Capítulo 9 (Editado)

995 137 93
                                    

—Tienes que hablarme, quiero ayudarte. Por favor.

Abraham la miró y le blanqueó los ojos.

Realmente estaba terminando con la paciencia de la chica.

—Soy capaz de tirarme encima de ti y hacerte hablar.

—Eso no sería ético— respondió el chico.

—A la mierda la ética.

De la nada él sintió un peso sobre sí mismo,  ella estaba sentada en su regazo y lo miraba fijamente :

—Te estoy hablando

Abraham enfureció y eso no era bueno.

De un movimiento se levantó y la acorraló contra la pared, y la miraba directo a los ojos amenazante

—No me retes,  ni me busques que me vas a encontrar.
Tenía sus manos separadas una en su lado izquierdo y otra en el derecho, estaba totalmente acorralada, sin escapatoria.

—¿Y qué me vas a hacer? —respondió retante —¿me vas a matar?

—Puede ser —Pronunció con tono seductor

Se acercó  aún más a ella sintiendo sus cuerpos chocar en conjunto con esa corriente eléctrica que lo invadía.

Cada uno sentía la respiración del otro.

—Anda,  haz lo que tu macabra mente te dice.  Hazlo

Abraham estaba tan cerca de ella,  sentía sus  respiraciones chocar, en esos momentos él  no miraba otra cosa que no fuesen los labios de Leyla.  Fantaseaba con lo que sería probarlos,  ella lo tentaba demasiado,  y por más que lo negara esa mujer provocaba algo raro dentro de él.

—Si no eres cobarde,  hazlo. Demuestra que eres el hombre que dices ser.

—No voy a caer en tus provocaciones

Abraham se estaba resistiendo demasiado, tenía muchas ganas de hacerla suya en esos instantes, pero no lo hizo, se retiró de en frente de ella. Él sabía que solamente era una táctica para saber lo impulsivo que era, y si quería salir de ahí debía controlarse.

Se sentó  en la cama lo más calmado posible,  ella sonrió y se sentó enfrente de Abraham. 

—Bueno,  empecemos —alzó los hombros,  acto que él  ignoró.

En esos momentos no estaba medicado, por lo que su mente era todo un espectáculo, esas voces en su mente habían vuelto con una intensidad increíble, tener esquizofrenia era algo realmente horrible.

No se explicaba el porque tenía que  lidiar con eso eso.

(...)

Ella miraba atenta cada uno de los gestos de Abraham  tratando de adivinar en que pensaba,  pero él  no era precisamente el hombre más transparente del mundo, era imposible predecir cualquier cosa.

—¿Qué piensas? —preguntó Leyla sacando su libreta

—Nada que te importe —respondió él

—Eres imposible de tratar, tu personalidad es horrible.

—Algo había oído —se burló

—No sé ni por donde empezar —rebuscaba entre  papeles en todos lados

Abraham no dijo nada.

—Bien,  ¿hace cuánto que estás aquí?

Él no tenía ganas de hablar, solo rodaba los ojos.

—Necesito que cooperes, por favor.

Suspiró...—Hace seis años —respondió el chico—Bien, ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Leyla

—Cuando la policía me atrapó, decidieron que no estaba apto para una prisión normal, según ellos necesita atención especial— dijo borde.

—Pero ¿Qué te hizo que acabaras aquí?— alzó su vista hacía él.

—Bueno creo que es una pregunta estúpida, sabiendo que estudiaste mi caso.

—Dime— insistió.

—Maté a mi familia, y a unos cuantos.

—¿Te duele recordar a tu familia siendo asesinada a manos tuyas?

Abraham se rió...

—¿Es enserio? Que preguntas más estúpidas, es obvio que no me duele,  cuando lo recuerdo siento satisfacción,  porque eso que llamas "mi familia " no era más que una farsa,  merecían morir.

—¿Ellos te hicieron algún mal?— cuestionó— ayer pude ver algunas cicatrices en tú cuerpo.

—No quiero hablar de ello

—¿Por qué? 

—Porque es mi vida,  y si no me da la gana no te cuento.

—¿Podrías dejar de ser tan apático? —preguntó con enojo

No respondió  solo hizo mala cara...

—Eres tan raro,  aveces me tratas de lo mejor,  y eres amable,  pero otras eres la persona más odiosa del mundo.

—Tú me elegiste ¿No? —blanqueó los ojos y se puso de pie.

—¿Cuándo va a ser el día en que podamos entablar una conversación de psicóloga a paciente? —Preguntó furiosa poniéndose se pie también.

La miró  e ignoró su pregunta.

—Eres un inmaduro,  eso eres.

—Y tú eres una psicóloga demasiado odiosa

—Eres un paciente demasiado terco —se acercó a la  cara de Abraham.

Se miraron...

Leyla estaba muy cerca de Abraham, y él estaba conteniéndose demasiado para no follársela en ese preciso instante.

L@s amo

Sin Conciencia (Abraham Mateo)Where stories live. Discover now