▲ 267 ▼ (Primera Parte)

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TRACY

El cielo se cae a pedazos.

Enormes rocas se desprenden impactando con el suelo.

Debo correr y salvar mi vida.

El asfalto bajo mis pies arde lo cual me precipita aún más, sin embargo la tortura es tal que no vale la pena cuánta prisa tenga; el cielo nunca se detendrá: busca destruirme.

Las casas de mi viejo vecindario donde me crié se alzan a mi alrededor. Busco de modo permanente la casa de los abuelos. Tengo que llegar a ellos antes de que una piedra gigantezca los alcance. El abuelo tiene auto, si llego a tiempo los podría sacar de aquí y así salvarnos a los tres.

¿Pero mamá?

Ella seguramente está en nuestra casa de Iconic Valley.

¿Las rocas también cayeron allá?

Sigo corriendo. El corazón me late con fuerza y me resuena en los oídos, sin embargo, esta vez el suelo también se empieza a descomponer en pedacitos de roca diminutos que se deshacen tras mi rastro. Se resquebrajan mientras corro hasta que a mitad de mi paso, no es más que un poco de asfalto cual cae al vacío.

Miro alrededor percatándome de que la destrucción masiva no alcanza ninguna de las casas. ¿Por qué? ¿Por qué ellos se salvan y esto sólo me sucede a mí?

—¡¡AUXILIO!!—pido con desesperación—. ¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!!

Sin embargo, en mi cabeza empieza a resonar una vocecita repitiendo una y otra vez: Ya viene ella. Ya viene ella. Te estaba esperando...

—¡¡NO!!—grito tratando de sacarme esa voz amenazadora de mí pero es inútil—. ¡¡BASTA!!

No obstante mis pies se encuentran con un charco de sangre y me detengo.

Del mismo modo, también se detiene la desintegración del suelo a mis pies y la lluvia de roca.

Todo ha quedado suspendido como si alguien le hubiese dado al botón de PAUSA en el reloj del tiempo.

Miro en dirección al charco de sangre y camino hasta ver dónde concluye: en una de las casa del vecindario. Pero no es cualquier casa...

—¡¡ABUELOS!!—grito exasperada.

Subo los peldaños a torpes trompicones. No me molesto en llamar a la puerta, sólo entro siguiendo el cauce de sangre cual va hasta la parte posterior de la casa. Sigo caminando hasta dar con el ático. Justo bajo tierra... Pero temo que la casa se venga abajo y algo me destroce.

—¡¿Trais?!

—¿Abuelo?

No lo dudo ni un segundo. Abro la portezuela y bajo las escaleras a oscuras en busca de la lamparita que brinde algo de luminosidad a este sitio. La hallo finalmente y desciendo encontrándome con mi objetivo:

Nada.

Sólo un simple balón en el suelo del cual brota la sangre.

¿Qué clase de broma de mal gusto es esta...?

Acto seguido tomo el balón en manos llena de ira por la jugarreta que acaban de hacerme, sin embargo, el objeto revienta en mis manos ensuciándome con sangre que se me mete en la boca, por la nariz, en los oídos y suelto un desgarrador grito.

—Yo creía que eras una persona fidedigna.

Conozco esa voz. Juro que la conozco.

Intento abrir mis ojos divisando apenas algo tras una lagrimosa capa roja sanguinolenta.

BOY TOY #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora