Capítulo 8. Obsequios.

Start from the beginning
                                    

Respecto a la ropa, es difícil imaginar quién lo habrá hecho, de hecho es una más de las incógnitas que tengo rondando por mi cabeza el siguiente día y el otro, preguntas sin respuestas que no tengo oportunidad por deshacerme de ella, dado que nunca se me dio la oportunidad de volver a verles ni mucho menos de quedarme a solas con Alise Burrell. Preguntarle a Corman estaría fuera de lugar, así fue una semana.

Una semana en la que solo nos observábamos el uno al otro, podía sentir sus ojos azules y ella al parecer los míos, de vez en cuando coincidían, otras eran por obligación en situaciones que lo requerían, por lo que el único decepcionado era Erick, al ver que sus planes no estaban prosperando.

– si sigues dándole vuelta a un asunto en tu cabeza, es momento de soltarlo, gritarlo o olvidarlo –habló mi compañero de trabajo, cuando entrabamos a la cafetería del edificio– pensar mucho sobreexplota más que todo lo que hacemos día a día, decía mi madre.

Batalle internamente antes de hablar.

– ¿alguna vez has recibido un obsequio de alguien incógnito de este lugar? –en tu primer día de trabajo. Se me olvido agregar.

Me miró y por unos segundos pensó la respuesta.

– una vez para San Valentín recibí chocolate, aunque después de todo me di por enterado de quién fue y el mismo año, en navidad y de la misma persona recibí unas medias –responde sentándose en la mesa con su bandeja– aunque ahora que lo pienso podrían haber tenido su indirecta.

– de seguro te quiso decir "vete a la mierda".

Comenta Alexander, apareciendo detrás de nosotros y tomando asiento frente a mí. A él lo conocí en mi segundo día aquí, según tengo entendido es secretario subdividido en una sesión del edificio. Era rubio, de casi mi misma altura y edad.

– menos mal que Ana, me lo dice directamente –pensó a viva voz, Corman– ¿Por qué lo preguntas? ¿Ya recibiste algo? Pero si apenas llevas trabajando una semana y media, aquí.

– nada de eso...es solo que me obsequiaron un pequeño arañazo en el carro –miento tomando un poco de lasaña de mi plato para llevármela a la boca.

– a mi me paso algo parecido –dijo Alexander robándose nuestra atención– pero resultó que fue el gato de mi vecina.

– pues si quieres arreglarlo y descubrir quien fue... –habla Corman, ignorando lo que el rubio acaba de decir– puedes hablarlo con el guardia encargado de las cámaras de seguridad que hay en todo el edificio.

– ¿Qué? –cuestiona Alexander, dejando caer su cubierto que sostenía en su mano izquierda con un rostro de shock– y yo pensé que estaban desconectadas y de adorno.

– formamos parte de una especie de agencia que respalda cualquier tipo de cosas, información y montón de cosas ¿Por qué lo estarían? –le responde quien esta a mi lado.

– porque hay como seis guardias de seguridad, aparte de ustedes en todo el edificio –señala con los brazos extendido.

– ¿Qué fue lo que hiciste? –pregunto antes de que comiencen a gritarse.

– no es eso –dice mirándome y señalando con ambas manos hacia un lado– no puedo revelarte mis intimidades, pero lo único que cuestionare ahora es ¿crees que le excite ver mi culito?

Solté un bufido para evitar echarme a reír, mucho más cuando el rostro de Corman mostró su lado molesto por lo informado, pero se tranquiliza sin ánimos de seguir con el tema.

– pobre hombre, quizás que no haya visto.

Hablamos sobre el asunto por un rato más o hasta que llegó Lucy, la cual se sentó al lado de Alex, con un pequeño plato de ensalada, de lo que se burló el rubio por lo poco que era y por sus planes de dieta cuando estaba por acabar la temporada de verano, de lo que recibió un golpe por debajo de la mesa por parte de ella.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARWhere stories live. Discover now