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Jacob.

¿En qué momento aprendieron a atar a una loca, este montón de sociópatas?

Quizá es por la adrenalina del momento pero lo cierto es que se apresuran en apresar a Kylie y ella, responde como cachorro mansito (sabe que esto es lo que le conviene si es que quiere seguir viva). Además, sabe que conmigo está protegida, podría haberla dejado morir antes sin embargo no lo hice.

Tienen que admitirlo: soy algo así como un ángel o un santo sin aureola. Cuando me beatifiquen quisiera un tridente en mi imagen ya que me leí toda la saga de Percy Jackson y bueno, ya saben que su protagonista no es para nada despreciable.

Volviendo a mi realidad fáctica, descubro que los chicos se están por marchar aunque antes se aparece Tracy quien se precipita de golpe con un abrazo colgada de mis hombros.

-¡No me lo termino de creer!-asegura y hunde su rostro en la curva de mi hombro.

La aparto.

No es que no me gusten los abrazos o que sea Mr. Hielo sino que estamos con un loco asesino quien busca incansablemente a estos cinco perros indefensos quienes escapan ahora mismo por un agujero en la pared.

-Ya, ya. Yo tampoco-digo con cierta ironía-. Pero ahora mismo deberían irse antes de que la loca se les desate. No tardaré en alcanzarlos.

-¿Por qué no vienes con nosotros? Es peligroso que te quedes.

-No puedo. Nuestro honorable invitado de allá afuera ha traído un lindo lanzallamas a modo de presente y estoy seguro de que le será grato encontrarme.

-¿Por qué?

-Hay un asunto pendiente. Vete, contigo no creo que sea muy sereno.

-¡Tracy!-el llamado proviene de Theo en el interior del agujero en la pared.

-¿Dónde conduce eso?-me pregunta.

-Yo que sé, la peliverde es quien diseñó o encontró ese bonito escape. Debo admitir que en muchas ocasiones subestimé su nivel de inteligencia.

-Veo que todos se las han ingeniado con su propio modo de escapar de esta casa-asegura-. Cuídate mucho.

Acto seguido me besa en la mejilla y se mete al armario.

Procuro cerrar la puerta del mismo antes de que los delate la demora que mi amiga ha tenido por hacer demás preguntas.

Finalmente me escondo bajo la cama con el rifle apuntando directo a la puerta... Vamos, no quisiera que mi viejo amigo ahora desquiciado me sorprenda perforándome la frente con una bala.

La puerta termina de ser destruida hasta que el mueble es empujado un poco y los pasos de alguien hacen crujir el suelo. Me preocupa ahora que la abertura hace entrar cierta densidad de humo que proviene desde... santísima mierda.

No es mucho lo que distingo pero el loco que acaba de entrar es una versión de Mickey Mouse con un bonito arma en sus manos: la causante del fuego en la Bad House. ¿Dónde quedó el ratoncito agradable y dulce? Oh, aguarda. Los ratones no son ni agradables ni dulces.

-¡¿Dónde demonios están?!-exclama.

Se dirige a la ventana y la abre. Me valgo de que está dándome la espalda para salir de mi escondite y lentamente me pongo de pie con el cañón del rifle apuntando a su cabezota de Disney.

-Hola, Prince.

El sujeto se queda helado y lentamente se gira. De pronto me encuentro con dos ojos enojados, caricaturezcos pero a su vez, lúgubres.

Debo admitir que tienen su gracia, tengo que conseguirme un disfraz de esos para Halloween.

También con el desfigurador de voz, por supuesto.

-¿Tú?-pregunta-. Lindo juguete-afirma en relación al arma cual sostengo.

Mi huésped se quita la cabezota de cotillón junto con el aparatito que le cambia la voz a un tono robotizado y de extraña articulación. En algún momento de mi vida también use de esos, los distribuye Bad Boys.

-Gracias. Un gusto volver a verte, Derek Love.

Él sonríe.

Su cabello ondulado y rojizo queda al descubierto junto con su pálida piel y ojos negro azabache. Su sonrisa se dibuja cargada de malicia... Tal cual siempre sucedió.

Muestra sus dientes de un blanco envidiable.

-¿Me has extrañado, tachitas?-me pregunta el muy hijo de puta.

-Por supuesto, bebé.

El sarcasmo arde en mi tono de voz.

-Tira tu juguete al suelo-le exijo-. No me tiembla demasiado el pulso si te tengo que enterrar una bala en la cabeza.

-¿Por qué me tratas así? Antes eras muy diferente.

Un disparo resuena en toda la casa. Ha sido mío, pasando a escasos centímetros por la cabeza del muchacho.

Derek mira el hueco en la ventana y luego en mi dirección.

-¡Que la tires!-insisto.

Finalmente él la deja caer y se coloca las manos enguantadas tras la cabeza.

-Ya, ya-cede-. Pero prométeme que luego nos iremos de fiesta por el memorable Pink Angelus.

-Vaya, veo que conservas en tu memoria de rata vieja esos momentos.

-Cómo olvidarlos, el Pink Angelus tiene un sitio muy particular en mi corazoncito de rata vieja.

-Era un motel de mala muerte.

-¡Insensible!-exclama con un tono demasiado despreciable para mi gusto.

-Supongo que te llevaste a otro par de idiotas luego de...

Me detengo.

Él alza una ceja.

-¿«De...»?-me desafía.

Los recuerdos se cruzan por mi cabeza como una ráfaga cargada de odio.

-De mí-completo.

-Oh, gracias por admitirlo. Pero mientras estaba contigo, también desfilaron otro par por ese motel y por el Kizz y por el Aquaxxx y el Lov...

-¡Basta!-farfullo.

-Okaaaaaaay, ¡tú empezaste!

-¡¿Derek?!

Esta vez el grito proviene desde afuera y es una chica pero lleva también un desfigurador en la voz.

-¿Rebecca Turner?-le pregunto sin quitarme a su hermanita Audrey de mi cabeza. ¿Realmente estas dos se han distanciado o la peliverde me engañó? Sólo espero que no los conduzca al lugar equivocado...

-Ella misma.

-Mierda-lo pienso durante un momento hasta que termino por convencerme de que la chica no nos sirve-. Salgamos de este lugar de mierda.

-¡¿Derek?!-insiste la chica quien lo busca desde afuera-. ¡La casa se está quemando! ¡¿Dónde estás?!

-¿Y dónde demonios quieres que vamos?-me consulta él a mí-. ¿Saltaremos por la ventana? Oh, cierto: No eres Superman, so no me interesas.

-Tú y yo tenemos exactamente el mismo objetivo. Así que te conviene que no te equivoques del enemigo.

-No, genio. Lo siento pero tú y yo nunca estuvimos en el mismo bando.

-Lo estamos. Ellos mataron a tu madre.

Su gesto se petrifica rectificando mi posición. Lo tengo justo donde lo necesito y prosigo:

-¡Es hora de que paguen lo que hicieron! ¡¿Estás conmigo o no?!

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BOY TOY #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora