10. Oklahoma City

134 19 0
                                    

Llegamos al G.E.L.A. de Oklahoma. La construcción era simplemente... increíble. Era el doble de grande que nuestro G.E.L.A.: contaba con una biblioteca enorme que ocupaba dos pisos enteros; tenían tecnología más avanzada; tenía espacio no solo para uno, sino que para cinco helicópteros en la terraza; contaba con muchísimas más habitaciones de las que teníamos nosotros, las cuales eran más bien destinadas a oficinas para rangos superiores e inferiores. Su sede estaba ubicada en lo último de una gran selva, y se encontraba rodeada por un lago facilitándole así el transporte en Yate o pequeñas balsas.

La única similitud con que contábamos era que el lugar era más o menos igual, ya que era negra y azul, y que ambas contaban con una Sala General de Reunión y con una Sala de Armas, además de una habitación especial para el primero en el mando, también llamado "Primero en Jefe", o simplemente "Líder."

En nuestro G.E.L.A, como bien se sabía, el primero era Aberforth, un hombre lobo convertido como tal hacía ya un tiempo, y que contaba con una sabiduría inconcebible gracias a su experiencia. El G.E.L.A. de Oklahoma, que se encontraba oculto tras un matorral y cuya sede jamás podría ser encontrada por los humanos, estaba liderada no por un hombre lobo, no. Era más bien...

- ¿Qué demonios es él? – dijo con desconfianza Jenna.

A simple vista, parecía un hombre normal: era fornido, morocho de pelo con un suave tostado en su piel. Su barba, que no había sido cortada en meses, era del mismo color que el cabello y le daba un aspecto más varonil. Sus ojos eran de un color negro/marrón intenso. Su cabello era largo por los hombros y estaba enmarañado. Llevaba puesta una camisa un tanto sucia, y unos jeans azules con unas botas negras llenas de barro. Llevaba un hacha en su mano derecha y la hacía reposar en su hombro derecho, para atrás. Darius lo observó con cara de asco, ya que éste último contaba con un fino traje negro con corbata celeste y gris, camisa lisa blanca y zapatos lustrosos negros.

- Lamento mucho que tengan que tengan que verme con estas pintas – nos dijo, sonriendo. – Estaba en el bosque desenmarañando unas plantas que, siguiendo su curso natural, decidieron enroscarse en nuestra entrada secreta "submarina". Ya saben, por debajo del lago. Mi nombre es Kyle Matters. Soy... humano.

- Disculpe, señor – se excusó Darius, sonriendo. – Pero me pareció escuchar que era... ¿humano?

- Efectivamente, señor. Lo soy – un murmullo de desconfianza por parte de los míos hizo que Kyle se alarmara un poco. – Pero esto no significa que deban desconfiar de mí, en absoluto.

- Siento mucho la reacción de mis compañeros. Es que creíamos que las criaturas eran las que solamente podían controlar esta clase de cosas.

- Claro que no – me contestó, ceñudo. – He crecido en una familia de lobos y, como tal, me han enseñado la importancia del cuidado de criaturas.

- ¿Puede contarnos la historia en más detalle, por favor? – dijo Luke.

- Por supuesto. Mi papá es un humano, mi mamá es una mujer lobo. Tengo cinco hermanos: dos son hombres lobos, y mis tres hermanos y yo somos humanos. Mi familia ha sido acosada por años, así que decidí que de grande iba a proteger a los míos.

- ¿Hace cuántos años que tiene este puesto? – preguntó Ashley.

- Hace ya diez años. Lo tomé cuando tenía veinte, ahora tengo treinta años. Espero que no se noten – Sam rió.

- No creo que se noten: tienes algo de lobo en la sangre. Yo tengo 53 y aparento 25 – sonrió.

- Espero contar con la misma suerte – sonrió a la par. – No creo que hayan venido hasta aquí porque querían que nosotros hagamos un tour por la ciudad para que la conozcan – sus colegas rieron.

- Por supuesto que no – contestó Darius, quien había decidido mantenerse a raya desde que éste había confesado ser hombre y no lobo. – Tenemos cierta información acerca de cierta cosa que actualmente está afectando a los ciudadanos no solo de América, sino de todo el mundo – dijo, con tono teatral.

- ¿Qué es? – dijo Kyle ceñudo, cruzándose de brazos.

- Si ven las noticias, seguramente se habrán dado cuenta del asesinato que hubo hace tan sólo unos días.

- Oh, sí. Por supuesto. Disculpen, pero no se han presentado. Ustedes son...

- Harley Lightwood – me apresuré. Darius me fulminó con los ojos. – Él – lo señalé – es Darius Fletcher, segundo en mando. Ella – la señalé – es Ashley Charterouse. Él es Chase Dylan, pero prefiere ser llamado Sam. Él es Luke, y ella es Jenna. Somos todos lobos a excepción de Jenna, que es Elementista. Vinimos desde Sacramento, California para investigar más acerca de lo que está pasando.

- Y me parece genial. Síganme.

Subimos por un ascensor hasta llegar al despacho de Kyle, que quedaba en un cuarto piso.

- Decidí traerlos aquí para hablar más en privado. Ya saben, hay mucha gente allí abajo. Siéntense.

Algunos nos sentamos en un gran sillón. Otros, en sillas acolchadas apartadas. El despacho era exactamente igual al de Aberforth, así que no me pareció nada nuevo.

- Estuve al tanto del asesinato. Y creo saber por qué sucedió – abrimos todos los ojos y lo observamos con detenimiento. – El cambio anormal del tiempo hace que varias criaturas que son controladas por la naturaleza confundan la noche con el día. Esto provoca que éstas aparezcan casi de la nada en lugares concurridos por personas, por humanos. Lo hacen inconscientemente, pero actualmente esto es un caos. Es muy difícil controlar a cada criatura, así que agradezco su iniciativa por ayudarnos.

- ¿O sea que quiere decir que ya no hay control alguno gracias a la lluvia? ¿Qué clase de criatura puede confundir la noche con el día?

- Piensa en los lobos. ¿Se han sentido algo apesadumbrados últimamente? ¿No quieren dormir todo el día? ¿Pueden pasar noches sin pegar un ojo hasta el amanecer?

- Pensé que era normal... quiero decir, ya nos hemos desvelado antes – dije.

- Sólo en luna llena – me dijo con su voz profunda. Antes de seguir, se pasó una mano por su cabello. – Esto no es normal. No sólo pasa con hombres lobo, sino con centauros, sirenas y casi todo tipo de criaturas. Tomen – dijo, y sacó una gran caja de cartón con libros. – Estos libros contienen información acerca de cada criatura en existencia.

- Nos servirá muchísimo, muchas gracias teniente – dijo Sam.

- Una cosa más: creo que debe saber que la criatura deja rastro.

- ¿Cómo así? – me dijo.

- Deja tras de sí una gran mancha viscosa de color negro azabache muy parecida a una cosa podredumbre que ha estado en el sol por siglos – dijo Jenna, arrugando la nariz.

- Gracias por la información, pero no tengo idea de lo que puede ser. Les haré saber si encuentro más información.

- Bien, si ya está todo dicho, nos retiramos. Buenas tardes – dijo Darius, levantándose y dándose la vuelta hacia la puerta. Los demás lo siguieron.

- Harley, espera un momento – me di vuelta. Era Kyle.

- Mándale saludos de mi parte a tus padres – lo miré extrañada, y asentí. Luego, abandoné la sala.

III. Moonlight Shadow: Survive the DarknessWhere stories live. Discover now