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El instituto estaba vacío, como todos los días a esta hora. Yo era uno de los primeros en llegar, claro el horario de mamá resultaba conveniente al menos para nunca permitirme llegar a detención.

Caminé con pesadez, sabía que el aula estaría vacía, así que no tendría sentido correr hasta allí. Y de hecho estaba en lo cierto nadie aún había entrado al aula. Salí al patio una vez el timbre rezumbó a modo de llamado para brindar el culto patrio.

Las filas estaban perfectamente alineadas, los alumnos erguidos y con la frente en alto, nuestras bocas se movías al son de la pista de fondo.

[...]

—A ver todos abran sus cuadernos en la tarea, espero ver hojas llenas de funciones trigonométricas bien resueltas.

La señorita Córdoba se movía sigilosamente entre las filas, su vista se clavaba en cada uno de nuestros cuadernos—. Al parecer todos hicieron la tarea, incluso Ben —sus ojos se fijaron al fondo del salón sobre su pupitre —. Ahora quiero que vengan al pizarrón, iniciamos contigo, Marcos.

Casi di un salto de mi asiento cuando la escuché pronunciar mi nombre, sin ninguna queja memoricé el ejercicio y caminando hasta el pizarrón empecé a resolverlo.

—Muy bien, Marcos —me felicitó la maestra, quien por unos segundos clavó su vista en la pequeña curita encima de mi nariz —. ¿Qué te sucedió en la nariz? ¿Te peleaste?

—Nada que ver, señorita Córdoba, un simple accidente.

Golpeado por el amor© [APV #2]Where stories live. Discover now