:¿Quieres comer algo?

________: No gracias. No tengo hambre

Mi estómago rugió, el peliplata sonrió.

Kakashi: Hay pastel de chocolate

________: N-no gracias

Me contuve, se me hizo agua la boca .

Kakashi: Mis padres se han ido, Zet y Azil están abajo, saldremos en 10 minutos.

Me explicó.

________: Entendido sensei

Kakashi: Prepara una maleta grande

________: Pero no traje cosas

Kakashi: Toma algo de Azil, no se enojará

Salió de la habitación. Voltee los ojos, y abrí una mochila, empecé a meter ropa al azar, no me interesaba lo que me pondría. Cuando terminé metí las cosas de higiene básicas y algunas armas ninjas. Minutos después, bajé las escaleras, no vi a Azil ni a Zet. El peliplata estaba en el sillón leyendo Icha Icha.

-Te dije que usaras una maleta grande- me reclamó

-Esto será suficiente-dije mientras le mostraba mi mochila

-Como quieras-se levantó y salimos, no me dirigió la palabra durante todo el camino, ya habíamos salido de Konoha hace un rato, caminaba detrás de él, siguiendo sus huellas, me había aburrido hace ya un buen rato.

-¿De qué trata esta misión?-pregunté

-Recogeremos un pergamino en las fronteras-inquirió sin voltear

-¿Qué clase de pergamino?-

-Un pergamino nivel S, militar-exclamó restándole importancia

-¿Hay alguna nación que esté preparando su ejército?-mi voz sonó firme, una guerra no sería una buena noticia.

-No-¿Entonces qué podía ser?

-¿Algún grupo de Ninjas está haciendo destrozos?-él negó con la cabeza-¿Entonces?-

-Haces demasiadas preguntas-dijo serio

-¿Eso es malo?-decidí molestarlo, sería una mejor forma de pasar el tiempo que caminar en silencio.

-Ya basta-su tono era neutro

-¿Te molesta?-una sonrisa se dibujó en mis labios

-Una más y....-No terminó su amenaza

-¿Y qué?-el jounin me cargó con agilidad como un costal de papas, yo patalee-SUÉLTAME-

-Será mejor que te calles-decidí hacerle caso, desde ese ángulo tenía una perfecta visión de su trasero-¿Sigues viva?-preguntó a los pocos minutos, yo no me moví, él me recosto en el suelo, y tomo mi pulso.

-¡Ahhhhh!-Grite, el peliplata se sobresaltó, yo estalle en carcajadas.

-No fue gracioso-aún así, podía notar su sonrisa bajo la máscara.

-Si que lo fue-seguí riendo

-Tus bromas nunca dan risa-exclamó.

-¿Entonces por qué sonríes?-pregunté, baje su máscara, para demostrar que debajo se encontraba una sonrisa. Me cautivo como siempre, su tan perfecto rostro.

-Por qué me encanta cuando ríes-inquirio, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, sus ojos me miraban expectante, sabía que mis mejillas estaban Rojas pero no me importó.

-E-esa broma no dio risa-baje la cabeza

-No fue una broma-tomo mi mentón y lo levantó , creí que me besaría, pero no fue así, me ayudó a ponerme de pie y caminamos juntos por un par de horas, le conté algunos chistes malos que me hacían gracias, el escuchaba con atención y sonreía cuando yo me partía de la risa, hasta lagrimas me salieron. Me sentía extraña estando tan cerca del peliplata, extrañaba esta sensación de serenidad que él me transmitía-¿Todo bien?-preguntó cauteloso, yo asentí energéticamente. La noche cayó.-Será mejor que acampemos aquí-saco de su enorme mochila una lona, que puso sobre unas ramas, el refugio era pequeño y débil, dejó las bolsas de dormir debajo de la lona.

-Haré una fogata-Hice posiciones de manos-Jutsu bola de fuego-las ramas encendieron, puse más leña para avivar el fuego, el aire que azotaba me congelaba el rostro y las manos, el clima había cambiado abruptamente, mis dientes castañeaban. Casi podía sentir mis huesos congelados.

-Traje algo de sopa-puso las latas sobre el fuego, nos sentamos alrededor de la fogata, me pasó su brazo por los hombros, y una cobija que nos cubría a ambos, inmediatamente mi calor corporal aumento, pero no gracias al fuego, o a la tibia manta sino por la caricia que hacía el jounin en mi hombro, con su dedo índice formaba ochos, mi piel se erizó, me pegue más a él, descansando mi cabeza en su pecho. El olor a sopa se hizo presente, el peliplata tomó las latas con cuidado para no quemarse y las sirvió en tazas, me dio una junto con una cuchara, comenzamos a comer. La sopa caliente, entibio el interior mi cuerpo, los dientes dejaron de castañearme. Cuando terminamos, Kakashi se levantó-Hora de dormir-exclamó, se metió en su bolsa de dormir. Yo puse más leña al fuego para que no se apagara. Entre a mi bolsa. Estaba fría y por más que trataba de calentarla fue imposible, mi cuerpo volvió a temblar, por un segundo pensé en ir con el peliplata, pero recordé que no le gusta dormir conmigo, sentí como una corriente de aire entró por mi espalda, al voltear vi al jounin entrando en mi apretada bolsa de dormir.

-¿Q-qué?-dije con la voz entrecortada, se acomodó debajo de mi-¿Q-qué h-haces?-el calor que emanaba me reconfortó, me recosté en su pecho,  disfrutando del ritmo de su corazón y de su tranquila respiración.

-Duerme-puso su mano en mi espalda, e hizo una caricia ascendente y descendiente, una y otra vez. Me pego más a él. Por increíble que parezca el frío se esfumó, la tibieza que Kakashi transmitía por su piel era amena.

-Eres caliente-dije sin pensar, soltó una sonora carcajada, mi oído estaba pegado a su pecho, sentí como vibró.

-Me lo han dicho-yo reí por lo bajo, sus musculosos brazos me rodearon, nuestras piernas estaban entrelazadas. Sin esperar nada más de la boca del peliplata me quede dormida en sus brazos, descansando de verdad, con la seguridad que él me transmitía.

El Peor Sensei...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora