Diez

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¿Alguna vez han tenido que pasar por un mal momento? ¿Han sentido como el ruido deja de retumbar en tus oídos? ¿Como todos tus pensamientos se agolpan en tu mente hasta que finalmente no piensas en nada?
Así se sentía Liam. No era capaz de distinguir nada que no fuera dolor y pena.

Estaba desnudo, totalmente expuesto a un alfa que le prometió que se arrepentiria de haberlo desafiado. El alfa tenía razón, Liam ya lamentaba haber tratado de escapar. No consiguió nada más que golpes.

El Omega ya solo rogaba por un milagro divino que lo salvará de esta horrible situación.

—Mhmh, hueles tan bien, Omega.—Sintio la rasposa voz de Jack en su oído, haciéndolo temblar. El castaño retuvo otro sollozo.—Ya quiero sentirte.—Le dijo y Liam sollozo con miedo.

El alfa fue mordiendo bruscamente su cuello y parte de su espalda, haciéndolo sisear del dolor al sentir la asquerosa lengua del hombre pasar sobre sus heridas.

—Por favor, no...—Sollozo removiéndose inútilmente, las manos del alfa lo retenían fuertemente y su débil estado no lo ayudaba mucho.

—Ya cállate estúpido Omega. Serás mío quieras o no.—Dijo gruñendo al oído del chico antes tomarlo fuertemente por la nuca y preparase para penetrar al chico.

Liam comenzó a sollozar fuertemente y trato de pensar en todos los felices momentos de su vida. Sus cumpleaños y navidades, sus días en la escuela, las salidas al cine y al bosque con sus padres, los íntimos momentos con Zayn. Todo lo que alguna vez lo hizo sentir una dicha tan grande en su corazón; todo lo que fuera necesario para bloquear este momento.

Todo pasaba en cámara lenta, el alfa libero su miembro y sonrió viendo al chico temblar del miedo.

—Te gustará y si no, yo lo disfruto por ti.—Le dijo riendo, Liam cerró fuertemente sus ojos y tratado de bloquear todo lo que le rodeaba.

Tal vez fue una coincidencia, un simple milagro o quién sabe que, pero antes de que el alfa pudiera alinear su miembro a la entrada del Omega, un beta de su manada entro abriendo la puerta de golpe.

—¡La manada de Zayn está en nuestro territorio,señor!—Le dijo con la voz jadeante al haber corrido hasta la habitación.

Se quedó mudo y sintió su piel ponerse pálida al ver la escena. Liam, bajo el cuerpo de su alfa a punto de ser brutalmente violado.

—Eres un inútil, todo lo tengo que hacer yo.—Gruño frustrado por haber sido interrumpido, reacomadando su ropa, salió molesto de la habitación.

Liam comenzó a llorar fuertemente, sentía que desgarraria su garganta por tantos sollozos bruscos, pero no lo podía evitar, acaba de ser brutalmente golpeado y salvado de una violación.

Liam se sentó llorando, desatando el amarre del cinturón limpio sus lágrimas, pero era inútil, no dejaban de caer, tomo una manta que estaba a los pies de la cama y se cubrió su desnudo cuerpo. Aún llorando.

En la puerta seguía aquel chico que había salvado a Liam, mirando al pobre Omega desnudo y moribundo en la cama. Cerró silenciosamente la puerta y se retiró.

Tenía que hacer algo para ayudarlo.

[. . .]

Tres días habían transcurrido y no había pista del omega. Tres días de infierno en la manada, tres días donde el alfa Zayn desató su furia. Nadie se atrevía mirarlo a los ojos, hacerlo era como cavar tu propia tumba o eso era lo que decían lo alfas, betas y omegas.

Zayn no había salido de su oficina, el pequeño bar que tenía en un esquina de la habitación, había sido saqueado. El moreno bebió en el recuerdo del omega, de su omega a quien no pudo proteger por su egoísmo.

Su lobo estaba agotado, frustrado por no hacer nada. Las grandes bolsas moradas se habían expandido bajo los ojos opacos del alfa y su rostro estaba demacrado por falta de sueño.

Sólo transcurrieron tres días para que el lobo sintiera el corazón estrujado, muerto por la falta del calor de su omega. Del suave aroma que brotaba por toda la casa, que se deslizaba por sus prendas al ser envuelto por el cuerpo de Liam. Todo se había ido, como el viento.

La mirada del hombre estaba perdida en el techo, tumbado en su silla de cuero negro. La brisa entraba por el ventanal y le envolvía en frío sólido.

La puerta se abrió sin ser tocada, Zayn no hizo movimiento alguno que se viera amenazante para el beta.

—Alfa, el grupo ingresó al territorio de Jack— le afirmó con la voz temblorosa. El miedo podía olerse en el aíre provocando un gruñido por parte del moreno.

—¿Él está aquí?— preguntó Zayn, saltando esperanzado.

El chico bajo la mirada, apenado por no traer al pequeño omega de vuelta. Fallandole a su alfa.

—No, nuestros hombres no tuvieron tanto tiempo para saquear el pueblo. Los alfas de Jack llegaron y una batalla se desató, la mayoría del grupo esta mal herido— el beta hablaba excusando la órden.

Fue suficiente para Zayn, fueron las palabras exactas para que una punzada se clavara en su corazón y su alfa interior se revolcara, aullara con fervor.

—¿Entonces que haces aquí?—Escupió con molestia, el beta quedó confundido y temeroso. Zayn se levantó y miro al chico.

—Yo-o...—Zayn soltó un profundo gruñido y golpeó con su puño la madera del escritorio.

—¡Has vendió a gastar saliva en vano! ¡No me interesa si se desató un batalla!—Gruño y el beta salto en su lugar.—¡Me importa una mierda todo! ¡Las únicas razones por la que volverás a entrar por esa jodida puerta es para decirme si la manada necesita algo y para decirme si mi Omega a vuelto!—Ya nada le importaba. Que todos se enteraran, Liam era su Omega y lo quiere devuelta.—¡¿Quedo claro?!—Los ojos de Zayn brillaban por la tristeza y la furia acumuladas en su corazón.

—Si-i señor.—El beta asintió efusivamente.

—Bien. Ve que todos los que hayan salido heridos en combate reciban la atención necesaria, llama al doctor de la manada.—Le dijo con un tono calmado, el beta asintió mientras sentía su corazón latir a gran velocidad.

—Si, señor.—Zayn volvió a sentarse en su lugar y se quedó mirando a la ventana.—¿Necesita algo más?—El beta se atrevió a preguntar al ver las precarias condiciones en las que se encontraba su alfa.

—A Liam, solo lo necesito a él aquí.—Dijo con su voz tajante y fría. El beta sintió la pena abarcar su interior.

Su alfa sufría por su Omega.

Sin decir nada más, salió silenciosamente de la oficina y cerró la puerta. Dejando solo al alfa.

Y detrás de la madera barnizada, se podía escuchar claramente el doloroso llanto de un alfa que rogaba por tener a su Omega nuevamente junto a él.

Hxrry & Jaz

Zona de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora