Capítulo 22. "La Coronación"

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Observo mi reflejo en el espejo de cuerpo entero. He adelgazado mucho, mi piel es más pálida y está llena de cicatrices blancas y rosadas. Podrían eliminar todo rastro de las marcas, pero estamos en un momento en el que al Capitolio le interesa más que se vea el daño que la belleza. Mi pelo cae lacio por mis hombros, liso cómo nunca antes lo había tenido. La piel de mi cara está más tirante, tengo sombras bajo los ojos y se crean más sombras con facilidad. De nuevo, podrían disimularlo, pero solo han aplicado brillo a mis labios llenos de heridas y bordeado mis ojos con negro, por lo que resalta mi mirada cansada y más oscura. En mi cuello hay un pequeño colgante con el emblema de Panem, me gustaría arrancármelo. Llevo el brazalete del lirio y el colgante de Jackie entre el cinturón, por lo que no se ve nada. Mi vestido es verde hoja con detalles en negro como el cinturón y una tela de seda superpuesta sobre el verde. La falda se abre en la cintura y cae hasta la parte baja del muslo. Todos los vestidos que he llevado son parecidos. Mis piernas, al igual con cicatrices y unos tacones de sandalia negros, que me hacen más mayor.

-Me encantaría poder taparte las cicatrices y... -Pero Naveen se calla y yo simplemente asiento.

Unos minutos más tarde, estoy en un coche hacia la mansión del Presidente Snow, lo poco que quedó intacto del Antiguo Capitolio. Lo demás fue arrasado por bombas y se tuvo que reconstruir todo con una tecnología extra.

Sly está a mi lado, contándome todo con detalle, pero apenas le escucho. Desdoblo la tarjeta blanca que Suzanne me dio y la abro, viendo las líneas impresas. Hace años que no nos dejan escribir, solo tenemos permiso para imprimir. Creo que temen cualquier levantamiento planeado. Releo una y otra vez el discurso...

-Deanne, ¿me estás escuchando? - Miro a Sly recordando que está a mi lado- Ya veo que no -Suspira-. Deanne, por favor, es important...

-Ya hemos llegado -Interrumpe el conductor con voz fría, cómo si fuera un robot-.

Sly sale antes y extiende su mano para que salga con él. Resume todo lo que me estaba diciendo en unas leves frases. Cuándo escucho las trompetas y, segundos después, el himno de Panem mi estómago da un vuelco. Mi corazón comienza a latir con velocidad, bombeando sangre a todo mi cuerpo, que de repente se ha quedado helado.

-Venga, hazlo bien -Sonríe y me da un pequeño empujón en la parte baja de la espalda, indicándome que suba por las escaleras.

Conforme subo siento mi cuerpo más pesado, haciéndome más duro el trabajo de subir la escaleras. Diviso arriba a dos agentes de la paz esperando a que llegue, seguro que hace años no había agentes por todos lados. Sentado en un gran sillón, observándo lotodo con una sonrisa de autosuficiencia, se encuentra un hombre mayor, de pelo blanco ya escaso, labios carnosos manchados en su interior de la sangre que hay en su copa, la cual descansa en su mano izquierda y unos ojos calculadores, ojos de serpiente. Es un momento lo que tardo en reconocer a aquel hombre viejo, con la cara más arrugada que nunca. Tengo ante mí al Presidente Snow.

Snow se levanta dejando su copa sobre una mesa y me indica con un gesto que me acerque a él.

Siento el fuego del odio en mis entrañas. Ese es el hombre que ha matado a Jacqueline, Chad, Nathan... Merece la muerte o, peor aún, la tortura hasta que desee la muerte. En un pasado me sorprendería de mí misma al tener estos pensamientos, pero ahora mismo soy poco consciente de lo que digo o hago. Soy una marioneta y cualquiera puede coger mis hilos.

Me coloco en frente de él, evaluándolo. Antes llevaba en su bolsillo una rosa blanca, la cual usaba para tapar el olor a veneno. Ésta ha sido sustituida por una rosa negra, la cual parece haber sido reconstruida con las cenizas de todos los distritos arrasados, con los cuerpos de aquellas personas que lucharon por conseguir la libertad y que casi la ganaron. Finalmente, solo han conseguido mayor esclavitud.

Miro abajo del balcón, a toda aquella gente superficial que, a pesar de saber que su presidente ha conseguido el poder con la muerte de otros, siguen adorándolo con sus regalos caros, cómo nuevas casas llenas de lujo, más tecnología que les hace la vida más fácil y la joya de la corona, unos Juegos del Hambre más sangrientos, que dejan a sus Vencedores cómo muñecas de trapo, listos para hacer con ellos lo que quieran porque no pueden hacer nada.

-Buenas noches, señorita Delaney. ¿Cómo está? - Su voz retumba por toda la calle. Me mira esperando una respuesta. > Lo repito en mi mente.

-Nerviosa -Fuerzo una sonrisa, espero que no se haya transformado en una mueca de asco-. ¿Y usted?

-¿Yo? -Suelta una carcajada- Yo estoy genial -Sonríe con malicia-. No esté nerviosa, si no hace nada malo, todo esta noche será per...fecto - Dice lentamente-.

Siento un escalofrío ante su tono de voz y su presencia.

Dos niños vestidos de gris brillante se acercan con un cojín morado oscuro y encima una corona dorada. En realidad, es hermosa, con diamantes y otras piedras preciosas. Cuando Snow la coge, creo que me va a quedar enorme, pero cuando la deja suavemente sobre mi cabeza me está perfecta.

-Los juegos aún no han terminado, señorita Delaney.

LOSS. (FanFic The Hunger Games)Where stories live. Discover now