Capitulo 6

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No quería decirle la verdad a Nathan pero debía hacerlo, es mejor que lo escuche porque se lo dije a él y no al doctor Roberth, me recosté en el diván mientras el doctor buscaba su libreta, mi amigo tenía sus ojos sobre mí, estaba molesto y dolido lo podía notar por su mirada, nunca me pudo ocultar lo que sentía y yo tampoco a él, incluso ahora después de no hablarnos por tres años es lo mismo, el doctor se sentó en la silla junto al diván mientras Nathan estaba sentado justo frente a mí en una de las dos sillas junto al escritorio.

- Pensé que te gustaba ir sola a las terapias o eso es lo que me dijo tu ultimo doctor - dijo el doctor mirándome inquisitivamente por encima de sus gafas - acaso has cambiado de parecer?

- Si - odio tener que contarle todo a un completo extraño, por eso nunca lo hago

- Puedes decirme por qué?

- Es momento

- Antes no lo era?

- No había nadie con quien quisiera venir - Nathan solo me miraba a los ojos

- Por que no con tu familia?

- No creo que a mis hermanos les guste escuchar todo lo que le hicieron a nuestra madre - el doctor se sorprendió al escuchar eso, nunca antes había nombrado a mi madre en ninguna de las terapias y el debía de saberlo

- Puede ser - dijo al fin - hablaras de lo que le paso a tu madre?

- Quizás

- Es tu novio el que te da la confianza de hacerlo? - Nathan miro al doctor y luego a mi

- Si, pero él no es mi novio. él es mi... - amigo? mejor amigo? casi nos besamos en el ascensor y honestamente desde ayer quiero que me bese pero no puedo pensar de esa forma el tiene novia, entonces si Nathan es solo mi amigo? o mejor amigo? rayos no lo sé, teníamos tres años sin vernos, tres años sin querer saber nada de él y ahora lo veo y se me va toda rabia, todo el odio que quise sentir por él y me confunde como siempre lo hizo

- Amigo soy su amigo - le respondió Nathan al doctor sin dejar de mirarme

- Bien pues no suelo dejar entrar acompañantes pero admito que esto es un adelanto en ti Mía y si tu amigo te da la confianza de hablar conmigo entonces hare una excepción - nos miro a los dos y sonrió - Mía tienes problemas para dormir es eso cierto?

- Si

- Puedes decirme por qué?

- No me gusta dormir

- Tienen algo que ver tus pesadillas en esto? - y allí vienen las preguntas de siempre, como van tus sueños Mía? has tenido alguna otra pesadilla últimamente?

- Si - baje la mirada

- Cuando fue la última?

- Ayer por la tarde

- Puedes decirme de que se trato esta vez?

- El día que nos secuestraron - Nathan estaba serio

- Quieres hablarme de ese día?

- No

- Y de tu madre?

- Tampoco

- Mía créeme se que es difícil pero tienes que hablar de esto

- Qué sentido tiene recordar lo que paso? - los recuerdos me atormentaban, la valentía que sentía se había ido, no podía ver a Nathan sin ver lastima en sus ojos - esto es un error - intente levantarme pero Nathan se acerco y me empujo al diván nuevamente

- No momo, se que te duele recordar pero no puedes vivir toda tu vida sin decirle a nadie que fue lo que paso en realidad - estaba molesto, se sentó a un lado del diván y tomo mi mano - debes dejar de tener miedo de contarle a las personas que paso

- Tu amigo tiene razón Mía - el doctor me miraba pacientemente - puedes decirme cuando fue la última vez que dormiste sin tener pesadillas?

- Anoche y la noche antes de venir aquí - dije en un suspiro

- Que hiciste la noche antes de venir para no tener pesadillas?

- Me embriague - Nathan se sorprendió un poco

- Bien y supongo que anoche hiciste lo mismo?

- No

- Que hiciste esta vez?

- Solo me sentía protegida, supongo - mire a Nathan y él me sonrió acariciando mi mano, el doctor nos vio a ambos y anoto algo en su libreta

- Entiendo - sentí calor en mis mejillas - Mía te gustaría decirme otra cosa? por que intentaste suicidarte quizás? - Nathan apretó mi mano y nuevamente el color se fue de su cara

- La primera vez - comencé a decir, podía recordar claramente las dos veces que lo había intentado - fue un día Jueves, tenía dos semanas y media que había despertado del coma y me habían hablado de la muerte de mi madre, nadie nunca supo que vi cuando uno de los dos hombres la apuñalaba solo porque ella no quería que la violaran frente a mi - las lagrimas corrían solas por mis mejillas, ambos me miraban fijamente - todos los recuerdos de esas dos semanas y de todo lo que nos hicieron me atormentaban, incluso aun lo hacen, así que cuando pude caminar sola por el hospital me escabullí en uno de los sitios donde guardaban sus instrumentos y robe un bisturí, no quería sentir más dolor, ni físico ni mental, no quería sentir lástima o escuchar las mismas preguntas de todos, así que tome el bisturí allí mismo y corte mis muñecas lo más profundo que pude, pero una enfermera llego a buscar algo y me encontró inconsciente, después de eso me mantenían sedada y con cámaras en la habitación - Nathan seco mis lagrimas y siguió sosteniendo mi mano, el doctor Roberth dejo sus anotaciones y me miro fijamente preocupado

- Que me dices de la segunda vez Mía? - instintivamente mire a mi amigo, el solo me miraba a los ojos, nunca lo había visto tan serio

- Fue un martes una semana antes de mi cumpleaños, habían pasado tres meses desde que salí del hospital, intentaba ocultar mi depresión lo más posible, o eso pensé porque seguían vigilándome sin que me diera cuenta, ese fue uno de los peores días, así que decidí ir a la casa de mi mejor amigo, me sentía sola incluso con la casa llena y lo necesitaba más que a cualquiera de los que estaban allí - Nathan me miraba con dolor en sus ojos - no lo veía desde el día antes de que me secuestraran, pensaba que estaría en el campamento de música al que sus padres lo enviaban cada año y por eso no había ido a verme, cuando llegue a su casa lo vi por una ventana con una chica, ambos se besaban y reían felices, una chica que trabajaba en su casa me encontró allí y me pregunto si quería pasar, pero yo solo le pregunte cuando el había llegado del campamento y ella me dijo que jamás se había ido, sentí como me rompía en ese momento - Nathan apretaba mi mano más de la cuenta pero no me dolía mas de lo que mis palabras le dolían a él - me fui a mi casa sintiéndome mas sola y deprimida, pensaba que él no me quería mas, vi el frasco de pastillas, era la solución mas estúpida pero la más fácil, todo se me venía encima, nadie sabía de las alucinaciones y la única persona con la que quería hablarlo no quería verme y pues esa era la única opción de ver a la otra persona que siempre estuvo para mi, mi hermano me encontró y me lavaron el estomago para sacar todas las pastillas que había consumido, luego no quería probar bocado y me internaron por depresión, Thomas me dijo que a Nathan le habían dicho que yo no estaba en Paris y por eso el no había ido a verme - mire a mi amigo que lucía muy mal - estaba internada para ese entonces y cuando salí de allí seguí odiándote porque nunca me visitaste, nunca fuiste a rescatarme, lo siento fui una tonta tu no sabias nada - la culpa se reflejaba en su cara, me levante del diván y lo abrace sin que me importara que el doctor nos viera

- Mía creo que avanzaste mucho al hablar de todo esto pero está bien por hoy - se levanto de la silla y solté a Nathan - ya puedes ir a casa y descansar se que recordar esto puede ser difícil nos vemos la próxima semana - el miraba a Nathan - me gustaría que vinieras mañana muchacho, tengo algo que hablar contigo si no te importa

- Claro doctor

- Adiós doctor Roberth - ambos salimos del consultorio en total silencio.


Para siempre MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora