『Capítulo 12』

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Con todo esto me habia olvidado de mi amigo Jordi. Mi mente le da vueltas a su no confesión, cual no llegó a realizar y para colmo de males de fué dejándome sumamente confundida. Con los aparatos en mano y confundida entro en casa.

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Ya de noche y acostada en mi cama con mi amigo peludo saltando por la cama miro el movil de Jordi curiosa, más aún por que la carcasa sea rosa con líneas celestes.

¿Estaría mal encenderlo? Me pregunto, pero claro. Sería invadir su privacidad, aunque él no lo sabría. Pero eso sería malo, a mi no me gustaría que husmeen mis cosas, pero... Puede que el móvil me de una idea de su confesión. Eso es, si yo le doy una pequeña ojeada podría resolver el enigma que me dejó mi amigo. Después de todo, podría estar pasándole algo y yo como buena amiga tengo que saberlo. Muerdo mis labios y me decido, voy a darle una ojeada, total eso no le hace mal a nadie. No, mejor no. Bueno si. Antes de arrepentirme preciono el botón del menú y la pantalla de ilumina dejándome apreciar una pantalla de bloqueo deslizable, no lo pienso y desbloqueo el móvil. El fondo de pantalla es un chico muy lindo, no lo conozco pero es hermosisimo. Las aplicaciones de escritorio son, agenda, teclado, mensajes, twitter, instangram, Wattpad, notas, snatchap y facebook. No le veo lo raro. Justo en ese momento la pantalla se ilumina dejándome ver la imagen de el chico de la foto agendado como:

AMOR Maxy acompañado de un corazón.

Nerviosa apago el móvil y me llevo las manos a la boca.

No lo puedo creer, mi amigo Jordi es gay. A mi lado aparece mi bola de pelos saltarina y blanca dándome cabezazos para que lo acaricie. Deslizo la mano por su lomo y rasco tras sus orejas recordando lo tan nervioso que estaba hoy cuando planeaba confesarme su orientación sexual. ¿Y si mi amigo está enamorado de mi hermano y eso es lo que quería confesarme? Sebastián no es gay. Sea como sean las cosas me alegro de que mis sentimientos no hallan florecido y no cultivar esperanzas. Jordi es mi amigo y lo quiero tal como es. Dejo de darle vueltas al asunto y me acuesto a dormir, tal y como Marcos hasta ahora.

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El día sabado me levanto a las diez y hago mi rutina diaria, le doy de comer a Towi, me baño, visto, cepillo mis dientes y cabello y bajo a desayunar. Mamá está en la cocina haciendo buñuelos.

─ Hola mamá. ─La saludo. Ella gira la cabeza y me ve sonriente.

─ Hola bebé, te has levantado temprano. ─Me dice, por lo que a la ausencia de compañía supongo que los chicos siguen durmiendo.

─ Si, es que tengo que ir a lo de Yael para el primer informe mensual. ─Le comento. Ella sigue fritando la rica y dulce masa que tanto me gusta. Voy a la heladera y saco la leche que estaba allí. Busco unos vasos y mientras mamá frita yo hago café con leche.

─ Oh, está bien cielo. ─Sonríe.

─ ¿Los hombres? ─Pregunto mientras saco cinco tazas de la alacena.

─ Papá se fué a trabajar y tus hermanos duermen. ─Comenta. Entonces guardo una taza ya que papá no está y procedo a servir el café con leche caliente.─Marcos sigue durmiendo desde que llegó, estaba pendando que tal vez podrian hacer algo los tres juntos como antes. No es fácil superar una relación. ─Sugiere mamá.

─ Si, está bien. ─Asiento convencida. Mamá termina de fritar los buñuelos y los deja en una cesta sobre la mesa. Me dice que valla a despertar a los chicos para desayunar con ella antes de ir a trabajar. Sebastián es de sueño ligero por lo cuál solo con darle una sacudida ya está arriba, pero Marcos es un caso sumamente distinto. Dejo a mi hermano menor cepillandose los dientes y voy a por el mayor. Ingreso a la habitación de Marcos. Está todo a oscuras. Voy hacia la ventana y corro las cortinas dejando que la luz ilumine el cubículo. Mi hermano está dormido boca arriba, sin remera y con jean. Tiene una mano descansando sobre su estómago al que se le nota un pequeño rollito casi inperdectible. Tiene unas pequeñas sombras en el abdomen de lo que amenazan ser abdomimales. Cuando la luz le golpea se lleva el brazo a los ojos y así cubrirse de la claridad. Me hacerco a él y lo sacudo.

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