capitulo 10

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Sorpresas de cumpleaños 1/2.

Pase la noche en la sala de música, necesitaba algo que lograra calmarme algo tan conocido para mí que lo tocara por inercia y Fur Elise de Beethoven era mi mejor opción, aprendí a tocarla para mi madre Elise Van Racov quien podía pasar horas escuchándome tocar sin cansarse, llevaba sin tocarla desde que ella murió pero necesitaba hacerlo, necesitaba recordar que ella estaba muerta mientras ese hombre estaba vivo, entre lagrimas de dolor y odio pasaron las horas, los dedos me dolían por tocar el piano sin descansar pero era poco comparado a como todo me dolía por dentro, gracias a ese hombre y su compañero tuve que ver a mi madre morir, gracias a ellos sufría de trastornos depresivos, gracias a ellos y sus golpes no podría tener hijos, gracias a ellos toda mi familia sufría, las notas sonaban cada vez con más fuerza reflejando mi enfado y logrando calmarme cada vez más, cerré la tapa del piano después de tocar la última nota de claro de luna, opacos rayos de sol se filtraban por la cortina blanca del ventanal informándome que ya estaba amaneciendo, Thomas y Will no se acercaron en toda la noche y se los agradecía, ellos sabían cuando necesitaba mi espacio para respirar, subí las escaleras de caracol hacía mi habitación con una sola decisión en mi cabeza, no volvería a ser vulnerable con nadie, no me volverían a hacer daño, me prometí a mi misma ser fuerte y usar una nueva mascara con el mundo, ocultaría mis miedos e inseguridades ya no necesitaría que me protegieran porque de eso me encargaría yo misma, entre en mi habitación y encontré mi teléfono en la cama cuando lo revise tenía muchas llamadas y mensajes la mayoría eran de Nathan y otras eran de Nina, la llamaría en un rato, tome una ducha rápida dispuesta a salir de casa, me coloque unas medias panty negras que se transparentaban, un vestido fresco color negro con flores blancas estampadas y una chaqueta de cuero negra, me puse unos botines negros hasta el tobillo, me pinte los labios de color carmesí deje mi cabello suelto con ondas y salí de mi habitación con paso seguro.

- Buenos días señorita Mía - me dijo Sonia cuando entre al salón - y feliz cumpleaños! - le regale mi mejor sonrisa

- Gracias Sonia - le dije y seguí mi camino al comedor para tomar el desayuno, en cuanto entre un par de ojos azules y otros café me miraron preocupados, me senté en mi puesto y me serví un café el cual comencé a tomar mientras los veía por sobre la taza - acaso no piensan desearme feliz cumpleaños? - les dije dejando la taza en la mesa y con una amplia sonrisa, ambos levantaron las cejas y abrieron sus ojos como platos, se levantaron de sus asientos rápidamente para darme un abrazo y llenarme de besos.

- Feliz cumpleaños princesa - dijo Will dejándome un beso en la frente.

- Feliz cumpleaños pequeño monstruo - dijo Tom alborotándome el cabello con la mano.

- Oye déjame tonto que hoy me peine - me queje arreglándome el cabello con la mano y haciendo un mohín con la boca, cosa que los hizo reír.

- Si ya nos dimos cuenta de que te peinaste - Will parecía divertido con mi broma - y además te esforzaste mucho en arreglarte, se puede saber a dónde vas tan temprano?

- A casa de Nathan es que ayer quede en ir a una fiesta y le deje embarcado - Tom bufó pero no dijo nada al respecto.

- Bien espero te diviertas - sonreí a Will y le saque la lengua a Tom quien hizo lo mismo - parecen unos niños pequeños - dijo Will sonriendo y negando con la cabeza.

La verdad no había olvidado la conversación de anoche pero decidí no demostrar mis verdaderos sentimientos a las personas y menos a mi familia, así que tome cuatro magdalenas de arándanos de la mesa y las envolví en unas servilletas, me levante les di un beso a cada uno y salí del comedor, cuando llegue al jardín delantero el sol ya estaba brillante y la brisa era deliciosa trayendo el aroma de los árboles y las flores con ella, esa era la ventaja de vivir a las afueras de la ciudad, cerré mis ojos y respire profundo dejando que el aire puro del bosque cercano se filtrara hasta mis pulmones, abrí los ojos y me encamine a la cochera encontrando los autos de los chicos allí, con una sonrisa malévola tome las llaves del Ferrari de Tom me subí al auto y lo encendí escuchando el hermoso sonido del motor, salí de la cochera con la música a todo volumen y cantando a todo pulmón, antes de salir de los terrenos de la casa pude ver por el retrovisor a un Thomas claramente sorprendido y molesto lo cual me hizo soltar una carcajada, eso le recordara a no dejarme esperando en el aeropuerto, con la música a todo volumen y cantando a todo pulmón llegue a casa de Nathan en unos 15 minutos gracias a la velocidad del auto, deje el auto frente de la entrada de su casa, no era tan grande como la mía pero me encantaba el estilo victoriano, sus columnas blancas de madera, las paredes de un gris claro que contrastaban con el blanco y le daban elegancia a la casa, subí las escaleras rápido di un vistazo a las rosas de la mama de Nathan antes de tocar el timbre, respire hondo inflando mis mejillas mientras escuchaba el sonido del timbre y la puerta se abrió.

Para siempre MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora